Las Merindades es una enorme comarca situada la norte de Burgos que integra a más de 360 pueblos. Pese a englobar un completo catálogo de arte románico y naturaleza, siempre ha sido un territorio bastante desconocido hasta que, con la pandemia surgió la necesidad de buscar localizaciones interesantes dentro de nuestras fronteras y poco masificadas.
Movidos por la curiosidad y aprovechando que este año hemos podido salir de vacaciones con nuestra autocaravana durante la semana de Pascua, hemos ido a comprobar en primera persona si realmente Las Merindades son realmente esa joya escondida de la que tanto habla la gente.
2 de abril: Vitoria – Tobera – Frías (87km)
Después de una Semana Santa muy lluviosa, aprovechando que este año disponíamos de la Semana de Pascua, de manera bastante improvisada pusimos rumbo a las famosas Merindades burgalesas.
Nuestro primer destino fue la famosa ciudad medieval de Frías, pero primeramente hicimos una parada en Tobera y así poder visitar la Ermita de Santa María de la Hoz, una auténtica joya del románico.
Para ser un día de entre semana de un periodo no festivo, el parking estaba bastante lleno (42.748589, -3.306546). Lo bueno es que la mayoría de la gente para únicamente para hacerse la típica foto desde el puentecito con la ermita de fondo, así que aparcamos fácilmente.
Nuestra idea era la de comer allí mismo, pero ya os adelanto que el parking está muy, pero que muy inclinado, así que hacer vida en la autocaravana no es que sea muy factible.
Tanto la ermita de Sta. María de la Hoz como la del Humilladero del Santísimo Cristo de los Remedios están situadas bajo el abrigo que les ofrece una bóveda de piedra natural.
Hay que reconocer que, pese a ser un sitio pequeño es muy fotogénico, así que merece la pena parar y echar unas fotos.
Al ser una visita que se hace tan rápido, decidimos seguir el estrecho camino que han preparado como ruta del agua y visitar las famosas cascadas de Tobera.
La primera se aprecia bien una vez has bajado por el caminito y llegado al pueblo de Tobera, siguiendo las marcas de la ruta, llegas a la segunda cascada hasta la que se puede llegar casi a tocar, impresiona el sonido del agua y lo grande que es. Parece ser que hay una tercera cascada, al otro lado del puente, famosa por poder pasar por detrás de ella pero comentó un lugareño se encontraba cerrada, así que volvimos a la autocaravana.
Nuestra idea era la de acercarnos al Área de Autocaravanas de Frías (42.760122, -3.296447), pero al llegar allí, resulta que estaba en obras de reacondicionamiento y ampliación, por lo que volvimos al pueblo de Tobera a un parking que habíamos fichado durante el paseo (42.750516, -3.305255) para comer y ver una alternativa de pernocta.
Se trata de una plaza circular, asfaltada y bien nivelada que da servicio de aparcamiento a los chalets que lo circundan. No había ninguna señal de prohibición de autocaravanas, así que ahí nos apostamos para comer.
Al no poder hacer uso del Área de Autocaravanas de Frías (42.760122, -3.296447) y tratarse de un día entre semana, apostamos por el parking que hay bajo el castillo de Frías (42.762781, -3.295784).
El parking es relativamente amplio, bien nivelado, iluminado y comparte espacio con los aparcamientos de autobuses, por lo que no es un mal plan B. Además, tampoco vimos ningún cartel prohibiendo la pernocta aunque en la aplicación de Parking4night avisaba de que era un parking de día, pero sin el área entendimos y entre semana, entendimos que el ayuntamiento haría la vista gorda.
Aposentados y con el ancla echada, salimos a visitar Frías y nos dejó realmente impresionados. Las calles empedradas, sus plazas, jardines, iglesia y castillo medieval lo hacen un lugar que realmente hay que visitar. Además, su posición abalconada ofrece unas vistas del valle preciosas.
El día había salido nublado y amenazaba lluvia pero decidimos visitar el pueblo. Media hora después, sin haber terminado la visita, se levantó un vendaval muy desagradable y se puso a llover, así que no nos quedó más remedio que meternos a la autocaravana y esperar al día siguiente para visitar lo que faltaba. Cenamos y nos fuimos pronto a dormir, ya que con los años de autocaravanistas hemos comprobado que el horario francés es el mejor para poder visitar los sitios con poca gente.
3 de abril: Frías – Pedrosa de Tobalina – Monasterio de Santa María de Rioseco – Puentedey (82km)
Pese a que nos juntamos un buen número de autocaravanas y campers, la noche fue muy tranquila y plácida, obteniendo un buen descanso.
Con las pilas bien cargadas y con una mañana preciosa, agarramos a las perrillas y volvimos a visitar los mismos lugares que habíamos visto el día anterior, pero con más energía y bastante mejor luz para hacer vídeos y fotos.
Visitamos el Castillo de Frías, las casas colgantes, la iglesia de San Vicente y alargamos el paseo hasta el famoso puente medieval de Frías y volvimos dando un rodeo alrededor del cerro de la Muela, elevación sobre la que se encuentra aposentada esta población, catalogada como Uno de los Pueblos más Bonitos de España.
La verdad es que da mucha alegría comenzar un viaje en el que la primera visita supera tus expectativas.
Con el ánimo bastante alto, salimos en busca del tercer destino de nuestra hoja de ruta, las cascadas de Pedrosa de Tobalina.
Pese a ser un destino bastante visitado, no hay un parking como tal y se aparca en linea a ambos lados de la carretera a lo largo del pueblo.
Al no haber demasiada gente, dejamos la autocaravana relativamente cerca de las cascadas (42.849204, -3.334794) por lo que no hubo que andar demasiado.
Para que las perrillas descargaran un poco de energía, primeramente paseamos con ellas por la rivera que hay en la parte alta de las cascadas y después ya bajamos a la «zona interesante».
Al acercarnos a las cascadas, tuvimos la sensación de que se abría frente a nosotros un paraje realmente exótico. Varias cascadas muy caudalosas, rompiendo sobre una laguna de aguas turquesas hacen de ese lugar, un rincón único y mágico…hasta que llegó «la familia».
A ver, para este viaje nos habíamos propuesto tener una actitud Zen pero esa familia nos lo puso bastante difícil. Llegaron abuelos padres, hijos y lo que suponemos que era la tía.
Entraron pegando voces, los críos tirando piedras a todo charco, pozo o lugar con agua y, mientras unos se sacaban millones de selfies en un lado, otros hacían el Tarzán en el otro, no dejando ni un remanso de paz en ese paraíso.
Lo peor era que cuando encontrabas un hueco para tratar de hacer una foto o toma de vídeo, la que suponemos que era la tía, debía ser influencer en potencia, porque perdía el culo por ponerse delante nuestro a hacerse fotos, vídeos y luego contemplarlas sin ninguna prisa.
Diréis, que somos unos tiquismiquis y fue casualidad, pues os diré que, ante la imposibilidad de hacer una foto sin esa mujer por el medio, cambiamos de escenario y salió corriendo para ponerse de nuevo delante nuestro y seguir formando parte de nuestro reportaje (la podéis ver en el vídeo, en la toma que hicimos con nuestro nuevo dron, el HOVERair X1)…ay, Señor, dame paciencia que si me das fuerzas…los mato, ja ja ja…
Resignados por el precio que hay que pagar por visitar lugares conocidos, hicimos las fotos que pudimos y volvimos a la autocaravana a comer y, como no, reírnos un poco de la situación que habíamos vivido con esa familia.
Con la tripa llena y en hora francesa, es decir, cuando todo el mundo está comiendo, nos acercamos a visitar las ruinas del monasterio de Santa María de Rioseco.
Conocíamos la existencia de este monasterio gracias al programa de Jesús Calleja, Volando Voy, donde ayudaron a restaurar el jardín renacentista, el cual tuvimos la oportunidad de visitar.
Pese a ser un lugar muy visitado, no dispone de aparcamiento como tal, así que aparcamos en uno de los escasos apartaderos que hay junto a la carretera (42.892822, -3.632442) y después de una pequeña caminata cuesta arriba, llegamos al lugar en cuestión.
Merodeamos por los alrededores del monasterio y, bueno, sin más, pero cuando entramos dentro…buah, la cosa cambió por completo.
Parecía que estábamos en el escenario de una película; el interior de la iglesia a medio restaurar, al igual que toda la parte del claustro, con sus arcos góticos, paredes a medio levantar…impresionante la visita.
Además de fotos y vídeo, comprobamos en la aplicación de ENAIRE drones que el vuelo está permitido en esa zona y aprovechamos para sacar algunas tomas muy interesantes con nuestro nuevo compañero de viaje: el dron autónomo HOVERAir X1
Sinceramente, la visita nos gustó muchísimo además, casi sin gente por lo que la disfrutamos bastante más.
La entrada es gratuita, por lo que al salir echamos algo de «limosna», la cual se utiliza para la restauración de esa maravilla de sitio. En temporada alta se pueden contratar visitas guiadas que tienen pinta de ser muy interesantes.
Es una pena que se haya dejado morir de esa manera el monasterio ya que ha se ha perdido mucho de su contenido (robaron todo lo que pudieron y lo demás se ha ido cayendo con el paso del tiempo) pero por otro lado, tiene un aire mágico merodear por sus ruinas e imaginar la vida de los monjes que lo habitaron en tiempos antiguos. Es de agradecer a los voluntarios de la zona que han decidido recuperar el lugar, así debería ser con todo el patrimonio histórico.
Bastante contentos con la experiencia por Las Merindades hasta el momento, pusimos rumbo a uno de los grandes destinos de este viaje Puentedey, un pueblo medieval apostado sobre un enorme arco de piedra natural, atravesado por el río Nela.
Cuando pasas el puente que lleva al Área de pernocta gratuita y sin servicios (42.978401, -3.683533) entiendes la razón de por qué ha sido catalogado como uno de Los Pueblos más Bonitos de España. Ver un pueblo encima de semejante bóveda, le da un aspecto realmente mágico. Eso sí, la magia se acabó en cuanto llegamos al área. Un escalón prominente, generado por un enorme pozo de agua y barro hizo que nos pensáramos dos veces si entrar allí o quedarnos en alguna de las muchas plazas de aparcamiento que habíamos dejado atrás.
Armados de valor y orillándonos todo lo que pudimos, conseguimos salvar el lodazal y, al no haber más que otras dos autocaravanas, pudimos aparcar en una zona relativamente digna y menos embarrada.
Sinceramente, agradecemos que se habiliten espacios para las autocaravanas cerca de la zona a visitar, pero meternos en una campa sin acondicionar cuando tenemos vehículos pesados con los que cuesta maniobrar, que se pueden quedar atrapados en el barro y que necesitan de una mínima nivelación para poder hacer vida dentro, no nos da una sensación de ser demasiado bien recibidos.
Era un poco tarde ya y la luz no era la más adecuada para hacer fotos o vídeo, así que igual que hicimos en Frías, recorrimos el pueblo para marcar las localizaciones más fotogénicas para el día siguiente.
4 de abril: Puentedey – Ojo Guareña – Orbaneja del Castillo (63km)
Tal y como estaba siendo durante todo el viaje, la noche fue tranquila y el área, pese al barrizal, relativamente confortable para estar allí y poder sacar un poco a las perrillas en libertad.
Con las pilas cargadas, tal y como habíamos programado el día anterior, visitamos las zonas de interés y nos hartamos de hacer fotos, vídeos e incluso tomas aéreas con el HOVERAir X1 aprovechando que era pronto y casi no había gente por el pueblo.
En cada lugar que visitamos siempre ocurre una anécdota y Puendey no iba a ser diferente. Nos encontrábamos en la carretera, sacando unas tomas aéreas del puente de entrada, con la formación rocosa y la población de fondo, cuando un repartidor echó marcha atrás el camión para dejarlo en medio del puente.
Nosotros estábamos alucinando con la situación, ya que el hombre se bajó del camión, se puso delante y empezó a hacerse selfies, después, vino corriendo hacia nosotros con una mujer a todo correr ya que le había alucinado tanto el sitio, que quería que le hiciera una foto delante del camión con la postalita de fondo para enseñar a su jefe.
Entre risas y buen humor, esperamos a que se hiciera el book fotográfico y después seguimos con la toma que queríamos grabar.
Después de disfrutar de este pequeño pero mágico pueblo, arrancamos y nos dirigimos hacia nuestro próximo destino, el famoso Monumento Natural de Ojo Guareña, un complejo kárstico con el conjunto de cuevas más extenso de la Península Ibérica y uno de los 10 más grandes del mundo, utilizado por el ser humano entre el Paleolítico y la Edad Media, de gran relevancia en España que, además comparte espacio con la ermita de San Bernabé y San Tirso, otra joya del patrimonio nacional.
Al haber estado tanto tiempo en Puendey, llegamos a la hora «turista» a Ojo Guareña, coincidiendo con varios autobuses y decenas de vehículos, así que en lugar de ir directamente a visitar las cuevas y la ermita, aprovechamos para pasear por la zona y seguir la ruta que marcaba hacia el «Sumidero del Guareña» por el que el agua desaparece de la superficie para adentrarse en las entrañas de la tierra.
Es una ruta fácil pero con un pelín de desnivel, ya sabéis, cuesta arriba y cuesta abajo…
También visitamos la encina milenaria de Sotoscueva, englobada dentro del listado de árboles singulares y que está frente al parking (está marcada en Google Maps, por eso la vimos, 😊).
Volvimos a comer a la autocaravana, la cual la habíamos dejado en uno de los aparcamientos en batería (43.033529, -3.662880) que hay antes de llegar al parking principal, y así poder acercarnos a visitar las ermitas sin mucha gente y con mejor luz, pensando que le daría más el sol ya que por la mañana estaba totalmente en sombra (no lo conseguimos, seguramente en verano el sol incida mejor).
Sinceramente, cambiar un poco el horario merece muchísimo la pena, ya que estuvimos prácticamente solos y pudimos hacer fotos, vídeo e incluso tomas con el HOVERAir X1.
La única pena es que al ser temporada baja, las visitas únicamente se hacen por la mañana (los perros tienen prohibida la entrada a las cuevas), así que nos quedamos sin entrar a ver la cueva ni los frescos con los que está decorada la ermita.
Arrancamos y bien entrada la tarde llegamos a otro de los imprescindibles de Las Merindades, Orbaneja del Castillo. Aparcamos en el parking 3 (42.837287, -3.791036), un parking de tierra, gratuito, un poco inclinado dependiendo de donde consigas aposentarte y donde se permite la pernocta. Hay varios parkings después, llegando al pueblo, pero este era donde menos molestábamos y parecía más tranquilo. Siguiendo nuestra rutina, fuimos en busca de las localizaciones más interesantes para fotografiarlas al día siguiente ya que a media tarde estaba lleno de gente y la cascada estaba en sombra.
Nos fijamos que en el parking 1 había bastantes autocaravanas y furgos, además de coches por lo que creemos que, por la distancia tan ridícula que hay entre uno y otro, merece la pena andar un minuto de más y así poder evitar el jaleo de tanta gente entrando y saliendo.
El pueblo es increíble, tan pequeño pero tan bonito, tan bien cuidado, con esa cascada enorme saliendo de su corazón, sus calles empedradas y rodeado de majestuosas formaciones rocosas, parece que estés en una película de El Señor de los Anillos. Eso sí, como todos los pueblos medievales, cuesta arriba, cuesta abajo…ains…
5 de abril: Orbaneja del Castillo – Oña (75km)
Dormimos con una paz inusual para encontrarnos en un parking de un lugar tan visitado de España, cómo se nota que la semana de Pascua no está tan masificado todo. Sacamos a las perrillas a que desfogaran en el «campo de futbol» salvaje que hay junto al río y, cámaras en mano, salimos a visitar de nuevo Orbaneja del Castillo.
Las expectativas sobre qué ver en este sitio pueden ser un poco confusas, ya que si tenemos en cuenta que los nombres castellanos suelen ser bastante específicos y explícitos, como por ejemplo: Calle de la Iglesa, llega a la iglesa o Calle de la cuesta, pués cuestorrón que te encuentras, al ir a un sitio como Orbaneja del Castillo, lo que esperas es visitar eso, un castillo…pues no, lo que se viene a ver es una cascada…jajaja.
En opinión de muchas personas, se trata del pueblo más bonito de Burgos. Sus casitas de piedra y sus calles empedradas son atravesadas por un río que acaba en una enorme cascada de 25m en escalera que va a terminar sobre unas pozas de agua turquesa.
Este conjunto medieval de estilo montañés, está rodeado por unas cumbres modeladas por los elementos que recuerdan a las murallas de un castillo.
Hicimos decenas de fotos, vídeo y como siempre, tras comprobar que no era una zona restringida, sacamos algunas tomas con el HOVERAir X1.
Pagando un pequeño precio, se puede acceder a la «Cueva del Agua» cuyo acceso está en lo alto del pueblo, junto a la caseta de información. Es el nacedero que da origen a la famosa cascada, pero como los perros no están permitidos, no entramos y terminamos subiendo al paso semiabovedado que hay encima de la cascada, desde donde se obtiene una preciosa vista de la zona, merece la pena subir allí.
Animados por lo bonito del espacio natural que nos rodeaba, hicimos un pequeño trekking por la ruta marcada como «Los Chozos», lugar donde se pueden ver multitud de chozas de piedra, de planta circular y cubierta abovedada, utilizadas antaño como granero y abrigo de los pastores ante las tormentas. La ruta sale desde lo alto del pueblo, subiendo por la Calle de la Iglesia hasta llegar a los postes de madera que indican el inicio de la ruta que sube por encima de la cueva. Es una ruta circular de hora y media sin dificultad pero con una pequeña subida al principio que se hace perfectamente despacito y con buena letra. Cuando llegas arriba el paisaje te impresiona, unas llanuras verdes extensas desde donde se ven las formaciones rocosas que lo rodean. Siguiendo el camino y las marcas amarillas y blancas llegas al conjunto de chozos. Seguimos la ruta hasta que ya vimos que comenzaba a descender para llegar al pueblo por el otro lado pero nos pareció que ya no sería tan bonito así que dimos la vuelta y pasamos de nuevo por los chozos para disfrutar de las vistas.
En principio, ese era el final de nuestro viaje, ya que no queríamos estar por la zona el fin de semana, pero habíamos estado tan a gusto que decidimos apurar un día más, así que después de comer pusimos rumbo a Oña, otro pueblo catalogado como imprescindible en la ruta por Las Merindades en autocaravana o camper.
Durante el camino, pasamos por algunos lugares muy interesantes en los que estuvimos tentados a parar, como por ejemplo Poza de la Sal, pueblo natal de Félix Rodriguez de la Fuente y tal y como indica su nombre castellano, donde se puede visitar una salina, además de un entorno natural bastante interesante.
Después de dudar un poco, decidimos seguir con el plan, ya que teníamos el wc y aguas grises bastante llenas y necesitábamos hacer uso del Área Servicios gratuita de Oña (42.735796, -3.414092).
Cuando llegamos no había demasiada gente, pero a lo largo de la tarde, sus 9 plazas oficiales se llenaros rápidamente, aunque no hay que preocuparse, ya que hay espacio como para otras 30 autocaravanas en zona de tierra.
Oña es un municipio sensiblemente más grande que el resto de poblaciones que habíamos visitado en ese viaje, lo que ya nos echó un poco para atrás, aun así, salimos a ver la razón o razones por las que la Villa ha sido declarada Bien de Interés Cultural.
Visitamos su casco histórico, con un claro predominio del Monasterio de San Salvador, fundado en 1911 por Sancho García, conde de Castilla y que fue una comunidad benedictina hasta 1835.
Normalmente se puede visitar su famoso jardín, pero por motivo de unas obras de reacondicionamiento, no fue posible visitarlo. Es una pena porque parecía la atracción principal del pueblo. Bueno, como no está lejos, lo dejaremos pendiente para una próxima visita.
Miramos en el mapa de ENAIRE drones y Oña está restringido al vuelo de drones, así que únicamente hicimos fotos y vídeos sin levantar el vuelo.
Bastante cansados, volvimos a la autocaravana a cenar y reposar un poco los pinreles.
6 de abril: Oña – Vitoria (107km)
Viernes noche, zona grande, área de autocaravanas…se mascaba la tragedia. Durante la noche fueron llegando cantidad de furgos y autocaravanas con todo lo que ello implica, maniobras, gritos, risas, alarmas disparadas…vamos, lo esperado y razón por la que habíamos programado nuestra vuelta para el día anterior, evitar este jaleo, pero…nos quisimos arriesgar, ja ja ja. Además, las campanas de la iglesia estuvieron sonando hasta las 0:00am, reanudándose su repicar a las 8:00am.
Desayunamos y salimos a dar buen uso de otro de los alicientes de Oña, el tramo de la Vía Verde Santander Mediterráneo a su paso por esa zona.
Agarramos a las perrillas y decidimos pasear por el antiguo trazado de del ferrocarril de la línea Santander-Mediterráneo, en desuso desde 1985 y reconvertido en una Vía Verde que atraviesa cuatro espacios singulares protegidos de la red Natura 2000: río Oca, Sierra de Tesla-Valdivieso, Riveras del río Nela y el Parque Natural de los Montes Obarenses-San Zadornil.
Después de un buen paseo rodeados de un bonito paisaje y acompañados por el río Oca, volvimos a la autocaravana y emprendimos el viaje de vuelta a casa.
Conclusión sobre Las Merindades en autocaravana
No sabemos si es por la falta de expectativas, pero la visita a Las Merindades nos ha sorprendido muchísimo.
Hemos conocido lugares que no esperábamos ver y menos, tan cerca de casa. El paisaje natural que lo rodea es espectacular, cuántos ríos, cascadas, formaciones rocosas, bosques y campos de encinas, pequeños puertos de carretera con vistas increíbles…una maravilla para los sentidos, 100% recomendable.
En cuanto al tema de viajar en autocaravana, hemos comprobado que es una zona «caravan o camper friendly», los pueblos más turísticos tenían opción de pernocta y gratuita. Aunque no todos tienen servicios de carga y descarga, es fácil encontrar áreas cercanas con esos servicios. Además parece que Frías está mejorando su área para autocaravanas así que, ¡un minipunto para su ayuntamiento!
En este vídeo, a diferencia de los anteriores, hemos contado con el apoyo del mini dron HOVERAir X1, lo que nos ha permitido obtener otros punto de vista muy interesantes, a los cuales antes no podíamos acceder.
Si os pica la curiosidad y os animáis a adquirir uno, quisiera advertiros que, pese a parecer un juguete, se trata de un dron y como tal, está atado a la legislación vigente marcada por ENAIRE y como tal, además disponer de la titulación y documentación obligatoria, hay que conocer las zonas de vuelo restringidas y nunca volar fuera del espacio permitido.
Otros artículos
Si te apetece echar un vistazo a otros viajes que tenemos por la península en autocaravana, os dejamos el enlace a algunos artículos:
- Lagos de la Saliencia y Senda del Oso en autocaravana
- Escapada al Parque Nacional de Ordesa en autocaravana
- Escapada a los Valles Pasiegos en autocaravana
- Transpirenaica en autocaravana, de este a oeste
- Costa da Morte en autocaravana y con mascarilla
- Pirineos en autocaravana
- Escapada al Pirineo Aragonés en Autocaravana: el paraíso de la calma
- León en autocaravana: primera derrota en nuestra vida como autocaravaneros viajeros
- Valencia y Toledo en autocaravana