Surgida hace 16.000 años a partir del fuego de las entrañas de la tierra y moldeada durante milenios por el hielo glaciar, conviertiéndose en una tierra verde, cruzada por enormes y bastos lagos. Se trata de un lugar donde los hombres rudos visten faldas, las vacas están cubiertas por abundante pelo y el agua oscura de sus ríos parece cerveza negra.
A través de unas carreteras que intentan hilar los inconexos trozos de tierra, durante casi un mes (julio 2014) hemos recorrido en autocaravana la inhóspita tierra de Escocia. Durante este tiempo hemos perdido el miedo a la conducción por la izquierda, hemos hecho cientos de kilómetros por carreteras de doble sentido, con un solo carril, sufrido el cambiante tiempo escocés y esquivado a los voraces «midges», un micro mosquito local que se cuela por las mosquiteras, hace gárgaras con el Aután y usa el insecticida como desodorante.
Desde los Borders del sur hasta las Highlands más al norte, hemos registrado todo lo vivido a modo de diario para nosotros y como guía para los autocaravanistas que nos precedan, registrando las coordenadas de los lugares de pernocta, baños públicos donde se puede cargar agua y los lugares de mayor interés.
Esperando que nuestras vivencias os animen a visitar estas preciosas tierras, os dejamos con el diario de abordo.
Vitoria – Neuillé Pont Pierre, Francia (12 julio, 701 km)
El primer día, nos pegamos el madrugón padre. Nos levantamos a las 6:30, pero pese a tener casi todo cargado en la autocaravana, nos costó 3 horas de reloj salir.
Sin muchos miramientos, cogimos la autopista y no la soltamos hasta el final del día.
No habíamos hecho un plan de viaje muy estudiado, ya que el objetivo era salir el domingo si o si en el ferry de Calais, ya que los certificados veterinarios son para 48h y nos los firmaron el viernes.
El día estaba nublado, así que muy propicio para meter kilómetros y avanzar lo más posible. A las 12:30 hicimos la primera paradita para comer y a las 17:15 una segunda para echar gasoil. Al ser autopista, el precio es bastante caro, aguantamos hasta ver una un poco más razonable, 1,41€, poco antes de Poitiers.
La gasolinera era de las de self-service, como la mayoría, pero no conseguíamos que la manguerita echase gasoil. Veíamos que la gente llegaba y echaba, pero nosotros por mucho que apretábamos el cacharro, no escurría lo que necesitábamos. Después de cambiarnos de surtidor, pregunté a una cajera que no se hacía por entender, así que volvimos a intentarlo. Al final, descubrimos que si mantienes pulsada la palanquita unos 30 segundos, echa solo.
Después de haber dejada patente nuestra torpeza, seguimos ruta. Como dato, deciros que las dos próximas gasolineras tenían el gasoil algo más barato, 1,37€, pero ya no había vuelta atrás.
Teníamos Rouan como punto final en el TomTom, pero no teníamos intención de llegar hasta allí, lo marcamos por llevar una orientación. Por ello, sobre las 19:00 marcamos en el gps que nos buscase el área más cercana y nos llevó a la de Neuillé Pont Pierre.
Salimos de la autopista y llegamos en escasos 4 minutos. Vimos un par de autocaravanas aparcadas junto a un colegio, así que hicimos lo mismo. La zona de servicios del área estaba cerrada por “noseque” (dios…que malo es esto de no saber idiomas) hasta el próximo martes. Se trata de un poste de servicio, en principio gratuito.
Como la zona parecía tranquila y no necesitábamos de nada, echamos el ancla. Por la noche se oía música y a las 23:00 echaron unos cohetes. Eso nos ayudó a comprender los carteles que habíamos leído antes: Área cerrada por fiestas. Pasado el petardeo pasamos la noche tranquila y plácidamente.
En caso de haber necesitado algo, no había problemas ya que junto al poste servicios hay unos baños públicos funcionales, por lo que las necesidades mínimas de carga y descarga estaban cubiertas.
Coordenadas del área: N47º32´51”; E0º33´12”
Neuillé Pont Pierre – Calais, Francia (13 de julio, 504 km)
El segundo día nos levantamos sin prisa pero sin pausa, y a las 9:15 nos pusimos en marcha. Cogimos la autopista y no la soltamos hasta que nuestro amigo TomTom nos quiso dar una vuelta turística por Rouan (53,50€ de peaje por 250 km).
Por culpa de unas obras, hicimos un recorrido turístico por la ciudad, pudiendo contemplar (dos veces) la bonita catedral. Finalmente conseguimos salir y enganchamos la autopista hasta Abbeville (12,20 €). Antes de salir de la Autopista, llenamos nuevamente el depósito, 80€ a 1,44€ el litro, para dejar los deberes hechos y paramos a comer en un área que parecía PortAventura: tiendas, wifi gratis, zonas con vistas, estanque con patos…una gozada. A partir de aquí carretera nacional hasta Calais.
Siguiendo la dirección del “Terminal Cars Ferry”, llegamos a nuestro destino. Dejamos la autocaravana en el único parking sin barrera que era gratuito. Fuimos a la terminal con los papeles del perro y comparamos precios en las distintas compañías.
La FerryLink, si salíamos ese día eran 164€ y saliendo al día siguiente 83€ (autocaravana, dos adultos y el perro). Cuando preguntamos en P&O, los precios eran ligeramente más baratos: 153€ en el día y 81€ al día siguiente, así que decidimos pasar allí la noche y madrugar.
El embarque lo cogimos a las 6:45 pero debíamos estar una hora antes en la aduana.
Para quienes viajéis con perro, saber que con tener la vacuna de la rabia en regla y la desparasitación interna y externa con 48 horas de antelación es suficiente (y el chip, por supuesto). Estos papeles nos lo chequearon en las cabinas donde dispensan los billetes.
Después de dar una vuelta por la zona y comprobar que no había ningún sitio mejor que el que ya teníamos, nos retiramos a la AC, cenamos y pronto a la piltra.
Coordenadas de la Terminal de Ferry: N50º58´01”; E01º51´58”
Calais – Canterbury, Inglaterra (14 de julio, ferry 1:30h + 28 km)
Después de una noche un tanto jaleosa, gracias a unos vecinos italianos que llegaron a las 23:30 al parking montando jaleo, el despertador sonó a las 5:00h.
Sacamos al perro y seguido pusimos rumbo a la aduana. No había casi nadie, así que la cosa fue rápida. Nos pidieron los DNI y el pasaporte del perro. Nos dieron el lector del chip para que se lo pasásemos nosotros mismos a Max y nos dieron el visto bueno sin mayor revisión. En el peaje de embarque nos leyeron el ticket que compramos el día anterior, nos dieron dos etiquetas para identificar PERRO A BORDO, una para poner el retrovisor y una pegatina para la luna delantera.
Nos dijeron “línea 251” y la seguimos hasta llegar al final de la misma. Teníamos todavía un rato por delante, así que desayunamos tranquilamente en la fila. Media hora antes de la salida, nos dieron paso hacia el ferry. Seguimos la línea hasta que un operario nos dijo “stop”. El gas de la nevera no lo habíamos apagado y, aunque nadie nos había dicho nada, le comentamos al trabajador que nos había dado el visto bueno al aparcamiento el tema. Nos dijo que había que apagarlo y el perro no podía abandonar la autocaravana.
La noche anterior habíamos metido unos hielos de nevera en el congelador, así que, pese a estar apagada, aguantó bien el viaje y no se desheló.
Subimos a cubierta y vimos la salida del ferry del puerto mientras amanecía. Como hacía bastante frío, decidimos dar una vuelta por el interior del ferry. Os aconsejo que si sois de marearos, os toméis una biodramina, mi pareja, aun habiéndose tomado una, se empezó a encontrar un poco mareada a mitad de trayecto.
Cuando nos acercábamos a Dover, volvimos a salir a cubierta para ver los espectaculares acantilados, blancas moles de roca que brillaban bajo el sol mañanero.
15 minutos antes de llegar a Dover, abrieron las puertas que bajan a los vehículos y nos preparamos. Al atracar, arrancamos motores y nos enfrentamos a la temible “conducción por la izquierda”. No es para tanto, ya que el propio tráfico te lleva. Además si lleváis TomTom, te marca la velocidad en km/h, al igual que las maniobras en las rotondas.
Pusimos rumbo a Canterbury, donde hay un Park & Ride con área de autocaravanas. Había bastante sitio y nos establecimos sin mayor problema.
El área tiene una zona de carga y descarga de aguas. Para vaciar el WC, hay que levantar la rejilla de las aguas grises y se echa todo en el mismo sitio.
La zona es un enorme parking que cuesta 3 libras/día y dispone de autobús gratuito con wifi (sí, sí, wifi en el autobús, quién lo iba a imaginar…) que te lleva al centro. Se puede llevar al perro sin problemas, pero como hacía calor, la dejamos en la autocaravana con el turbovent puesto. Además, al haber cámaras de seguridad, nos fuimos más tranquilos.
Después de dar varias vueltas por allí, ver la catedral y comer, volvimos a la AC para sacar al perro, ducharnos y planificar el siguiente destino.
Como detalle, deciros que para volver al parking de la autocaravana, hay que coger los autobuses que ponen New Dover Road+ParkandRide, ya que hay otros dos parkings más, pero sin zona de AC.
Las coordenadas del área son: N51º15´40”; E1º06´02”
Canterbury – Ripon, Inglaterra (15 de julio, 470km)
Después de una plácida noche, cargamos la autocaravana con agua, vaciamos el WC y pagamos las 6 libras del parking. Después pusimos rumbo a nuestro próximo destino: Fountains Abbey (N54º06´47; W01º34´58”).
El viaje fue un tanto tortuoso, ya que circulamos por autopistas de 4 carriles, con un tráfico intenso y obras en todo el trayecto. El viajar encajado entre camiones me estresó un poco.
Las autopistas son gratuitas pero la circunvalación de Londres cuesta 2 libras.
Sobre las 16:00 llegamos al centro de visitantes de la “Abadía de las fuentes” y tras ver que teníamos tiempo hasta las 18:30, decidimos entrar.
Está permitido llevar al perro, eso sí, atado con correa. Cogimos a Max y le preguntamos a la amable recepcionista donde llenar el bebedero de agua para el perro, ya que hacía bastante calor. Nos indicó que junto que en el recorrido había un par de servicios más, donde se podía rellenar el agua. También había en esas zonas, cuencos con agua para que los perros puedan refrescarse.
Durante el trayecto, también había papeleras para echar los excrementos del perro, aunque no tenían bolsitas.
Las ruinas de la abadía son impresionantes y dignas de las 10,50 libras que nos cobraron. Dimos un paseo por los bonitos jardines de inspiración francesa, donde vimos conejos, ardillas y algunos pájaros raros. La verdad es que nos quedamos con ganas de verlo mejor porque es bastante grande toda la zona, así que os recomiendo que vayáis con tiempo. Nos quedamos sin ver los ciervos que debía haber al otro extremo del parque…una pena.
Varios cientos de fotos después, volvimos al parking donde es una pena que no se pueda pernoctar porque es un sitio ideal. Teníamos apuntada una zona de pernocta cercana, el parking de Ripon, que de 18:00-08:00 es gratuito y además, se encuentra junto a un centro comercial.
En un principio aparcamos según llegamos, en el parking que está junto al centro comercial, pero después, dando una vuelta por el lugar, vimos que bajando una rampa un tanto estrechita, se accedía a otra zona más adecuada y cómoda para dormir y ya había una autocaravana. Se trata de dos parkings más colocados en dos alturas, con árboles y hierba.
El parking en cuestión, es el de la catedral y dispones de baños públicos, que se encuentran en un jardín junto a la catedral. En caso de necesitar cambiar aguas o vaciar WC, pueden servir.
Una vez aposentados, dimos una vuelta por Ripon y visitamos la enorme catedral, donde se encuentran las vidrieras de la ruinosa abadía que habíamos visitado antes.
La visita a Ripon merece la pena, ya que se trata de un precioso y bien cuidado pueblecito ingles.
Nos llamó la atención que había un montón de bancos para sentarse que tenían una plaquita dedicada. Debe ser costumbre en Inglaterra el dedicar un banco a sus seres queridos o que alguien lo patrocine.
Poco antes de irnos a la cama, unos chavales con coches tuneados se pusieron a hacer “the fast and the furius” por el parking, hasta que vino un coche de la policía y los desalojó a todos. Al de un rato, uno de ellos volvió, se comió una hamburguesa en el mini-bólido y se fue, sin mayor incidencia. Queda claro que es una edad difícil, sea cual sea la nacionalidad.
Las coordenadas del parking son: N54º08´13”; W01º31´13”
Ripon – Reserva Natural Grey Mare´s Tail, Inglaterra (16 de julio, 278km)
Nos levantamos a las 7:00 y en una hora ya estábamos en marcha, por lo que no tuvimos que pagar. Echamos 92 libras de gasoil en el propio Ripon (1,38 libras/l) y volvimos a meter kilómetros.
Nuestro objetivo era el parking de la Reserva Natural de Grey Mare´s Tail, situado en las tierras bajas del valle de Moffat, pero, como buenos frikis que somos, no nos pudimos resistir y nos desviamos a ver la estatua de William Wallace. No la que se parece a Mel Gibson, sino la de verdad. Es una estatua encargada por Sir Walter Scott al escultor John Smith en 1814. La estatua está colocada mirando hacia el rio Tweed, frontera natural entre Inglaterra y Escocia.
Se deja la AC en un pequeño parking (N 55º35´15”; W02º38´38”) y en unos 10 minutos andando se llega hasta al monumento. La estatua en sí, no es gran cosa y posiblemente no os merezca la pena el desvío, pero a nosotros nos hizo bastante ilusión. Somos gente simple.
También hay un indicador para ver “el templo de las musas”, obra del mismo escultor, pero no llegamos a encontrarlo. Seguimos las indicaciones hasta una carretera, por la cual bajamos y llegamos a la entrada del hotel de la abadía. Al no encontrarlo, decidimos no gastar más tiempo y volvimos al parking.
Después de este pequeño rodeo, llegamos nuestro destino de hoy. El parking de la cascada Grey Mare’s Tail cuesta 2 libras y el dinero se usa para la conservación y mantenimiento de la zona, así que los pagamos gustosamente. Si eres miembro del National Trust es gratuito. Comimos e iniciamos la ruta que bordea la cascada y llega hasta el lago Skeen.
La ruta gana 300 metros de altura en 2,7 kilómetros de subida. Es un paraje impresionante, ya que se trata de un sendero estrecho, bien preparado, con escalones de roca y bordea el cañón de la cascada. Una vez arriba, las vistas del lago son…brutales!! El video y las fotos no hacen justicia al paraje que se nos ofrece allí arriba. Por ello, si tenéis opción, es una excursión muy recomendable.
Para hacer este sencillo trekking de 2 horas, es recomendable llevar ropa y calzado adecuado. Los bastones tampoco están de más. Si os sirve de referencia, durante el trayecto, nos llovió, salió el sol, hizo viento, calor y cuando llegamos a la autocaravana cayó una tormenta de aúpa.
Aquí os podéis descargar la ruta de Grey Mare’s Tail del Wikiloc.
En caso de lluvia, hay que tener especial cuidado con los resbalones en las placas de piedra del camino.
A la vuelta de nuestra excursión, otras dos autocaravanas más nos acompañaban en esa idílica localización.
Fue aquí donde por primera vez nos topamos con los malditos «midges», fue abrir las ventanas de la auto y, con la mosquitera puesta, empezaron a entrar los minúsculos mosquitos a bandadas. Estuvimos un buen rato jugando al juego de las palmas.
Las coordenadas del parking son: N 55º25´04”; W3º 17´11”
Reserva Natural Grey Mare´s Tail – Edimburgo, Escocia (17 de julio, 88km)
Después de una plácida noche en ese paraíso, pusimos rumbo a Edimburgo. En vez de volver sobre nuestros pasos, recorrimos el bello valle que se extendía frente a nosotros, pasando por el pueblo de Moffat. Son unos kilómetros más, pero merecen la pena.
Cruzamos la frontera a Escocia y paramos para hacernos la típica foto bajo la bandera escocesa. Tras cruzar notamos el cambio de tiempo…lluvia, viento y frío…nos temíamos que el famoso tiempo escocés nos iba a acompañar todo el viaje.
Finalmente llegamos al camping “Mortonhall Caravan Park” de Edimburgo. El precio con electricidad es de 25,45 libras/día. El simpático chaval de recepción nos preguntó si queríamos suelo duro o hierva. Con las áreas de asfalto francesas en mente, pedimos hierba por el perro. Gran error…los parkings de suelo duro, son unos cuadrados de gravilla dentro de la parcela de hierba, mientras que sólo hierba son zonas sin delimitar y un poco desniveladas.
Sin ganas de andar mareando mucho la perdiz, nos aposentamos, enchufamos la autocaravana y nos fuimos a visitar la urbe.
Para llegar al centro, se coge el autobús nº 11. Para ello, hay salir del camping, andar unos 500 metros, saliendo hacia la izquierda, cruzar la carretera y esperar en la parada.
El billete cuesta 1,50 libras en su versión normal o 3,50 libras en una versión abierta, donde puedes coger el autobús las veces que te venga en gana durante ese día.
El dinero hay que llevarlo en monedas y justo, ya que se echan en una maquinita junto al conductor. Sale el ticket y lo cortas tu mismo.
Una vez en la ciudad, bajamos en la parada St George, al lado de esa iglesia, ya que nos pareció la más cercana al centro, pero hay alguna más después.
No entramos en museos ni castillos ya que íbamos a estar una sólo una tarde (no somos de grandes ciudades) y el día había salido estupendo, así que preferimos deambular por las calles y ver lo que la parte histórica nos ofrecía.
Fuimos a la oficina de información, donde nos atendió una chavalita muy maja que hablaba un poco de español y nos orientó sobre las cosas más imprescindibles.
Comimos en el PizzaHut de la calle Hanover, perpendicular a Princess Street, donde sirven un buffet libre por 6,99 libras y te pones de ensalada, pasta y pizza hasta las orejas.
Con la barriga llena, volvimos a las atestadas calles, donde miles de turistas no dejábamos esquina sin revisar ni torre sin fotografiar. Visitamos la céntrica Princes Street, la Royal Mile hasta el Place of Hollyroodhouse. Disfrutamos de las vistas de la ciudad desde Calton Hill, vistamos la famosa tumba del perrito Bobby en el cementerio Greyfiars y vimos la estatua en su honor en la zona sur del George IV Bridge. Tomamos un zumo natural multifrutas en “HULA”, al final de la Grass Market Street. Nos hicimos una foto con un gaitero frente a la catedral St. Giles, escupimos en el sello de Heart of Midlothian, vimos el castillo desde fuera, la plaza del monumento a Walter Scott y finalmente, después de disfrutar de un concierto “gaita-folk fusión” volvimos al camping.
Como dato anecdótico, los pasos de cebra son inexistentes y cruzar las calles se convierte en un acto de fe. Bueno, realmente si existen los semáforos para peatones, pero como esperes a que cambien, se te va la mitad del día ahí parado.
Cansados pero bastante satisfechos con la excursión, dimos por vista la ciudad de Edimburgo.
Las coordenadas del camping son: N 55º54´12”; W03º10´47”
Edimburgo – Queen´s view, Escocia (18 de julio, 211km)
Después de cargar la auto con agua en el camping, pusimos rumbo al monumento nacional a William Wallace (N56º08´24”; W03º55´07”). Se trata de una torre enorme frente al rio y la ciudad de Stirling, sobre el lugar donde tuvo lugar la gloriosa batalla en la que derrotó al ejército ingles. Hay que subir por unos caminos de tierra, entre árboles, hasta la torre, pero se llega facilmente.
La torre se puede visitar por dentro, pero en nuestra opinión lo más bonito es el monumento en sí y las vistas de la ciudad. En el centro de visitas está la famosa estatua de Mel Gibson, Braveheart, pero hasta que no buscamos más tarde su localización, no sabíamos que estaba allí, por lo que no la vimos.
Después de la visita, seguimos nuestro camino y nos detuvimos en el Lago Katrine (N56º13´56”; W04º25´39”). Es un lugar muy concurrido, ya que se trata del lugar de nacimiento de Rob Roy. También era muy frecuentado por Walter Scott (escritor), siendo lugar de inspiración para su novela “La dama del lago”.
Se puede recorrer a pie, en bici (alquilan ahí mismo) o en el histórico barco “Sir Walter Scott”.
En la zona hay baños, por lo que si se necesita rellenar aguas o vaciar el químico, es posible hacerlo allí.
Habíamos disfrutado de un día muy bueno, pero a media tarde comenzó a torcerse, por lo que seguimos trayecto. Llegamos al centro de interpretación de “Queen´s View”, un lugar que se hizo famoso porque la reina de Inglaterra se asomó para disfrutar de las vistas del Loch Tummel. La pena es que llovía y la niebla ocultaba gran parte del paisaje, por lo que no lo pudimos disfrutar como dios manda.
El centro de interpretación tiene un parking bien nivelado y con un coste de 2 libras, pero la cafetería y demás servicios se cierran por la noche. No está mal el sitio y a nosotros nos sirvió para pasar la noche, solos…
Las coordenadas del parking son: N56º43´00”; W03º51´22”
Queen´s view – Rogie Falls, Escocia (19 de julio, 229km)
Este sábado teníamos intención de haber ido al funicular de Cairngorns, pero como salió bastante lluvioso, decidimos seguir con nuestra escalada hacia la parte norte de Escocia por la carretera A9, que cruza el Glen Garry y llegar al Lago Ness.
Nuestra primera parada fue la población de Fort August, inicio del Lago Ness y donde se puede disfrutar del espectáculo que suponen las esclusas por las que pasan las embarcaciones de un lago a otro.
Aparcamos en un parking que tiene espacio para coches y autobuses, pero con el famoso cartelito de “No overnight”. Se encuentra junto al Centro de Información (dispone de baños públicos) y el coste es de 0,60 libras/4 horas (N 57º08´48”; W04º40´56”).
Después de ver cómo funcionan las esclusas, dimos un paseo siguiendo el canal hasta el comienzo del Lago Ness, donde nos sacamos unas fotos frente al cartel que anunciaba el lago.
Podemos decir orgullosos, que nuestra perrita Max bebió de la misma agua en la que reside Nessie.
Entramos en un minisupermercado que hay junto a la gasolinera para avituallarnos un poco y después comimos en un bar que dan hamburguesas y bocadillos, en la parte izquierda de las esclusas.
Dada por finalizada la visita, fuimos al Urquhart Castle. Aparcamos en el parking de autobuses y dimos una vuelta periférica para ver el castillo sin tener que pagar la entrada. Nos llevamos una gran decepción al ver que no hay manera de ver el castillo sin pagar las casi 8 libras.
Hay un muro y una densa vegetación que dificulta la visión, pero como somos habilidosos, desde la altura que hay justo encima de la oficina donde venden las entradas se ve bastante bien. También entre la vegetación del muro hay un pequeño hueco que nos da una buena visión de la zona.
Como seguía lloviendo y no había mucho más que hacer, seguimos hasta el “Loch Ness Centre”, donde hicimos un poco el primo, pagando las 14,90 libras de la entrada. La visita fue corta, de hecho, atravesar la enorme tienda de regalos te lleva bastante más tiempo.
Nos decepcionó bastante toda la parafernalia montada alrededor de esta leyenda, hasta el punto que haya que pagar por poder echar un vistazo a unas ruinas, impidiendo la vista con árboles y una densa maraña de vegetación. Además, los precios nos parecieron un tanto abusivos para lo que te ofrecen. Pero bueno, como un sitio turístico cualquiera.
Volvimos al pueblo que acabábamos de pasar, Drumnadroicht, ya que habíamos visto un parking con bastantes posibilidades de ser nuestro lugar de pernocta (N57º20´06”; W04º28´50”).
Hay un centro de información con baños públicos y toma de agua externa, así que hicimos lo propio: llenar el depósito y vaciar las grises discretamente en la canaladura con hierba. Los carteles de “No overnight”, el que estuviese lloviendo a mares y todavía fueran las 17:00 h. nos animó a seguir ruteando, parando finalmente en el parking gratuito que hay junto a la ruta de las “Rogie Falls”, nuestro siguiente destino. Se trata de una pequeña ruta de senderismo que llega hasta unas cascadas bastante interesantes, de un color negruzco que recuerda a la cerveza Guiness.
Como iba a ser nuestra ruta del próximo día, allí nos quedamos, otra vez solos…
Las coordenadas del parking son: N 57º35´24”; W04º36´26”
Rogie Falls – John O´Groats, Escocia (19 de julio, 198km)
Después dormir, un tanto inclinados, hicimos la corta pero bonita ruta que va hasta las cascadas “Rogie Falls”. Se tarda unos 5 minutos en llegar y es un lugar con un encanto especial: La cascada, el puente colgante, el entorno. Merece la pena.
Deambulamos un poco por la zona, descubriendo los remansos del rio e incluso algún salmón saltando por las aguas más tranquilas.
Finalizado el trekking, pusimos rumbo a John O´Groats, pero no sin antes vaciar el químico en los baños públicos del parking. Por el camino paramos en el centro comercial Tesco de Dingwall (N57º35´49”; W04º25´49”). Pese a ser domingo estaba abierto y a pleno rendimiento. Nos avituallamos bien y aprovechamos el wifi libre que ofrece el establecimiento. El gasoil de este Tesco era el más económico que habíamos visto hasta ahora, 1,33 libras/litro. No echamos porque habíamos llenado el día anterior en Invernes a 1,34 l/l.
Después de costear unas horas, llegamos a nuestro destino: John O´Groats, es un pueblecito en el extremo norte de la región de las tierras altas escocesas, que ostenta oficialmente el título de punto más septentrional de Gran Bretaña. Hay un parking bastante grande y nivelado (N 58º38´35”; W03º04´07”), junto a la oficina de información, donde había unos baños públicos en los que hay que pagar. Allí nos confirmaron que no había problemas para dormir, de hecho había muchas ACs.
Durante la mañana nos había hecho muy buen tiempo, pero durante la tarde se puso a llover de manera bastante fuerte. La temperatura bajó de 17ºC a 14ºC. Aun así, nos pusimos los chubasqueros y paseamos por el pueblo. Vimos que a las 14:30 y con un precio de 18 libras, salía una excursión a las islas para ver focas, orcas y frailecillos. Nos confirmaron que al día siguiente el tiempo sería bueno, así que lo pusimos en el siguiente orden del día.
De este puerto también se coge el ferry para las Islas Orcadas.
Habíamos leído que a 2 kilómetros de allí hay un faro desde donde se pueden ver focas, frailecillos y unos precioss acantilados, Duncansby Head.
Sin mucho más que hacer, siendo las 16:00 nos fuimos hasta allí. El parking no es muy grande pero hay algunas plazas para “Coaches”. Aparcamos frente a lo que suponíamos que era el mar, ya que la cerrada niebla y la lluvia no dejaban ver nada.
Comenzamos a pasear hacia lo que parecían una vistas chulas de la zona, entre miles de ovejas que allí pastaban y, según fue parando la lluvia y levantando la niebla, el espectáculo que se presentaba ante nosotros era increíble: unos acantilados llenos de gaviotas con sus polluelos en los nidos, unas aves que se asemejan a los pingüinos, las famosas Stacks (moles cónicas de piedra) aflorando del mar y las focas jugando frente a una playa de roca sin otro acceso desde tierra.
Mil fotos después, volvimos a la autocaravana y comprobamos que otras autocaravanas habían hecho lo mismo que nosotros. La niebla se había levantado, dejando frente a nosotros unas vistas preciosas del vasto mar, con las Islas Orcadas al frente y un atardecer de postal. Después de comprobar que no había ningún cartel de “No Overnight” (aunque si hubiese habido alguno, creo que nos hubiese dado igual), nos quedamos a pasar la noche en este místico lugar.
Las coordenadas del faro son: N58º38´38”; W03º01´35”
John O´Groats – Kyle of Tonge, Escocia (20 de julio, 122km)
A las 7:00 de la mañana, una oveja que encontró cómoda nuestra autocaravana para rascarse, nos levantó antes de lo que habíamos previsto. El día estaba bastante bueno, así que lo aprovechamos dando un largo paseo de nuevo por los acantilados, viendo los Stacks de Duncansby, las focas, las ovejas y las curiosas aves que por allí paran.
Sopesamos un poco la situación y decidimos seguir ruta, ya que la excursión que habíamos programado salía a las 14:30, lo cual nos hacía perder mucho tiempo. Además por la zona de las islas había bastante niebla y como ya habíamos podido ver la fauna local en nuestro paseo matutino, seguimos camino.
Este día tocaba costear hacia el oeste, visitando tres de las puntas o cabos y sus faros de la parte norte de Escocia.
El primer faro era donde habíamos dormido, el de Duncansby. El segundo faro era el de Dunnet Head (N 58º40´13”; W03º22´36”), que según indicaba una piedra tallada, era el punto más al norte, sin pasar a las islas, claro. El parking es bastante amplio y no vimos ningún cartel que prohibiese allí la pernocta. Dinos una vuelta por allí y sacamos varias fotos.
Después de comer en el parking, seguimos al tercero de los faros, el de Strathy Point. El día continuaba siendo soleado, así que de camino paramos en una bonita y extensa playa, Dunnet Beach (N58º 36´55”; W03º20´44”). Soltamos a Max, que corría como alma que lleva el diablo. La playa le encanta y después de la paliza de coche que le estamos dando, había que darle una pequeña recompensa. A la vuelta inspeccionamos unos baños públicos que hay pegados a un camping. Ponía que los grifos eran solo para lavarse las manos, por lo que suponemos que más de uno había hecho lo que nos disponíamos a hacer nosotros. Con cierto disimulo, llenamos con el embudo las garrafas de agua y en un par de viajes volvimos a estar al 100%.
Con una preocupación menos, seguimos ruta. Llegamos al parking del faro (N58º35´22”; W04º01´10”), un lugar pequeño y muy desnivelado donde se inician los dos kilómetros de paseo hasta llegar allí. Está prohibido ir en coche y llevar el perro (por las ovejas de una granja por la que se pasa), algo que no vimos hasta la vuelta. Ups.
Al igual que los anteriores, las vistas son espectaculares. La peculiaridad de este faro es que tiene un lago con un minifaro dentro.
Terminado nuestro último objetivo del día, encaminamos hacia nuestro lugar de pernocta, Kyle Of Tonge, mencionado en varios relatos.
Durante el viaje, el entorno fue cambiando. Se fue volviendo más montañoso e inhóspito, pese a estar casi al nivel del mar. Este paisaje es más parecido a lo que teníamos en mente sobre las Highlands.
Esquivando ovejas y divisando ciervos en las laderas fuimos sorteando las sinuosas carreteras con Passing Places. Finalmente llegamos a nuestro destino, otro paraíso del autocaravanista: Kyle of Tonge. Se trata de una lengua de mar que entra en tierra y mediante un dique artificial, han construido una carretera que une ambos lados, dejando un lago.
El parking está frente al lago, con unas montañas en frente y el mar detrás. Estando aquí aparcados nos vino a la mente el típico anuncio de autocaravanas: freedom life.
Las coordenadas del parking son: N58º29´30”; W04º26´10”
Kyle of Tonge – Knockan Crag, Escocia (21 de julio, 212km)
Después de una plácida noche en un lugar maravilloso junto a otras 3 autocaravanas, seguimos con nuestra ruta. Comentaros que justo después del puente había otro aparcamiento bastante bien nivelado donde se puede dormir sin problemas. En el pueblo anterior, Tonge, no parecía que hubiese problemas para dormir en el parking del cementerio, donde vimos una camper.
Nuestro siguiente destino era la Smoo Cave. El camino hasta allí lo hicimos por una carretera con vistas espectaculares del Loch Eriboll, el más profundo de Escocia. Lo bordeamos por una carretera de Passing Places con bastante tráfico, aunque no tuvimos ningún percance, ya que la gente va despacio y respeta bastante.
Finalmente llegamos al parking de la cueva (N 58º33´48”; W04º43´16”). Se trata de un parking pequeño y con bastantes coches. Hay unos baños públicos donde pone que no se usen para descargar el químico. El cartelito de “No Overnight” está bastante visible.
Bajamos a ver la cueva que se puede visitar la primera parte gratuitamente o si quieres el tour de 20´cuesta 4 libras los adultos y la mitad los niños.
Después dimos un paseo hasta los acantilados donde vimos un par de focas que nadaban plácidamente.
De vuelta a la autocaravana, con un cielo totalmente azul y con una temperatura de 21ºC, seguimos hasta la playa de Balnakeil (N 58º 34´ 30” ; W 04º 46´ 04”). El parking al final de la carretera estaba lleno, así que nos volvimos a uno anterior, junto a una casa en ruinas. No teníamos vistas de la playa pero si de los prados y las vacas.
Dimos un largo paseo por la playa, nos mojamos los pies y nos sorprendió lo templada que estaba el agua. Es una playa espectacular, larga y de arena blanca y fina, merece la pena visitarla. Después visitamos el cementerio y la iglesia en ruinas que está pegada a la playa. Finalmente, con nuestra perra totalmente rebozada de arena, volvimos a la autocaravana.
Cogimos las carreteras turísticas A838, A894 y la A835 (North & West Highlands turistic road), viendo las montañas con extrañas formas, los numerosos lagos y la costa. Llegamos antes de lo previsto a nuestro lugar de pernocta y como nos da “nosequé” quedarnos quietos a las 16:30, seguimos ruteando por los parques naturales de Inchnadamph y Knockan Crag. Vimos montañas que tenían pinta de volcanes, lagos, etc. Digamos que es una geografía pintoresca en general.
Viendo cantidad de sitios para quedarnos a dormir, pero sin dejar de rutear, llegamos hasta Ullapool, donde echamos gasoil a precio de aceite de oliva virgen extra: 1,44 libras/litro. Salimos de la población buscando un sitio bueno para dormir ya que se iban acercando las 19:00. Viendo que los sitios que nos encontrábamos eran bastante feos y con los antecedentes de los paraísos de las noches anteriores, decidimos volver atrás y dormir en el Parque Natural de Knockan Crag.
Aparcamos la auto en el más cercano a Ullapool, ya que al día siguiente lo íbamos a visitar. Cuando paseábamos a Max por la zona, sufrimos el famoso ataque de los Midges. Miles de minimosquitos nos rodeaban y se colaban por las mosquiteras. Entramos rápidamente en el vehículo, cerramos las ventanas y nos dedicamos al popular juego “palmea a los Midges”. Poco a poco conseguimos dejar libre el habitáculo de los minúsculos mosquitos. Sobre las 21:00 desaparecieron los atacantes, por lo que pudimos abrir nuevamente las ventanas, porque hacía mucho calor. Hoy el mercurio había llegado a los 31ºC!!!
Las coordenadas de la zona de pernocta son: N57º59´57”; W05º06´15”
Knockan Crag – Parque Natural de Beinn Eighe, Escocia (22 de julio, 198km)
Después de levantarnos con lo que apuntaba como otro inusual día de calor en las Highlands, decidimos desandar unos kilómetros para disfrutar del Parque Natural “Knockan Crag”, ya que es una importante zona geológica, de hecho la denominan Geopark. Aparcamos en lo que sería una buena zona para dormir y realizamos un pequeño trekking hasta el monte Quinag. Se trata de un camino preparado en su primera mitad y después campo a través, saltando por zonas encharcadas hasta la pared del circo. No es un recorrido difícil, ni mucho menos, pero sí muy bello. Ida y vuelta nos llevó 1h 30 minutos, fotos incluidas. Las coordenadas del sitio se nos olvidó cogerlas, pero aproximadamente son N58º12´09”; W05º00´20”. Se identifica por el panel informativo junto a un puente que hay al otro lado de la carretera y el parking está al lado de la montaña con forma de volcán.
Después, en dirección Ullapool, paramos más detenidamente en el Ardvreck Castle. Unas ruinas del S XVII junto a un bonito lago, donde Max se dedicó a dragarlo, sacando todas las piedras acordes a su tamaño. El parking del castillo (N58º09´56”; W04º59´18”) también es una zona muy buena para dormir, nivelada, sin prohibiciones y con unas vistas increíbles.
Para comer, seguimos un poco más adelante y paramos en otro lugar mil veces mejor para dormir que en el que lo habíamos hecho: N58º02´54”; W05º01´52”, justo pasando el pueblo de Knockan.
Después de comer fuimos al Supermercado Tesco de Ullapool (N58º53´49”; W05º09´50”) para avituallarnos un poco y hacer uso del wifi libre. También vaciamos las aguas grises en la rejilla del vierte aguas del lateral del parking.
Seguimos ruta dirección al Parque Natural de Beinn Eighe, entre el Loch Maree y el Upper Loch Torridon. Por el camino vimos un cartel de Parking con WC, así que nos desviamos. Hay que cruzar un mini parking más pequeño y después llegas a una explanada más amplia, que tampoco parecía una mala zona para dormir (N57º38´13”; W04º40´42”), lo único que no hay vistas. Para llegar a esta área hay que hacerlo a través de la carretera A835 desde Ullapool y después la A832.
Nos duchamos y con bastante habilidad, llenamos el depósito de la AC con las garrafas y el embudo. El chorrito del grifo, el cual acabé girándolo hacia fuera del lavabo (después lo coloqué bien), era ínfimo, así que nos llevó un rato terminar la tarea.
Seguimos nuestro camino por una carretera fuera de lo normal, carriles anchos, arcén…todo un lujo para las Highlands.
Llegamos al Parque Natural y nos dirigimos al parking del mirador de Loch Torridon, donde volvimos a dormir en un lugar de ensueño…sueño que se rompió cuando a las 20:30 nubes de Midgis volvieron a rodearnos. Al menos esta vez estábamos prevenidos y no se nos llenó la autocaravana de los molestos bichitos.
Las coordenadas del mirador son: N57º31´39”; W05º33´59”
Parque Natural de Beinn Eighe – Staffin, Escocia (23 de julio, 153km)
Nos levantamos con otro inusual día de horrible calor. Eran las 9:00 y el termómetro marcaba 27ºC, lo que nos obligó a anular los trekkings previstos por el Parque Natural.
Pusimos rumbo a Eilean Donan Castle (N57º16´33”; W05º30´50”), lugar donde se rodaron las películas “Los Inmortales I” (The Highlander) y “James Bond, el mundo nunca es suficiente”. El parking estaba atestado de autobuses, autocaravanas y demás visitantes, lo cual, junto al cielo tan azul, nos decepcionó un poco. Esperábamos ver este castillo con algo de niebla, el cielo amenazando lluvia…vamos, lo que se puede esperar de Escocia. No lo visitamos por dentro, preferíamos ver más naturaleza.
Unas cuantas fotos después, seguimos hacia la Isla de Skye. Echamos gasoil en el Super del pueblo de Broadford a 1,37 libras/litro y finalmente, nos paramos a comer en un mirador hacia las Cuillins en Sligachan (N57º17´25”; W06º10´14”). El calor iba en aumento, marcando una temperatura exterior de 29ºC y de 32ºC dentro de la AC, eso que teníamos todo abierto y el turbovent a todo trapo.
Del mirador, que luce el cartel de “No Overnight” bien visible, hay una visión periférica de los volcanes que formaron esta región y desde donde salen algunas rutas para investigar la zona, por lo que nos armamos de valor y recorrimos un poco el valle entre las formaciones volcánicas, llamadas Red Hills o Colinas Rojas. La verdad es que merece la pena el paseo.
A la vuelta a la AC, sacamos a la pobre Max del horno, que en esos momentos había llegado a los 38ºC y nos metimos en el río que está al lado del parking, donde ella disfrutó como una enana y nosotros nos remojamos un poco los pies.
Después fuimos al pueblo pesquero de Portree (N57º24´42”; W05º11´42”). El parking es bastante amplio y no vimos el cartelito de “no overnight”, pero todavía era pronto para nosotros, así que dimos un paseo por el puerto, vimos un poco el ambiente y seguimos hacia nuestro siguiente objetivo, el Old Man of Storr.
Llegamos al parking (N 57º29´51”; W06º09´32”), que no tenía vistas pero si buena pinta para pernoctar e iniciamos la ruta hasta el impresionante peñasco que verdaderamente parece la cabeza de un hombre mayor. Cuesta alrededor de 1 hora subir por una pendiente bastante pronunciada, pero una vez arriba, todo merece la pena. Unas vistas de toda la bahía impresionantes, por no hablar de las formaciones rocosas que desafían a la gravedad. Si andáis bien de tiempo, merece la pena dedicarle medio día o incluso un día entero a esta zona, pero en esas fechas, mejor verlo por la mañana que le da el sol de frente, ya que al atardecer, las rocas se quedan en la sombra.
Como anécdota contaros que en la verja junto al parking había unas acuarelas que costaban 10 libras y una nevera de playa con bebidas frías a 2 libras. La peculiaridad es que nadie atendía este negocio, sino que había un par de cajas para meter el dinero, las cuales no estaban ni atadas ni candadas. Solamente había un cartelito que ponía “la caja de la honestidad, si te interesa, sé justo, sino, déjalo como está”. Dudo mucho que en España esas cosas durasen ahí más de 3 minutos.
Unas cuantas fotos después, volvimos a bajar y pusimos rumbo hacia el último destino del día, Staffin Bay (N 57º38´10”; W 06º12´15”), una playa donde se puede ver la huella de un dinosaurio en la roca.
Debéis pasar el primer parking y llegar a un lateral de la carretera bastante amplio donde se puede aparcar y echar el ancla. Primero fuimos hasta el puerto del final, pero no merece la pena, estaba a tope de autocarabanas y no cabía un alfiler. Es mucho mejor la zona que os indicamos en las coordenadas, ya que tiene una bajada a una playa ahí mismo y está junto a la famosa huella. Las vistas del atardecer sobre la bahía, con un velero en medio fueron idílicas.
Staffin – Neist Point, Escocia (24 de julio, 113km)
Nos levantamos con otro inusual día de calor así que bajamos a la playa que teníamos a pie de AC. Le dimos una alegría a la perrita, que estuvo corriendo y bañándose como una loca, mientras nosotros intentamos buscar las famosas huellas de dinosaurio. Estuvimos un rato pero no las vimos, tal vez estuviesen cubiertas por las algas o por la marea alta.
Mantuvimos una conversación (de aquella manera, claro) con un matrimonio de Glasgow que tenía un Staffi. Era muy difícil entenderle, ya que esta gente habla muy cerrau…jajaja. Lo más gracioso era que se quejaba de la gente de las Higlands porque hablaban muy rápido, con acento y muchas veces él no les entendía. Otra curiosidad es que cuando les dices que hablas poco inglés, no tratan de hablar más despacio, sino que chapurrean como si fueses del mismo centro de Londres.
Seguimos ruta hasta las Kilt Rock (N57º36´39”; W6º10´22”), unos acantilados con unas rocas que se asemejan a la típica falda escocesa, el Kilt. No hay que olvidarse que hay acantilados a derecha e izquierda y ambos merecen la pena.
Una vez visitados los acantilados, seguimos en dirección hacia las Quiraing o Cuith-Raing, una zona natural muy chula llena de formaciones montañosas espectaculares. La carretera es estrecha y un tanto vertical (+15%), pero después de nuestra andadura por los Alpes Suizos y Dolomitas, esto estaba chupado. Arriba no había sitio para aparcar, así que lo dejamos en un passing place un poco más adelante. Las coordenadas aproximadas, ya que se nos olvidó marcarlas, son: N57º37´39”; W06º17´36”, de todas formas, si vais desde las Kilt Rock hasta Uig, pasaréis por ahí. La zona es preciosa, por lo que si andáis bien de tiempo, merece pasar la mañana recorriendo los senderos o incluso haciendo el trekking hasta el final de las columnas de piedra.
Salimos de la zona en dirección a Uig, con intención de coger el ferry a la isla de Lewis. Después de mal aparcar (N57º35´12”; W06º22´37”), preguntamos al chico de la oficina de billetes si podíamos cruzar ese mismo día. Nos miró como pensando “vaya par de ilusos”. Era viernes y no había ni un solo sitio hasta el lunes a las 05:40am. La inusual ola de calor había animado a todo el mundo a venir a la isla de Skye y cruzar a las islas más pequeñas. Valoramos la situación y seguimos ruta. Otro año será. Vaciamos el químico en los baños cercanos al parking donde estábamos.
Volvimos por la estrecha pero concurrida carretera para comer en el Duntulm Castle, donde nos costó un triunfo llegar, ya que había mucho tráfico.
Aparcamos junto a la carretera (N57º40´54”; W06º20´42”), un tanto inclinados y comimos. El castillo en sí no vale nada, ya que son unas ruinas muy pobres, pero el entorno es precioso. Las mejores vistas son desde la parte de abajo, donde se puede apreciar el peñasco sobre el que se construyó.
Dimos una vuelta por las rocas y nos refrescamos con el agua de mar, donde pudimos apreciar un bonito espectáculo de mano de las numerosas medusas que dominaban esas aguas. No sabemos si es algo habitual de la zona o se debía al calor de esos días.
Vista la zona, pusimos rumbo a lo que iba a ser nuestra zona de pernocta, el faro de Neist Point (N57º25´46”; W06º46´43”). Hay que dejar los vehículos en un parking de “No overnight”, pero las autocaravanas aparcaban junto a la carretera, un poco antes.
La verdad es que la carreterita se las trae. Es muy estrecha, llena de baches, curvas y algunas cuestas peliagudas. Muchas ganas debíamos traer para llegar hasta el final desde donde se puede realizar el paseo de 2 kilómetros que hay hasta el faro.
Era tarde y no nos gustó mucho el embotellamiento que había en el parking, así que retrocedimos hasta un mirador que habíamos visto un par de kilómetros antes. Las vistas desde allí eran increíbles y la zona estaba bien nivelada, así que echamos el ancla. Estábamos rodeados de ganado bobino, así que no nos faltaba diversión. Los malditos midges también dominaban esta zona, así que no pudimos ventilar la autocaravana lo que nos hubiese gustado, ya que el termómetro marcaba 24ºC a las 20:00.
Las coordenadas de la zona donde pernoctamos son: N57º26´23”; W06º45´18”
Neist Point – Kyleakin, Escocia (25 de julio, 159km)
“Lluvia y Midges” serían las palabras que mejor resumirían este desastroso día. Nos levantó el sonido de algunas gotas de lluvia y cuando abrimos las cortinas, vimos el peor de los pronósticos posibles: Niebla. No penséis que era una neblina, era una densa niebla que no dejaba ver a un metro. Además gotas de llovizna estropeaban lo que podría haber sido una bonita mañana. Hicimos algo de tiempo para ver la evolución del clima, el cual fue a peor…mucho peor. La niebla levantó pero comenzó a llover como si hubiesen dado la vuelta al mar. La excursión que aplazamos al faro quedó definitivamente suspendida. Decidimos poner rumbo a las Fairy Pools, unas cascadas de parecían de ensueño en las fotos, a las cuales se llega a través de un trekking de 8 kilómetros y 360 metros de desnivel positivo. Pensamos que mientras llegábamos, el tiempo se calmaría.
Durante el camino paramos a ver el “Dun Beag Broch” (N57º21´32; W06º25´43”), unas ruinas de hace 2300 años donde se puede apreciar cómo compartían espacio ganado y personas en lo que era una ingeniosa torre. Parce que en el parking no está prohibida la pernocta.
Llegamos al parking desde donde se inicia la ruta de las Fairy Pools (N57º15´03”;W06º16´18”), estaba bastante desnivelado y a tope de gente, por lo que paramos a un lado de la carretera, detrás de otra autocaravana y alguna camper. Llovía bastante, así que decidimos comer y esperar a ver cómo evolucionaba el tiempo. Para ello avanzamos un poco y justo antes de cruzar un puente aparcamos en lo que podría ser una zona muy buena para dormir (N57º14´19”; W06º16´54”). Se trata de un pequeño apartadero bien nivelado y con unas vistas del rio. Después de comer seguía lloviendo con mucha intensidad, así que valoramos pasar allí la noche o seguir ruta. Como teníamos muchas cosas por ver y todavía eran las 15:00, seguimos adelante en nuestro viaje. Otra visita más que tuvimos que dejar para la próxima.
Fuimos a Broadford, el pueblo donde echamos gasoil al entrar en Skye, pero esta vez queríamos repostar agua. Vimos una máquina de inflado de ruedas y llenado de agua junto a la gasolinera, pero ponía “agua no potable” y además era de monedas. Un poco más atrás vimos unos baños públicos, justo al otro lado de la carretera. Aparcamos en el parking más grande (N57º14´28”; W05º54´30”) y me acerqué a inspeccionar. Os podréis imaginar mi cara de alegría al ver que tenía un grifo exterior con mucha presión. La pena que no pude aparcar la AC junto a los baños, pero hubiese sido la bomba. Aun así, con el sistema de garrafas y embudo llenamos rápidamente el depósito. Después entramos en el “Super” de la gasolinera, que es bastante grande, buscando Wifi (que no había) y avituallarnos un poco. Sin poder actualizar la aplicación del tiempo, realizamos la ruta turística rodeando las Cuillins Hills hasta el pueblo de Elgol. La carretera es “passing place” total, pero la ruta es preciosa. A la ida vimos un parking indicado con una señal verde “Car Park” (N57º13´12”; W06º02´31”) en lo que parecía un mirador, así que a la vuelta subimos hasta allí.
Nuestra recomendación es que no se os ocurra pernoctar en ese sitio. Es una especie de mirador, con una vista preciosa de las montañas pero con miles de millones de Midges. Sacamos al perro y en segundos estaba cubierta de mosquitos queriéndosela merendar, al igual que a nosotros. Habíamos salido con el spray antimosquitos, pero era inútil. Hordas de esos malditos bichos nos rodeaban. Entramos fumigando como paranoicos en la AC y salimos de allí a toda prisa.
Decidimos dejar la Isla de Skye y seguir con nuestro camino ya que las vistas son preciosas, pero los mosquitos son algo imposible, por lo que pernoctamos en Kyleakin, justo antes de cruzar el puente. Nos quedamos en el parking de la “Comunity Hall”( N57º16´24”; W05º44´21”), que estaba asfaltado, nivelado, con césped cuidado y tranquilo en apariencia. Unas vistas del cielo despejándose y un arcoíris parecían querer decirnos adiós de nuestra visita a la isla de los mosquitos.
Kyleakin – Ben Nevis, Escocia (26 de julio, 174km)
La noche en el parking de Kyleakin fue muy tranquila, por lo que descansamos bien. Hubo algún Midge, pero todo controlado.
Pusimos rumbo hacia otro destino friki: Glenfinnan (N56º52´14”; W05º26´08”), donde se puede ver el famoso puente por el que pasa el tren de Harry Potter hacia Howards. También hay un monumento Jacobita. El parking cuesta 2 libras, pero si seguís 50 metros más, hay otro gratuito, desde donde parte el camino hacia el puente. Una vez allí, sacamos varias fotos y vimos unos ciervos pastando justo detrás. Había un fotográfo con un super teleobjetivo intentado fotografiarlos pero no nos pudimos quedar mucho tiempo para ver el espectáculo ya que la cantidad de midges que había por allí era exagerada. No podías parar más de 10 segundos sin que una nube de esos voraces bichitos te envolviese, y eso que medio llovía. Así que volvimos al parking pasando primero por el monumento jacobita.
Nuestro siguiente destino era el Parque Natural del Ben Nevis, famoso por ser dónde se rodaron partes de la peli Brave Heart. Habíamos visto en algún relato que salía de allí una ruta desde las Lower Falls, bajo las faldas del Ben Nevis hasta la increíble cascada Steall Waterfall con puente colgante incluido. Se trata de un paseo de 11 kilómetros con un desnivel de 353 m. Aparcamos en el primer parking (N56º46´09”; W05º02´12”) pero es posible subir a un segundo parking más arriba y os ahorráis 6 km, pero el camino es muy estrecho, con pocos passing places y más tráfico del recomendado para un sitio tan complicado. Ida y vuelta nos costó 3,5 horas, fotos incluidas.
Aquí tenéis la ruta de Steall Waterfall en Wikiloc.
La ruta se inicia justo antes de cruzar el primer puente, donde disfrutareis de un caudaloso salto de agua. Veréis un cartelito que pone “Riverside Path to Paddy´s Bridge”. Se trata de un sendero de 1,6 km junto al río. Después llegaréis al puente en cuestión, desde donde se sube cerca de 1 km por carretera hasta el parking que os hablaba antes. De ahí se inicia un trekking de 2 km no muy complicado pero con algún paso en el que hay que andarse con cuidado. Al final del mismo, se llega a un rio y al fondo la cascada. Si queréis llegar a pie de cascada, deberéis cruzar un puente poco común. Es de cable grueso y hay que agarrarse en dos cables superiores con las manos mientras haces equilibrios por una única línea de cable. La ruta no tiene pérdida y es recomendable calzado adecuado y palos. Como buenos españoles, iniciamos la ruta a las 17:00, por lo que llegamos a la cascada sobre las 19:00, hora en la que los midges salen a cazar en manadas, haciendo difícil incluso sacar una foto.
A la vuelta vimos que el parking era de pago y costaba 10 libras/día las AC. Como era una máquina de monedas y no teníamos tanto suelto, decidimos arriesgarnos y pasar allí la noche. De todas maneras nos pareció algo exagerado ese precio por un parking sin ningún tipo de servicio.
No fue muy exagerado, pero el día también lo terminamos jugando en la autocaravana a “palmea a los midges”.
Ben Nevis – Fidden Farm (Isla de Mull), Escocia (27 de julio, 188km)
La noche en el parking al final fue muy tranquila. No se nos aparcó ninguna furgoneta a deshoras ni nos llamó nadie la atención por no haber pagado.
El día había salido algo fresco pero despejado, así que pusimos rumbo a la Isla de Mull para hacer la excursión a la Isla de Staffa. Fue un recorrido bastante tortuoso por las estrechas carreteras y los passing places, había bastante circulación así que tardamos más de la cuenta en recorrer la zona.
Llegamos a Lochaline donde cogimos el ferry (N56º32´10”; W05º46´33”) ya que al no ser una salida tan turística, suele haber menos posibilidades de quedarse sin sitio. Llegamos a las 13:30 y la salida era a las 14:15. Estábamos los terceros en la fila y poco a poco se fue llenando la cola, pero todos entramos sin problemas. El precio del viaje, que duró 15 minutos, fue de 3,5 libras/persona y 21 libras/motorhome. Los billetes se pagan una vez has embarcado.
Una vez en la isla, fuimos al Duart Castle para comer y dar una vuelta alrededor. La carreterita que llega hasta allí se las trae, ya que es muy estrecha y bastante bacheada. Además tiene mucho tráfico hacia el castillo. Una vez allí, se puede disfrutar de unas bonitas vistas y de un parking bien nivelado donde no está prohibido dormir.
Visto el castillo, seguimos nuestro camino a nuestro destino de pernocta, el camping de “Fidden Farm” (N56º18´28”; W06º21´47”). No somos amigos de entrar en campings, pero íbamos justos de agua, el casette del wc bastante lleno y además, nos habían hablado bien del sitio.
La carretera de la isla también se las trae, ya que son 77 kilómetros de «passing places» por la A849, con un tráfico bastante denso incluyendo bastantes autobuses turísticos, por lo que nos costó algo más de dos horas hacer el trayecto. Los puntos positivos de estas carreteras es que te hacen ir más despacio, ayudando a que puedas apreciar mejor el entorno, que es precioso. Además, junto a la carretera pudimos parar a fotografiar las típicas vacas de las Highlands.
Llegamos al camping sobre las 19:00 y nos cobraron 14 libras por dos adultos. El perro y la autocaravana están incluidos. Se trata de una granja con una enorme campa junto a una preciosa playa de rocas. No sé si este hombre ha heredado esto, pero el sitio es una pasada. Se trata de una acampada relativamente salvaje, rodeados de ovejas, donde cada uno aparca donde quiera.
Evidentemente, todos los sitios frente al mar estaban cogidos, así que nos quedamos en segunda línea, bastante bien nivelados en un suelo de hierba. El camping cuenta con servicios mínimos de duchas, carga y descarga de aguas…y nada más. Aun así, merece la pena.
Fidden Farm – Isla de Staffa – Isla de Iona – Fidden Farm, Isla de Mull, Escocia (28 de julio, 0 km)
Este martes nos salió con el tiempo que puedes esperar de esta zona, fuerte viento y aguaceros intermitentes, por lo que dudamos si aventurarnos a la excursión a la isla de Staffa o no, pero finalmente nos animamos y allí fuimos.
La autocaravana la dejamos en el parking gratuito que se encuentra entre el pueblo y el camping (N56º18´18”; W06º21´56”), en el que está prohibido dormir en los vehículos. Habíamos oído que la isla es algo complicada para ir con perros así que dejamos a Max allí.
Sobre la excursión, no teníamos más información que la de la hora y porque la vimos en un cartel en el puerto. Preguntamos en la oficina del Ferry y nos confirmaron que la hora era correcta. Con un poco de retraso llegó el barquito dando tumbos a causa del oleaje que se había levantado por el viento.
La gente más avispada se fue colando y cogieron sitio en la parte cubierta del barco, el resto…fuera. Hacía mucho viento y llovía por lo que el trayecto fue toda una aventura. En 35 minutos llegamos a la imagen de mi libro de geología del instituto, la calzada de los gigantes. Al tratarse una isla de origen volcánico y de composición basáltica presenta una peculiar forma de columnas.
La suerte estuvo de nuestro lado y cuando llegamos, el viento y la lluvia cesaron, dando lugar a un resolillo muy agradable.
Después de una hora deambulando por la isla llegó la hora de volver. Como el tiempo era bueno, los mismos que se apretujaron en la zona cubierta, habían ocupado toda la parte exterior, por lo que volvimos dentro. Fue gracioso, ya que a la vuelta, la mar estaba más movida que a la ida por lo que dimos unos buenos botes. Los salpicones, el viento y el meneo hacía que nos mirasen con ojos envidiosos a los que íbamos dentro, calentitos y bastante holgados.
35 minutos después llegamos a la Isla de Iona, donde te podías quedar y volver luego en un ferry posterior o volver a puerto en la misma embarcación. Como el tiempo nos respetaba decidimos quedarnos y visitamos la abadía de Iona. Antes de bajar del barco un chico pasó recogiendo los billetes. Todos los que vimos tenían un ticket, aunque nosotros no vimos donde se podría adquirir, pero pagamos las 30 libras/persona en mano sin ningún problema.
Después de pasear por la isla y visitar el interiore de la abadía, volvimos en el ferry de las 17:15 (2,55 libras/persona) y al llegar a la auto, decidimos volver al camping, ya que no nos apetecía andar conduciendo ni buscar sitio para pernoctar.
El punto negativo de la tarde en el camping fue que los únicos chavales a los que les dio por jugar al futbol con ese tiempo, lo hicieron frente a nuestra autocaravana, por lo que la tarde de tranquilidad no fue posible. A las 21:00 vino un adulto a donde ellos pero, lejos de llamarles para ir a la cama, se unió al partido, por lo que nos dieron por saco hasta las 22:00.
Entiendo que los críos tienen que desfogar y el ambiente natural del camping invita a ello, pero desde las 17:30 hasta las 22:00 me da la sensación que es pasarse un poco, sobre todo si tenemos en cuenta los gritos y pelotazos que pegaban cerca nuestro.
Para el próximo viaje, tengo apuntado llevarme unos bongos y cuando vea donde están acampados los padres de ese tipo de chavales, me iré allí a practicar. La libertad es para todos, ¿no?.
Fidden Farm – Glencoe, Escocia (29 de julio, 168km)
Debido al vendaval que hacía y los aguaceros que caían, las ovejas de la zona encontraron agradable nuestra autocaravana, por lo que nos despertaron a las 7:00 al meterse debajo, donde se frotaban y balaban a gusto. Imaginaros la escena saliendo yo de la cama y echando a voces a los desprotegidos bichos. Después de montar la escena volví a la cama, donde nos dieron las 9:00.
Como he comentado, el tiempo era pésimo. El cielo estaba negro, un vendaval hacía temer por las tiendas de campaña y los aguaceros, aunque intermitentes, eran abundantes. Visto el panorama iniciamos el recorrido que habíamos planificado alrededor de la isla, pero sin un plan establecido.
Cogimos la carretera turística B8035. Se trata de una pequeña lengua de asfalto, estrecha, bacheada y llena de passing places, donde caben las ruedas de la autocaravana, pero no los retrovisores. Al ser la única unión con ciertas partes de la isla, imaginaros el tráfico que había y las peripecias en algunos tramos complicados. Queríamos haber llegado hasta Calgary Bay, que nos habían dicho que era muy bonita, pero debido al estrés y las malas condiciones de la carretera, al llegar Killiechronan decidimos no seguir y acortar por otra carretera similar pero que nos llevó más rápidamente a la capital de Mull, Tobermory.
Allí aparcamos en el Free Parking que hay en la entrada del pueblo (N56º37´14”; W06º04´09”). Nos dirigimos a la zona del puerto y poco antes de llegar, al igual que nuestros predecesores autocaravanistas, comimos un delicioso “Fish&Chips” en el conocido chiringuito “Fisherman´s Pier” que hay junto al reloj. Como somos novatos en este tipo de menús, nos decantamos por el plato del día que era Sea Bream with chips (besugo y patatas). El precio 8,50 libras. La verdad es que estaba bastante bueno y supongo que más saludable que una hamburguesa.
Se puso nuevamente a jarrear, por lo que volvimos a la autocaravana a comerlo. Después, paseo hasta el final del pueblo, donde entramos en la oficina del Ferry a preguntar si podíamos coger allí los billetes para volver de Mull.
Habíamos valorado la zona de embarque y, pese a ser el doble de cara, volviendo por Craignure y desembarcando en Oban, nos ahorramos cerca de 100 kilómetros de Passing places horribles, así que pagamos las 86,10 libras y salimos hacia el ferry.
Teníamos poco tiempo para llegar, ya que el de las 19:00 estaba lleno y solo quedaban plazas en el de las 17:00. Eran las 16:00 y el embarque se suponía que era a las 16:30. Haciendo uso de toda la habilidad que habíamos adquirido durante nuestro calvario por carreteras peores, conseguimos llegar a tiempo. A las 16:31 estábamos allí, aunque al final nos pasó como siempre. No embarcamos hasta las 17:20.
45 minutos de trayecto después, bajamos en Oban y pusimos rumbo a lo que sería nuestro último objetivo antes de emprender el viaje de vuelta a casa, la ruta por el Glencoe. Habíamos leído que la pernocta en los parkings cercanos estaba prohibida, así que fuimos buscando hasta encontrar uno en el que no había prohibición de “No Overnight”. Estaba lleno de autocaravanas, el suelo era firme y no parecía que hubiese demasiados Midges. Además estaba a 6 kilómetros de donde íbamos a iniciar la ruta al día siguiente, por lo que echamos el ancla allí mismo. Las coordenadas del parking son: N56º39´42”; W05º03´24”.
Como anécdota decir, que el mal tiempo se quedó en las islas y en la zona más de interior, aunque hacía fresco, lucía el sol.
Glencoe – Catnish, Escocia (30 de julio, 48km)
La noche en el parking fue bastante tranquila y sin ningún midge, así que como estábamos bien descansados, ese día realizamos dos trekkings.
El primero de ellos se inicia en el parking frente a las cimas llamadas “las tres hermanas (three sisters)”. Tres montañas piramidales muy similares y juntas entre sí. El parking es amplio y se puede dormir allí sin restricciones (N56º40´04”; W04º59´10”).
La ruta llamada «The Lost Valley» sube por el cañón que hay entre la hermana de la izquierda y la central. Se trata de un trekking no excesivamente complicado pero si algo técnico. Es un ascenso por piedras y escalones junto a un riachuelo que desciende por la montaña. Llevábamos al perro, así que no lo hicimos entero.
Cuando llegamos a un remanso del arroyo junto a una cascada, dimos la vuelta, haciendo un total de 4 km y 272m de desnivel positivo. Cada vez que parábamos para hacer una foto o salvar un tramo difícil, los malditos midges nos comían.
Preguntamos a un senderista bastante majo sobre el tema de los mosquitos, ya que nada de lo que llevamos parecía afectarles. Nos comentó que en las tiendas venden un producto específico para ellos, siendo lo único que funciona. Irónicamente recibimos esta información cuando ya nos alejamos de la zona infestada de estos malditos bichos, pero para la próxima, estaremos preparados.
Aquí tenéis la ruta que hicimos en Lost Valley en Wikiloc.
De vuelta en la autocaravana, salimos hacia el segundo trekking previsto. Se trata de una ruta más sencilla por el Glen Etive, siguiendo el río Etive, por la cual se puede disfrutar de unas bonitas vistas de las Higlands en estado puro.
Puedes ver la ruta por el Glen Etive grabada en Wikiloc aquí.
Aparcamos en el parking preparado para ello (N56º39´40”; W04º55´02”), donde por cierto, también se puede dormir sin restricciones, nos hicimos unos bocatas y comenzamos la marcha. La ruta discurre por un precioso y estrecho valle junto a un arroyo. De los 8km que tiene en total, hicimos 5 ya que es lo que cuesta llegar hasta el “punto Kodak”, donde se aprecia una preciosa vista del lago Etive. El tiempo que tuvimos fue 100% escocés, es decir, sol, viento, lluvia y en ocasiones, todo a la vez. Ida y vuelta fueron 10km, 411 metros de desnivel acumulado y el tiempo en recorrerlo, bocadillos, fotos y video incluidos fue de 3h 30mins.
De vuelta en la auto, pusimos rumbo a lo que iba a ser nuestro lugar de pernocta, el área parking de Catnish (N56º26´04”; W04º52´04”), ya que habíamos leído en otros relatos que estaba muy bien. Durante el camino, paramos en un mirador bastante grande, con dos parkings, estando uno de ellos marcado como zona de pernocta de autocaravanas (N56º34´04; W04º45´14”). Las vistas son impresionantes y el lugar parecía bastante agradable como para quedarse allí, pero era demasiado pronto para nosotros, así que seguimos con el plan establecido.
Por una carretera estrechita y llena de passing places, fuimos junto a un caudaloso rio hasta llegar a nuestro destino. Durante el camino, vimos bastante gente acampada con tienda de campaña. El parking es muy grande, hay mesas de picnic y está junto al rio. También hay un puente tibetano, pero estaba cerrado. Buscamos la zona más nivelada y echamos el ancla. Como era algo pronto, aprovechamos para pasear a Max y dejar que jugase un poco en el agua, dragando el rio. No había prohibiciones de “no overnight” y las hogueras apagadas, nos dieron pistas sobre que aquel era un sitio habitual de acampadas. Además la ausencia de Midges era de agradecer. Lo malo fue que al llegar las 20:00, no sé si nos olieron o que pasó, pero allí llegaron las hordas de esos hambrientos bichitos, por lo que la vida al aire libre, se acabó.
Catnish – Muro de Adriano (Gilsland), Inglaterra (31 de julio, 318km)
Dormimos plácidamente y al despertar vimos que los de la “Forestry Commission” nos habían dejado una nota en el parabrisas, donde nos agradecían nuestro interés por visitar su zona y nos explicaban que no estaban preparados para atender a campers o autocaravanas, por lo que pedían y agradecían un comportamiento cívico.
Después de desayunar pusimos rumbo a Gilsland, ya en Inglaterra, ya de camino a casa y donde se puede visitar el famoso Muro de Adriano, antigua construcción defensiva de la isla de Britania, levantada entre los años 122-132 por orden del emperador romano Adriano para defender el territorio britano sometido, al sur de la muralla, de las belicosas tribus de los pictos que se extendían más al norte del muro, en lo que llegaría a ser más tarde Escocia tras la invasión de los escotos provenientes de Irlanda.
Durante el camino hacia Gilsland paramos en Inveraray (N56º13´44”; W05º04´27”), un bonito pueblo donde es famosa la cárcel y la torre del reloj, siendo el segundo más pesado del mundo. Hicimos unas compras en el super y en una charcutería de productos típicos, donde compramos varios pasteles de hojaldre y carne (Scottish pie).
Cuando llegó la hora de comer paramos en un área-picnic (N56º11´39”; W04º47´24”) que tenía servicios públicos. Gracias a la lluvia, no había demasiado público, por lo que aprovechamos para llenar el depósito de agua y vaciar el químico. La zona está bastante bien, el parking nivelado y no hay prohibiciones de “no overnight”, así que puede ser una buena opción para pasar la noche.
Finalmente sobre las 18:00 llegamos al parking (N54º59´27”; W02º36´02”) que se encuentra junto al fuerte romano y el famoso muro de Adriano. Está ligeramente inclinado, pero el suelo es firme. No vimos restricciones de “no overnight”, así que allí nos quedamos, junto a otra autocaravana. El parking es de pago de 08:00 a 20:00. Visitamos el muro y como el centro estaba cerrado, las ruinas las vimos desde fuera, ya que desde la verja de madera se pueden ver bastante bien.
En la zona hay ganado ovino y bobino, hierba y mosquitos, pero ni el primero se frota contra la autocaravana, ni el tercero cabe entre las mosquiteras…definitivamente, hemos salido de Escocia.
A las 23:30, mientras daba el último paseíto al perro, un coche de la policía se acerco al parking, dio una vuelta y se fue sin decir nada. Con eso queda certificado que se puede dormir sin problemas en ese sitio.
Muro de Adriano – Stonehenge, Inglaterra (1 de agosto, 521km)
Iniciamos de manera más seria el camino de vuelta, pero nos desviamos un poco para ver uno de los monumentos más visitados de Inglaterra, Stonehenge.
Poco antes de llegar paramos en un supermercado Tesco de Marlborough (N51º24´55”; W01º43´17”) para avituallarnos un poco y gorronear el wifi gratis que ofrecen. Justo al lado hay una zona de oficinas (N51º24´56”; W01º43´13”) con un amplio parking donde descargamos las aguas grises en una de las rejillas del suelo.
Llegamos al parking de Stonehenge sobre las 19:00, pero un guarda nos indica desde lejos que ya no se puede pasar, pese a estar el parking a tope, por lo que desandamos un par de kilómetros y entramos en un camino (N51º10´35”; W01º49´56”) que está lleno de coches y autocaravanas. Desde ahí se ve el monumento bastante cerca y la gente pasa por un agujero hecho en la verja. Hacemos lo mismo, pero según vamos llegando un guarda se acerca para echarnos a todos de allí. Nos damos la vuelta según vemos que se dirige hacia nosotros para evitar que nos eche la bronca.
Seguimos andando hasta llegar a un cruce con una carretera cortada por unas obras del recinto y un hombre sin dientes, pero que parece conocer bien la zona, nos indica que el recinto donde están las piedras es privado, pero siguiendo la parcelaria a la derecha hay un sendero a pie, propiedad del National Trust, y tiene una puertecita de acceso libre, el cual llega casi hasta el mismo monumento. Paseamos por allí y podemos hacer, a cierta distancia, unas fotos con el atardecer. En el camino donde habíamos aparcado, había muchas autocaravanas y furgonetas, todos con intención de quedarse, pero la mayoría tenían pinta de sacar los bongos a media noche y ponerse a tocar el cumbaya, por lo que decidimos movernos a una zona que el GPS nos marca zona de pernocta de autocaravanas, a tan solo 5 kilómetros de allí.
Nuestra sorpresa fue cuando vemos que se trata del mini parking (N51º11´23”; W01º47´05”) de un merendero, con sitio como para dos o tres autocaravanas, junto a otro monumento de la época del de Stonehenge, pero menos turístico “Woodhenge”. Cuando llegamos, había otra AC española y un coche, pero éste, enseguida se fue, por lo que pudimos aparcar holgaditos.
Después de deambular por el monumento volvimos a la AC y nos retiramos a dormir… o al menos esa era la intención, ya que sobre la una de la mañana un coche se aparcó detrás nuestro y se puso a pitar como loco. Cuando el claxon le empezó a sonar raro, se puso a gritar. Nos levantamos sobresaltados, me vestí a toda leche y cuando iba a salir con la “barra de medir”, se fue. Al de un rato, volvió a pasar y pitó, pero no se paró. Más tarde otro coche se aparcó entre las dos autocaravanas pero se fue seguido. Finalmente, la noche terminó sin más incidencias.
Stonehenge – Canterbury, Inglaterra (2 de agosto, 295km)
Por la mañana estuvimos charlando con el matrimonio de la autocaravana de al lado, que era de Toledo y llegamos a la conclusión de que debía haber habido alguna fiesta esa noche por allí cerca, ya que no era normal el tráfico que hubo por esa carreterita.
Después de despedirnos fuimos a ver Stonehenge, patrimonio de la humanidad, y paramos en el parking (N51º10´56” W01º51´32”). Había una cantidad de coches tremenda dirigiéndose hacia allí, pero aparcamos bastante rápido. El parking nos cobraron 5 libras, pero al sacar las entradas, que cuestan 14,90 libras, audio guía incluida, te lo devuelven.
Un “tren chu-chu” te acerca hasta la zona, por donde nos colamos el día anterior, y entras a ver el tinglado. La noche anterior, vimos un grupo de personas andando por el monumento, incluso uno haciendo yoga, pero por lo visto debía tratarse de gente VIP, ya que nosotros no podíamos acercarnos a menos de 10 metros de las piedras.
Después de dar varias vueltas al conjunto, decidimos hacer andando los dos kilómetros que hay hasta el centro de visitantes, así pudimos visitar los túmulos que hay por el camino.
Antes, el centro de visitantes debía estar allí mismo, junto al monumento, pero están con un plan de recuperación de la zona y lo han retrasado ese par de kilómetros.
Después de comer en el propio parking, pusimos rumbo a Dover, con intención de reservar los billetes para el día siguiente.
Una vez allí, nos pegamos un buen susto, ya que pensábamos que nos habíamos colado en la zona de embarque. Llegamos hasta la aduana sin ver ningún sitio donde parar a comprar los billetes. Después de hacer el ridículo y echar varias veces hacia atrás, vimos que a la vuelta, los billetes se compran directamente en las cabinas de embarque. La faena es que no puedes comparar precios y elegir la que más te convenga, sino que debes ponerte en una cabina y preguntar cuando sale el ferry y cuanto cuesta. De hecho, no se pueden comprar para el día siguiente en ventanilla. Además, si no estás de acuerdo con el precio, debes salir fuera de todo el recinto, pasar nuevamente por la aduana y colocarte en otra ventanilla.
Nosotros aparcamos antes de las cabinas, me acerqué a pie y pregunté precios, pero no me atendieron y para colmo hice saltar una alarma. Vino un guarda del puerto con una furgoneta y me echó una bronca monumental, así que nos acercamos a la ventanilla de P&O y nos cobraban 140 libras por embarcar en el barco que salía en media hora. Nos pareció un tanto caro, además era muy tarde como para cruzar y andar buscando sitio para dormir al otro lado, por lo que salimos del puerto siguiendo la línea 81 y el dibujito de un búho amarillo y nos fuimos a Canterbury.
En la barrera de entrada nos volvimos a encontrar al matrimonio de Toledo. El área estaba a tope así que decidimos entrar por la salida, que no tenía barra de limitación de altura y nos metimos en el aparcamiento que hay a la derecha, que estaba totalmente vacío. Después de nosotros, otras dos autocaravanas nos siguieron, así que nos quedamos más tranquilos.
Miramos los precios de los billetes por internet y vimos que al día siguiente eran más baratos, por lo que nos retiramos a dormir, en lo que fue una noche tranquila y sin sobresaltos.
Canterbury – Brezolles, Francia (3 de agosto, 344km)
Nos levantamos por la mañana y el matrimonio de la otra autocaravana nos comentó que al final habían reservado el billete por internet y que los precios habían vuelto a cambiar, subiendo bastante más de lo que marcaba cuando los habíamos mirado por la tarde, costando el billete más barato 100 libras. Ellos reservaron con myferrylink a las 11:30, ya que era la compañía y hora más económica.
Teníamos intención de sacar el billete con la misma compañía y misma hora que ellos y así seguir con la charla, ya que son gente muy maja y campechana, pero era muy temprano, por lo que, después de despedirnos de ellos, probamos suerte con el “mercadillo” que hay allí montado.
Había muchísima gente y nos costó un rato pasar la aduana, por lo que perdimos el embarque de las 9:15 de P&O. El chico de la ventanilla nos comentó que el próximo era a las 10:15 y tenía un precio de 120 libras. Estuvimos a punto de echarnos atrás y coger con la otra pareja, pero al haber tanta gente, nos dio un poco de pereza volver a salir del complejo para entrar de nuevo, además la diferencia de precio no era muy significativa respecto a los de las otras compañías, así que pagamos y nos pusimos los primeros en la fila.
Desayunamos tranquilamente mientras esperábamos y a la hora prevista embarcamos. Nos empezamos a mosquear cuando a las 11:00 no habíamos zarpado y el capitán nos advierte de un retraso de 20 minutos. Fuimos a mirar y vimos a una ambulancia y la policía saliendo del barco. Finalmente, con un retraso de más de una hora conseguimos salir de Inglaterra.
Por fin llegamos al continente y pusimos rumbo hacia casa. Evitamos las autopistas de peaje ya que no llevábamos mucha prisa y cuando comenzábamos a estar cansados, buscábamos un área cercana para pernoctar. Paramos en Brezolles, un pequeño pueblecito con un área servicios gratuita junto a un estanque.
El área estaba en un recinto protegido por una pared de piedra, con un par de mesitas de picnic y un montón de autocaravanas. En la entrada hay dos grifos para llenar y una rejilla común para aguas grises y negras. La carretera está al lado y el tráfico de camiones y maquinaria agrícola es constante, por lo que puede resultar algo molesto, aunque a nosotros estábamos tan cansados que caímos como piedras en el acto. Las coordenadas del sitio son: N48º41´27”; E01º04´09”.
Brezolles – Coutras, Francia (4 de agosto, 503km)
Después de dormir a pierna suelta seguimos camino de vuelta a casa, sin prisa pero sin pausa. Al no volver por autopista, el trayecto es más lento pero bastante más entretenido. Me gustaría decirles a los franceses dos cosas:
1.- No hace falta poner una rotonda por cada cruce.
2.- No es necesario atravesar cada uno de los pueblecitos de Francia si no se coge la autopista. Las circunvalaciones son tan efectivas o más que las rotondas.
Paramos para avituallarnos de nuestra amada sidra bretona y cogimos botellas para una temporada. Imaginaros la cara de circunstancias de la cajera que nos cobró en el super…jijiji.
Cuando se fue acercando la hora de echar el ancla, comenzó la preocupación de siempre, la de buscar un sitio que te de la seguridad suficiente como para parar. Visitamos un par de parkings de Centros Comerciales, marcados como áreas servicios, pero no son sitios que nos gusten especialmente, ya que es lugar habitual de los chavales para dar rienda suelta a su espíritu más gamberrete.
Finalmente, en Coutras, encontramos un área privada (N45º01´29”; W00º05´49”). Se trata del jardín trasero de un matrimonio francés muy amable. Tienen un cartelito de “área para autocaravana”, pero no son un sitio oficial. En la entrada tienen un timbre al cual llamas y te atienden. Cuando le pregunté el precio, me dijo que no pueden cobrar pero si aceptar donaciones. Como el sitio era muy agradable y tranquilo, le dimos 10€ y nos aposentamos junto a la otra AC que estaba allí.
Poco después, la mujer nos vino con un carro de folletos e información sobre sitios para ver por esa zona, de los cuales ya teníamos bastantes vistos de anteriores viajes.
Coutras – Home Sweet Home (5 de agosto, 390km)
Nos despertamos bien descansados y después de desayunar, nos despedimos del matrimonio francés y comenzamos el último tramo del viaje de vuelta a casa.
Kilómetros totales de viaje: 6613 kms.
Conclusiones
Es una pena que no esté más preparada para atender a este tipo de turismo, lo cual lo han intentado solucionar con los carteles de «no overnight», pero la solución no está en prohibir sino en dar una salida, ya que eso no impide ni echa para atrás a los cientos de autocaravanistas que hemos decidido visitar ese hermoso país.
El punto positivo a este respecto, es que nunca hemos encontrado problemas para dormir, cargar o descargar. Hay que cambiar la mentalidad de las áreas de autocaravanas tal y como las conocemos, haciendo uso de los WC públicos de las numerosas áreas de servicio. A la hora de dormir, encontramos una grata sensación de tranquilidad y seguridad, algo que no tuvimos en Inglaterra.
El punto más desagradable del viaje, por no decir el único, han sido los malditos midges, que nos han condicionado en muchas ocasiones, obligándonos a abandonar el lugar elegido para pernoctar o incluso nos han tenido atrapados dentro de la AC perdiéndonos un bonito atardecer.
La conducción por la izquierda no ha sido para tanto, de hecho, me sentía extrañamente cómodo conduciendo así. Quitando alguna metedura de pata al principio a la hora de salir de una rotonda, no ha habido mayores percances.
Las carreteras son otro punto que hay que tener en cuenta. Es una infraestructura bastante precaria, al menos comparándola con la que estamos acostumbrados. Los passing places pueden hacerte perder los nervios en alguna ocasión y la estrechez de las vías, hacen difícil parar para sacar fotos o disfrutar de algunas zonas, aunque una vez te acostumbras, lo llevas mejor. Lo positivo de este contratiempo, es que circulas más despacio y puedes disfrutar del paisaje como si de un safari se tratara.
Pese a tener algunos «peros», os aseguro que Escocia es una tierra preciosa, con lugares de ensueño y merece la pena visitarla en autocaravana.
Gastos del viaje
- Gasolina: 1056,63€
- Ferries: 583, 78€
- Peajes: 147,9€
- Parkings y áreas de pernocta: 29€
- Campings: 74,78€
- Visitas, museos, excursiones: 201, 75€
- Comida, restaurantes, regalos: 392, 51€
- Total: 2.486,35€
Algunos vídeos del viaje
Vídeo completo de nuestro viaje a Escocia en autocaravana
Fountains Abbey
Grey Mare’s Tail
Vacas de las Highlands
Isla de Staffa
Ruta Ben Nevis Waterfall
Ruta Glen Etive
Ruta Lost Valley
Stonehenge
Proceso de embarque Ferry Calais – Dover
Edimburgo – Banda callejera
Bibliografía
Como siempre dar las gracias a los usuarios del foro AcPasión (EvaV, KoldoS, Jota,…) por sus aportaciones y sus relatos que son de gran ayuda para todos los autocaravanistas que nos gusta la aventura pero un poco programada y de los que hemos acumulado muchísima información.
Gracias también a nuestros amigos de Madrid (Mari Paz y Antonio) con los que compartimos parte del viaje a Dolomitas y nos contaron su viaje por Inglaterra y Escocia.
Y como no, a todos aquellos que escribís un blog con vuestros viajes y nos aportáis vuestras experiencias.
Después de esto, paso a enumerar los libros y webs que han sido útiles para la elaboración del viaje a Escocia:
- The Rough Guide to Scottish Highlands & Islands (en inglés, bastante completa)
- Philip’s Complete Road Atlas Britain and Ireland (Road Atlases) (me fuy muy útil para no hacer caso maldito Tom Tom que siempre te mete por donde no es, tiene mapas generales de carreteras y después el detalle por cuadrantes).
- Conde Nast Traveller Escocia (un capricho del kiosko, no tiene tanta información como una guía pero te da una idea general)
- Página web de turismo de Escocia (muy buena información)
- Página web con rutas de senderismo y montaña por Escocia (mucha información, muy buena, te puedes descargar los tracks de gps, recomendable aunque en inglés)
- Organización de turismo autocaravanístico de Reino Unido (áreas de pernoca y consejos)
Anónimo
Hola:
Decir que me ha parecido increíble el diario… es quedarme corto. Ya recorrido Escocia, pero estoy planeando una "ultra/super ruta" con niños. Mi pregunta es… ¿podéis informar sobre el presupuesto aproximado del viaje?
Ese sería el epílogo perfecto… jijijiji
Un saludo
ac-viajero
Hola!
Gracias por tu comentario. Siempre apuntamos los gastos del viaje en una libreta para saber lo que gastamos así que ya que lo pides, hemos añadido el desglose y el total antes de los vídeos. Como puedes ver, el mayor gasto es la gasolina. Espero que te sirva.
Un saludo.
Anónimo
Hola! Dentro de unos dias voy a realizar una ruta por Inglaterra y Escocia y tu blog me está ayudando un montón. Está todo muy bien detallado y las descripciones ayudan mucho. Muchas gracias por compartir vuestra experiencia.
Anónimo
Hola! Dentro de dos semanas realizaremos una ruta en autocaravana de 17 días por Escocia. Queríamos pernoctar en parkings pero nos preocupa cómo cargar los aparatos electrónicos. ¿Vosotros tuvisteis algún inconveniente?
Muchísimas gracias por toda la información del blog,¡ seguiremos vuestros pasos!