El tiempo durante este puente de San Prudencio (festividad en Álava) parecía que no quería que cogiésemos la autocaravana y nos quedásemos en casa, ya que las previsiones meteorológicas eran bastante cataclísmicas. Una serie de fuertes borrascas y bajas presiones iban a barrer la península de sur a norte en forma de oleadas, no dejando un lugar ni un día sin tregua.
Nosotros no somos de rendirnos fácilmente, así que después de consultar un montón de aplicaciones meteorológicas y analizar bien las previsiones, encontramos un lugar en el cual parecía que el Armagedón no lo había tenido en cuenta, La Mancha, así que allí es hacia donde nos dirigimos.
En un lugar de La Mancha…
29 de abril: Vitoria-Consuegra (512,5km)
Consultamos de nuevo las previsiones antes de salir y el tiempo no era nada claro, así que metimos ropa para todo tipo de climatología.
Con la autocaravana lista para soportar lo que los dioses del tiempo nos quisieran echar, arrancamos más tarde que pronto…si, ya lo decimos sin mucha vergüenza, aunque parece mentira que nos cueste tanto salir, ya que las perrillas siempre nos levantan poco antes que cante el gallo (nota mental: para la próxima, en vez de perros, gallos. Dejan dormir un poco más).
Al ser un lunes y únicamente festivo en Álava, el viaje fue muy tranquilo y, salvo los pequeños aguaceros y golpes de viento puntuales, no hubo ninguna incidencia.
Paramos a comer poco antes de Madrid, ya que siempre se nos atraviesa un poco, pero en esta ocasión lo pasamos con gran facilidad.
A ver, siempre hay algún descerebrado al volante que te hace acordarte de esas palabras feas que de niño tenías que confesarle al párroco de la iglesia, pero para ser los alrededores de Madrid, muy bien.
Llegamos a Consuegra y tiramos directamente hacia el parking del castillo y los molinos (39.453499, -3.61154), ya que habíamos leído que se podía dormir sin problema. Una vez allí, la cantidad de autocaravanas y campers nos lo confirmó.
Aparcamos en el sitio que mejor nos pareció, con la cama hacia atrás y un poco separados del resto de vehículos y salimos a reconocer el terreno.
Como dato, deciros que el aparcamiento no está pavimentado, lo que puede hacer que haya polvo, pero está más o menos nivelado, dispone de baños públicos (en el tiempo que estuvimos estaban cerrados) y zona picnic.
Uno de los objetivos de visitar este sitio, además de conocerlo era la de hacer unos vuelos con el dron DJI Mini 4 Pro, ya que los vuelos con dron están permitidos en esta zona.
El cielo estaba bastante negro, el viento iba subiendo, así que ese día el dron no voló. Únicamente alguna toma con el dron HOVERAir X1, que es muy fácil y rápido de volar.
Reconocida la zona y fichadas las tomas para el día siguiente, bajo una seria amenaza de lluvia volvimos a la autocaravana a descansar.
Irónicamente, junto a nuestro sitio súper bien elegido y súper bien estudiado se nos acampó una pareja que venía en un Peugeot 206 con intención de pasar la noche ahí. Digo acampó porque tenían un despliegue impresionante de sillas, mesa, nevera, bolsas…vamos, ese coche era como el bolso de Mary Popins y para rematar, dormirían ahí dentro. Mi abuela siempre decía: lo que más te persigue es aquello de lo que más huyes y, en nuestro caso, así es.
Si mayores incidencias, cenamos, vimos un capitulillo de “A 2 metros bajo tierra”, la serie a la que estamos enganchados ahora y nos fuimos prontito a la cama, que al día siguiente tocaba reportaje fotográfico y tomas aéreas de los molinos.
30 de abril: Consuegra – Campo de Criptana – Mota del cuervo – Campo de Criptana (114,9km)
Quitando la llegada de alguna autocaravana nocturna, la noche fue bastante tranquila y sin incidentes.
Justo cuando las primeras luces comenzaban a despuntar y bastante antes de que el gallo cantase, nuestras amadas perrillas ya nos pusieron en marcha, lo que nos posibilitó tomar algunas tomas aéreas del castillo y los molinos en esa hora tan mágica.
Desayunamos tranquilamente y subimos nuevamente a hacer algunas fotos y recorrer una última vez la hilera de molinos.
Nos encontrábamos de vuelta ya cuando un buen número de autobuses y coches subían para visitar tanto el castillo como los molinos, es lo que tiene tener unas perrillas tan madrugadoras, que nos regalan amaneceres libres de aglomeraciones.
En lugar de bajar por la carretera por la que habíamos subido, bajamos por el sendero que hay a la derecha del parking y que sube a los molinos campo a través. Vimos que la mayoría de la gente subía y bajaba por ahí, pero la verdad es que no es un camino ni fácil ni cómodo. Además de ser bastante empinado, la tierra y piedras sueltas hacen de ese sendero un pequeño infierno. Nuestra recomendación es que si venís, lo hagáis por la carretera.
Después, aprovechamos para dar un paseo con las perrillas madrugadoras por la parcelaria, aunque tuvimos que atarlas de nuevo, ya que el campo está lleno de conejos, lagartos gigantes y no quisimos añadir ningún drama a lo que había sido una bonita visita.
Como todavía era pronto, bajamos a visitar Consuegra. La plaza es bastante chula, con su arco, campanario, al igual que la iglesia que hay con una cúpula curiosa (cuando la veáis, sabréis exactamente a cuál nos referimos). El resto, pues sin más, digamos que a Consuegra se va a ver los molinos y el castillo.
Después de comer pusimos rumbo a nuestro siguiente destino, Campo de Criptana, más concretamente al campo de molinos que corona la localidad.
Como consejo deciros que no hagáis caso al GPS sino que sigáis las indicaciones hacia el parking de los molinos que marcan las señalizaciones. De esta manera evitaréis el disgusto de quedaros atascados en alguna callejuela.
Llegamos al parking que se encuentra frente a los mismísimos molinos (39.410992, -3.122953), en el que había unas cuantas autocaravanas y campers ya apostadas.
El parking, al igual que el anterior era de tierra y sin ningún tipo de servicio, salvo unos bares-restaurantes que hay frente al amplio campo de molinos.
Paseamos por la zona, visitamos los molinos, pero lo que más nos sorprendió fue los sucio que estaba todo. Había plásticos, cristales, cleanex y cacas…muchísimas cacas.
En un despiste, una de nuestras madrugadoras perrillas tuvo a bien revolcarse en una caca bien fresca y olorosa, lo que nos obligó a poner en marcha el protocolo que tenemos para estas ocasiones, es decir, gritos, mala leche y tratar de limpiar el desastre lo más rápidamente posible.
Que un perro haga eso de normal ya es malo, pero cuando estás en una autocaravana, el drama se multiplica. Menos mal que únicamente se había manchado el collar, en el cual había buenos trozos de la caca en cuestión.
Frotamos el cuello de la perra con toallitas de esas de bebé hasta que le cambiamos de color el pelo y lavamos el collar con varios decilitros de detergente. Aún así, el olor a caca no terminaba de irse…la muy jodida tuvo que revolcarse en la mierda más chunga de todo el parque.
Al final, entre que era todavía bastante pronto, el tiempo estaba bastante chunguillo, con rachas de viento de 65km/h, la porquería que había en la zona y la mala leche del embadurnado, hizo que levantásemos anclas y fuéramos a nuestro siguiente destino, Mota del Cuervo.
La anécdota positiva del día ocurrió poco antes de llegar a nuestro destino, cuando una pareja de la Guardia Civil nos paró para pedirnos la documentación. Resulta que el agente que nos atendió también es autocaravanista y nos dio un montón de consejos y lugares en Mota del Cuervo para pasar la noche, hacer compras, etc… (Si por un casual estás leyendo este artículo, te mandamos un saludo).
Llegamos al parking de los molinos y, al igual que en Campo de Criptana, puedes aparcar justo frente a ellos (39.505793, -2.862570). El parking está asfaltado, no hay servicios, aunque cerca hay una zona de barbacoa con columpios y otro parking de tierra.
Bajo intensas rachas de viento, salimos a pasear por los molinos y nos agradó ver que esta zona sí que estaba limpia y no parecía un vertedero, como la anterior.
Estuvimos valorando si quedarnos allí o marcharnos, ya que no había ni una sola autocaravana ni camper y para colmo, subieron y se dieron la vuelta unos chavales en un M3 negro, con una conducción bastante agresiva, reggaetón a tope y unas pintas un poco…dudosas.
Según se iba acercando el crepúsculo, cantidad de coches fueron subiendo para disfrutar del atardecer, pero autocaravanas…ni una.
A ver, no nos gustan las aglomeraciones, pero dormir solos, en una zona desconocida y con la mosca detrás de la oreja, tampoco es que nos guste demasiado.
1 de mayo: Campo de Criptana – El Toboso – Belmonte – Ciudad Encantada (189,8km)
Si os fijáis en los pueblos que hicimos ayer, habréis deducido que al final acabamos durmiendo en Campo de Criptana.
A lo largo de la tarde del día anterior hubo gente subiendo y bajando continuamente. Unos a ver el atardecer, otros a sacar a los perros y otros simplemente, subían, hacían un trompo con el coche y se volvían.
Al de un rato vimos que llegaba otra autocaravana y aparcaba en la zona de hierba, bajo los árboles. La verdad es que pasaba bastante desapercibida y apartada de la zona de parking principal. El problema es que daban bastantes lluvias para esa noche y a mi me daba un poco de miedo meternos en zona verde de tierra arcillosa con las ruedas de verano. De todas formas, la cosa se había quedado tranquila, así que nos quedamos en el mismo sitio donde habíamos aparcado al principio.
Acabamos de cenar y nos disponíamos a ver el último capítulo de “A dos metros bajo tierra” cuando la cosa se puso rara y ocurrió lo que más tememos de dormir en zonas no controladas. Empezaron a subir coches con el reguetón a tope, haciendo trompos y pegando voces. Los coches subían, montaban un jaleo rápido y se volvían a bajar.
Evidentemente allí no nos íbamos a quedar, aunque tampoco sabíamos a donde ir. Valoramos meternos en donde estaba la otra autocaravana, pero el miedo a quedarnos atrapados en el barrizal o chocar contra alguna rama, hizo que descartáramos la idea. Arrancamos y fuimos a echar un vistazo al parking de tierra que hay un poco más al fondo, pero al ser un picadero perfecto, había coches.
Valoramos ir a lo que sería nuestro destino para el día siguiente, El Toboso, pero era muy tarde como para ir a una zona desconocida, así que al final volvimos al aparcamiento de Campo de Criptana, ya que al menos conocíamos la zona.
Dicho y hecho, pusimos coordenadas en el TomTom Camper Go y en media hora estábamos durmiendo junto a otras 10 autocaravanas en el parking frente a los molinos.
Quitando las rachas de viento y las trombas de agua, la noche fue muy tranquila, así que nos levantamos descansados y con el susto de la noche anterior pasado.
Al sacar a las perrillas, nuevamente me dio una pena tremenda ver lo sucio que está todo aquello. Cristales, cleanex, bolsas de plástico…duele ver una zona tan bonita, parte del patrimonio, convertida en un vertedero.
El viento seguía soplando, así que descartamos la idea de hacer unas tomas aéreas de los molinos. Estábamos preparándonos para salir cuando empezaron a llegar un montón de coches al parking. Resulta que se organizaba una carrera de trail-Running por allí.
Vimos como la gente se preparaba y cuando se inició la prueba, la cosa se quedó nuevamente tranquila, momento que aprovechamos para poner rumbo a nuestro destino, El Toboso.
Primeramente fuimos al área servicios gratuita que hay a las afueras del pueblo (39.513296, -2.9900225). Menos mal que al final no fuimos a dormir allí, ya que la zona habilitada para aparcar es una especie de escombrera de tierra junto a los servicios de autocaravana. También hay un pinar, donde había una furgo, pero una autocaravana creo que lo tendría difícil para no llevarse todas las ramas.
Vaciamos químico y grises, cargamos aguas y aparcamos al principio de la calle, justo donde está la señal que indica el área de autocaravanas.
Con los deberes hechos, salimos a recorrer la famosa localidad donde vivía la supuesta amada de Don Quijote, Dulcinea del Toboso.
Nos acercamos a la plaza mayor, donde está la iglesia de San Antonio Abad, considerada “La Catedral de la Mancha” y una estatua de hierro de Don Quijote cortejando a Dulcinea.
Recorrimos el pueblo, llegamos a lo que se suponía era la cada donde vivió Dulcinea, visitamos los jardines del Convento de las Trinitarias y vimos algunos de los muchos pozos monumentales del S. XVI que hay esparcidos por las calles, como el de Gascona.
No tardamos mucho en recorrer el pueblo así que arrancamos la autocaravana y nos dirigimos al Castillo de Belmonte. En el parking se puede dormir (39.557735, -2.695000), aunque los sitios medio nivelados se cuentan con los dedos de una mano. Como nosotros únicamente íbamos ha hacer “la visita del médico”, es decir, llegar, echar un vistazo, comer y marchar, nos aparcamos en el apartadero que hay en la entrada del parking, frente a la barrera.
Nos acercamos al castillo, pero ya era la hora de cierre, así que no entramos. El precio es de 11€/persona+5€ extra si quieres visitar la mayor exposición del Europa de máquinas medievales de asedio. No se permite la entrada con perros.
Antes de volver a la autocaravana a comer, dimos una vuelta por los alrededores del castillo. Al igual que en la mayoría de lugares que hemos ido viendo, la zona verde era un auténtico vertedero de papeles, cacas y cristales, sobre todo cristales…
Después de comer, arrancamos para poner rumbo al siguiente destino y justo al bajar desde el castillo vimos un molino, el molino de Belmonte. Como se estaba formando tormenta, la luz era increíble así que nos paramos en un pequeño trozo de tierra frente a él e hicimos algunas fotos.
Seguimos camino pero esta vez hicimos un cambio de tercio total, poniendo rumbo a la Serranía de Cuenca, más concretamente a la Ciudad Encantada. Ya teníamos ganas de naturaleza y rutas de senderismo.
Unos cuantos aguaceros después llegamos a nuestro destino. Se encuentra en lo alto de un puerto de montaña, con buen firme y carriles anchos. Una vez arriba, te encuentras un amplio parking donde se permite la pernocta sin problemas. De hecho, el parking está dividido en zona coches, zona campers y zona autocaravanas …un lujo (40.206523, -2.004423).
La Cuidad Encantada es un paraje natural donde el agua y la erosión han esculpido curiosas formas en la roca caliza, dándole un aspecto peculiar.
La entrada al parque cuesta 10€ la visita guiada, 6€/adultos y 5€/reducida (niños, pensionistas, familias numerosas y familias monoparentales o especiales).
Después de merodear por la zona, volvimos a la autocaravana a descansar un poco ya que llover no llovía, pero la temperatura rondaba los 6ºC.
La anécdota del día (sí, cada día hay alguna…jaja) es que había un ciervo frente a la zona de taquillas muy acostumbrado a la gente, demasiado, ya que el miedo a los humanos es el principal mecanismo de supervivencia de los animales y perderlo no es bueno para ellos.
2 de mayo: Ciudad Encantada – Tragacete – Vega del Codorno (57,5km)
La noche en el parking de la Ciudad Encantada fue muy tranquila, como se nota el cambio de escenario. Pasar de zonas cercanas a poblaciones a un puerto de montaña, cambia completamente el público que lo frecuenta.
Dormimos bastante bien, por no hablar de lo fácil que fue sacar a las perrillas por allí. Al ser todo bosque y espacio natural, además de accesibilidad, da limpieza. Poder pasear por un entorno libre de vidrios es un lujo.
La mañana fue muy fresca, bueno, como que durante la noche nevó, no cuajó, pero nevó.
Nos ataviamos con bastante ropa y nos acercamos a las 10:00 en punto a la taquilla. En un principio íbamos a hacer la visita por libre (6€/persona), pero al final nos animamos a la visita guiada (10€), lo que fue todo un acierto.
Adrián, nuestro guía, es un chaval muy majetón que, además de darnos datos de muchísimo interés y que de otra forma nos los hubiéramos perdido, dinamizó mucho la visita. No es que fuéramos un grupo que se lo pusiéramos fácil, pero los 5ºC que había tampoco es que nos animara mucho a participar…jajaja.
La visita guiada duró algo más de una hora y nos gustó mucho, si vais, os la recomendamos.
Nos gustó tanto el sitio que dimos una segunda vuelta por nuestra cuenta, solo que esta vez entramos en zonas fuera del circuito propuesto.
Como dato curioso y cinéfilo, junto a estas formaciones se rodó la parte de la bruja de la película Conan El Bárbaro. En cuanto llegamos a casa, nos pusimos a verla para descubrir en qué formaciones se había rodado…somos unos frikis, ja ja ja….
Finalizada la visita a esa maravilla de la naturaleza y antes de irnos a comer, hicimos la ruta hasta el mirador de Uña, que se encuentra a 1,5km del parking y que ofrece unas bonitas vistas del Parque Natural de la Serranía de Cuenca, desde el fondo del valle del Río Júcar a su paso por la localidad de Uña y los farallones dolomíticos que conforman la separación entre los valles y cañones.
Una vez en la autocaravana, comimos y recogimos todo para poner rumbo a nuestro siguiente destino Tragacete.
En poco más de media hora llegamos al parking del pueblo de Tragacete, donde por cierto se puede pernoctar sin problemas (40.351578, -1.850363). Se trata de una zona asfaltada, bien nivelada y junto a un parque cerrado.
Os preguntaréis la razón de porqué fuimos a Tragacete, bueno, pues de ahí sale una ruta de casi 6km hasta el nacedero del río Jucar, aunque si no os apetece pegaros mucha caminata, podéis hacer lo que hicimos nosotros, andar únicamente 2,5kms y visitar la impresionante Cascada del Molino de La Chorrera.
Dos tercios del recorrido se hacen por una carretera local, casi sin tráfico y el último medio kilómetro se hace ya por una senda bastante entretenida de monte.
El camino es estrecho, ligeramente empinado y está totalmente balizado por una valla de madera. La cascada no tiene pérdida ya que está al final del camino.
Hemos de reconocer que nos sorprendió bastante. Las recientes lluvias nos regalaron la vista de una caudalosa cascada, la cual podías hasta tocar con la mano.
Aunque era tentador, no nos demoramos demasiado ya que ese no iba a ser nuestro último destino, sino el área de autocaravanas de Vega del Codormo, un área muy cercana a nuestro destino siguiente, el Nacimiento del Río Cuervo.
Al ser algo tarde, nos daba miedo no encontrar sitio así que, sin prisa, pero sin pausa nos pusimos en marcha y en poco más de un cuarto de hora ya estábamos en nuestro destino final.
El área de autocaravanas de Vega del Codormo está junto al colegio público, está bien nivelado y cuenta con 6 plazas bien amplias y niveladas (40.429422, -1.925687). El aparcamiento está limitado a 48h, está prohibido sacar mesas, sillas o nivelar la autocaravana y hay un poste servicios para carga y descarga de aguas que funciona con una ficha que cuesta 3€ y se puede conseguir a 300 metros de allí, concretamente en el bar El Rincón y en el bar La Cueva.
Como ya era tarde, poco más que contar sobre ese día, ducharnos, descansar un poco, cenar y a la piltra.
3 de mayo: Vega del Codormo – Nacimiento del río Cuervo – Gasteiz (422km)
Durante la noche la temperatura bajó bastante, por debajo de 0ºC así que, por la mañana, cuando saqué a las perruchis, la hierba estaba helada.
Desayunamos, recogimos y arrancamos al último de nuestros destinos programados en esta aventura por tierras de Castilla, el Nacimiento del Río Cuervo.
En cuestión de 10 minutos ya estábamos en el aparcamiento habilitado para la visita (40.427429, -1.895448). Al ser Parque Natural la pernocta está prohibida, pero por la cantidad de autocaravanas y campers que había allí, parece que más de uno y una no quiso hacer caso a dicha prohibición.
Eran las 09:30am y hacía fresquillo, así que nos preparamos bien e iniciamos la ruta.
El camino está totalmente adaptado mediante una pasarela de madera, bien nivelada, sin baches y con opciones de rampa o escaleras.
En cosa de 5 minutos llegas a las cascadas que han hecho famoso ese sitio. La verdad es que esas pozas de color turquesa y una caudalosa cascada escalonada, bien merecen la visita.
Como era pronto y el sitio era bonito, nos animamos a subir hasta el nacedero.
El camino está bien marcado, pero a partir de ahí ya no está adaptado por lo que, si queréis evitar algún susto con el barro o las rocas mojadas, el calzado de trekking está más que recomendado.
Vimos el punto en el que el agua sale de debajo de la tierra, el mirador y volvimos haciendo la ruta circular que es un poquito más larga la cual termina en el parking del inicio.
Como era pronto todavía y la ruta nos había sabido a poco, decidimos volver a la cascada para verla de nuevo, pero con algo de mejor luz.
Era cerca del mediodía y la película ya era totalmente distinta. Una cantidad ingente de turistas peregrinábamos hacia la cascada. Menos mal que con nuestro horario francés, habíamos podido disfrutar del recorrido y las vistas casi en solitario.
De vuelta en la autocaravana estuvimos valorando el añadir un día más a nuestro viaje y ver Albarracín, ya que estaba relativamente cerca y habíamos oído que era bastante bonito, pero una masa de gente y coches entrando en el parking en el que estábamos nos sirvió como golpe de realidad respecto a lo que podríamos encontrarnos en cualquier sitio destacable al que quisiéramos visitar, así que nos ceñimos al plan establecido y pusimos rumbo a casa.
Paramos a comer en el mirador de Molina de Aragón, con las vistas del curioso castillo de origen árabe que corona el pueblo y con estas vistas, dimos por concluida nuestra incursión por Castilla la Mancha.
Conclusión final
Antes de escribir nuestra conclusión sobre esta escapada, quisiera que entendáis que nosotros somos personas más habituadas a los entornos naturales de montaña que a los más cercanos a poblaciones, por lo que eso condiciona mucho nuestra percepción de los sitios que visitamos.
Está claro que, por nuestras características, las localidades que visitamos en este viaje no son nuestra primera ni segunda opción, pero debido al mal tiempo que iba a barrer la península y parte de Europa, fueron la única opción viable para una escapada de 5 días.
Debido a nuestra reciente afición al vuelo de drones, habíamos visto imágenes muy interesantes de los molinos y castillos de la Mancha, que es lo que nos animó a este viaje y, realmente merece la pena visitarlos. La pena es lo poco cuidado que está el entorno de lo que está considerado patrimonio e identidad de un país.
Algo tan significativo, importante y representativo como son los molinos de Don Quijote, en nuestra opinión, deberían estar un poco más cuidados y no encontrarte tanta basura alrededor, sobre todo cristales, de botella de litro de cerveza más concretamente.
Tal y como hemos leído en muchos post y comentarios de turistas extranjeros, sobre todo franceses, todavía hay mucho que aprender y mejorar, sobre todo la conciencia de la necesidad de cuidar de nuestro entorno y patrimonio.
Como contrapunto, disfrutamos mucho de las visitas a las cascadas y a la Ciudad Encantada, zona a la que vimos con mucho más potencial para pasar unos días y disfrutar de un entorno bastante más cuidado.
Es cierto que, pese a haber estado bastante reticentes a viajar en autocaravana por la península Ibérica, por diversas circunstancias estamos encontrando lugares muy interesantes para visitar. Tal vez se queden un poco cortos como para dedicarles demasiado tiempo, pero para una escapada de unos días son ideales.
En el caso de la Mancha, en nuestra opinión, se trata de un lugar ideal para enlazarlo con alguna otra zona o incluso como una parada de paso yendo hacia otro destino, ya que como os hemos expuesto a lo largo de este artículo, a la zona de la Mancha, lo que se viene a ver son molinos…
Bibliografía
Gastos
- Gasolina: 155,57€
- Peajes: 12,55€
- Ciudad Encantada: 20€
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