Tierra de hielo, madre de rudos vikingos, hoy en día Noruega es un ejemplo sobre el equilibrio entre modernidad y naturaleza. Por estas razones, los aventureros que huimos de las aglomeraciones y de las vacaciones de chiringuito, en cuanto tenemos oportunidad, no dudamos en sesgar Europa, robando kilómetros al GPS, para acumularlos en el contador de nuestras autocaravanas para llegar hasta nuestra meca y disfrutar de las catedrales y monumentos que la madre tierra nos ofrece en esta vasta tierra.
Buscando el sol de media noche y un paisaje jurásico, donde las altas montañas nacen desde el mar, cruzamos el círculo polar ártico en días sin noche, para llegar hasta las abruptas Islas Lofoten, en el norte de Noruega, objetivo principal de nuestro viaje en este verano de 2015.
Como complemento a nuestro mes por Noruega, añadimos la conocida ruta turística Kystriksveien, por la Fv-17, donde fuimos uniendo los fragmentos de costa a través de numerosos ferrys, interminables túneles e impresionantes puentes.
Para finalizar nuestra aventura nórdica, recorrimos algunos de los lugares más turísticos y conocidos de la zona sur.
PRIMERA PARTE: VIAJE HASTA LOFOTEN
Vitoria- Chateau-Thierry (9 julio – 961km)
Después de varios meses devorando foros y blogs sobre Noruega y tres días avituallando nuestra pequeña autocaravana, por fin llegó el día de elevar anclas.
Nos levantamos relativamente pronto y nos dimos una larga ducha, sabiendo que en el próximo mes tendríamos que luchar con la de la autocaravana.
Tomamos un suculento desayuno mientras veíamos en el telediario si echaban a Grecia del Euro y, por fin, salimos hacia nuestro destino.
Había bastante emoción y algo de pereza, ya que hasta el ferry de Dinamarca teníamos casi 2300km, los cuales intentaríamos hacer en tres días.
Cogimos la autopista francesa y peaje tras peaje, nuestra Visa se iba desangrando poco a poco. Menos mal que siguiendo uno consejo que vimos en el foro de ACPasión, a la altura de Burdeos (Bordeux), tomamos la salida 39, dirección Angulema hasta llegar a Poitier. De esta manera, en vez de pagar tanto peaje, quitamos 180km por autovía, lo que se tradujo en 20€ menos en peajes.
Finalmente, casi a las 10 de la noche llegamos a nuestro destino, una bonita área en el pueblo de Chateau-Thierry, cuyo precio es de 7€/24h (+20cm por persona).
Se paga mediante tarjeta de crédito en la máquina que hay junto a la barrera y ahí se puede contratar también la luz, en caso de necesitarlo. En el ticket que te expide la máquina hay una serie de códigos personalizados para activar los servicios contratados.
La verdad es que el área es una gozada, tiene plazas amplias delimitadas mediante arbustos, asfaltadas y con un trozo de verde bastante grande por plaza.
A un lado hay un largo paseo junto a un lago y al otro un McDonalds, así que si tenéis mono de hamburguesa guarrindonga, lo tenéis fácil. Por el día hay un poco de jaleo pero por la noche está tranquilo.
Las coordenadas del área son N49º2´12” E3º22´56”.
Chateau-Thierry – frontera danesa (10 julio – 1060km)
El segundo día tampoco tuvo más aliciente que el de hacer el mayor número de kilómetros posibles. Después de pagar el último peaje francés (salen a 1€ los 9km), entramos en Bélgica y casi sin darnos cuenta…en Alemania.
En ambos países se circula por autovía y gratis, siendo la velocidad máxima de 110km/h en la belga y 130km/h en la Alemana.
En Bélgica echamos gasoil justo antes de entrar en Liege, pero al de pocos kilómetros tuvimos que atravesar la ciudad, siendo las gasolineras mucho más baratas. Os aconsejo que busquéis las gasolineras que tengan hamburguesería, no para animaros a comer comida basura, sino porque el gasoil es bastante más barato (+/-15 céntimos).
En un continuo de atascos y zonas de 80km/h por la multitud de obras, llegamos al área de Schleswig (N 54°30’43», E 9°34’08») que teníamos marcada pero al ser bastante tarde, estaba a tope. Un amable autocaravanista alemán nos dio unas indicaciones sobre un parking cercano, pero no nos terminó de convencer, así que volvimos a la autopista en busca de un área de descanso.
Sin darnos cuenta cruzamos la frontera a Dinamarca y, con el cansancio acumulado, decidimos parar en un área de descanso con una gasolinera con zona de carga y descarga de aguas (N54º 49´35”, E9º19´49” (Sonderjyske Motorvej)). Durante unas horas un camión nos amenizó con el generador pero después se marchó y pudimos dormir tranquilamente…bueno todo lo tranquilo que se puede dormir en un área de descanso de una autovía.
Sobre el segundo día podemos decir tres verdades sobre Alemania:
- Invierten gran dinero en obra pública.
- Hacen una gran apuesta por las energías renovables, sobre todo en aerogeneradores.
- Todos los caminos llevan a Ausfahrt 😉
Sonderjyske Motorvej – Hirtshals (11 de julio, 354km)
Después de una plácida noche, recorrimos durante 3 horas la distancia que nos separaba del embarque del ferry que nos llevaría a Noruega.
Al llegar a Hirtshals surgió la típica incertidumbre sobre cómo funciona el tema de los ferrys. Aquí hay dos compañías: la Color Line (N57º35´33”, E9º58´03”) y la Fjordline (N57º35´42”, E9º58´48”). La primera tiene barcos más grandes pero tardan más y es más cara, pero la segunda se suele llenar mucho más rápido porque tienen menos plazas.
Físicamente las dos compañías están separadas por unos 3 kilómetros, por lo que merece la pena ir primero a la Fjordline. Podéis dejar la autocaravana en un área parking (N57º35´27”, E9º59´04”) que hay frente a la playa y hacer andando los 700 metros que hay hasta las oficinas, o si no acercaros hasta la misma puerta con la autocaravana, pero ojo! no os vayáis a meter en el embarque. Deberéis ir por el carril que hay más a la derecha.
Una vez allí, hay que subir a la primera planta y preguntar en información, para lo que hay que coger número en la máquina táctil que hay en la entrada a la izquierda.
Nos dijeron que no había nada disponible hasta dentro de dos días, por lo que fuimos a la segunda compañía. Allí solamente había dos personas preguntando, en comparación con la muchedumbre de la otra compañía, deja claro la que es más barata.
El día que llegamos era sábado, por lo que los precios tanto para ese día cómo para el siguiente eran bastante altos (368€), pero había sitio ese mismo día. El lunes salía otro al medio día y el precio era exactamente la mitad. Valoramos la pérdida de un día y medio y finalmente cogimos el embarque para ese mismo sábado a las 22:15, por lo que llegaríamos a Noruega a las 2:00am.
Hay que decir que nosotros cogimos el billete que iba a Larvik, lo que supone 45´más de ferry que nos ahorraría 2,5h de coche respecto al otro embarque.
Los billetes se pueden reservar previamente online, pero a nosotros no nos gusta mucho eso de ir atados a un día ni una hora en concreto. Somos más de ir “sobre la marcha”, lo que normalmente suele salir más caro.
De vuelta a la AC y sabiendo que había un AS cerca, comimos tranquilos y nos duchamos. Dimos una vuelta por el centro de Hirstals y nos acercamos a la playa para que Max se desfogara agusto.
Después llenamos el depósito de la auto en la estación que está junto al área de autocaravanas de Hirstals (N57º35´22”, E9º57´53”), ya que en Noruega el combustible es mucho más caro. En ese momento tenía la gasolina más barata. El área está cerca del ferry y a la entrada del pueblo, con suelo de hierba pero sin servicios.
Para llenar el depósito de agua y enchufar un poco la auto, lo hicimos en la gasolinera enorme que hay antes de llegar al pueblo (N57º44´35”, E9º59´05”). Dispone de una manguera y una ristra de enchufes al otro lado de los surtidores. También dispone de zona de descarga. El precio por pernocta es de 5,40€ y en caso de utilizar los enchufes el doble. La descarga del químico está al otro lado del edificio. Se puede pagar en la oficina de información.
Cómo nos acabábamos de duchar, utilizamos los servicios para reponer aguas y vaciar grises, también los enchufes para poder utilizar el secador…cosas del pelo largo.
Volvimos al parking del ferry, cenamos y a las 21:00 nos dirigimos hacia el embarque donde nos hicieron cerrar el gas de la autocaravana y después nos colocaron un precinto en el habitáculo de las bombonas.
Una vez dentro, hubo una especie de “juego de las sillas”, donde todos buscábamos algún sitio donde depositar el trasero las 3h 45´ que duraba la travesía. Al final, conseguimos un par de sillas al lado de la salida al exterior, vimos una peli en el portátil que llevábamos y aprovechamos para cambiar billetes por algo de moneda.
Desembarcamos a las 2:15am y nos dirigimos hacia la aduana, donde ponía que había que pasar en caso de querer declarar algo, incluso el perro, algo que habíamos visto en la web de turismo de Noruega. Al enseñar el pasaporte del perro, un tío muy guasón nos preguntó si el perro había viajado bien, por lo que dedujimos que habíamos hecho un poco el tonto.
Pusimos rumbo hacia el AP gratuita que teníamos apuntada en Larvik. Había sitio y estaba permitido el aparcamiento durante 24h, pero al ser sábado noche y haber un par de sitios de marcha al lado…el ambiente de juerga nos hizo desandar un kilómetro para dirigirnos al área de servicios para autocaravanas de pago que hay un poco antes. El problema era que estaba llena, pero aparcamos en el parking que hay justo al lado, junto al embarcadero y pasamos la noche sin problemas.
Las coordenadas de las áreas de Larvik son:
- AP gratuita: N59º03´00”, E10º01´36”
- AS (15€/noche): N59º02´55”, E10º02´00”
Larvik – Mysuseter (12 de julio, 429km)
Después de irnos a la cama a las 3:00am, nos levantamos a las 10 en una soleada mañana con una temperatura de 19ºC. Dimos un paseo por el puertecito e investigamos un poco el AS que teníamos al lado.
Aunque cabrían unas 20 autocaravanas, hay parking como para 10 autocaravanas, ya que obligan a dejar un espacio de esparcimiento entre cada uno de los sitios (¡menuda sorpresa!, nada de estar pegados ventanillas con ventanillas como en muchas áreas). Dispone de varias mangueras de agua, tomas de enchufe y un tubo, por donde deducimos que se vacía el químico. El vaciado de las aguas grises no lo vimos. El pago de los 15€ se hace metiendo el dinero en un sobre y depositándolo en un buzón que hay en el panel informativo…aquí empezamos a notar que esto no se parecía a España, ja ja ja…
Revisada la zona, pusimos rumbo a lo que sería un descanso en nuestra escalada hacia las Islas Lofoten, el Parque Nacional de Rondane.
En Noruega son muy tiquismiquis con el tema de los límites de velocidad y hay bastantes cámaras de tráfico en las carreteras, así que es mejor respetarlos. También hay obligación de circular con las luces puestas, al igual que en Dinamarca.
Cogimos la autopista de pago E6, la cual carece de peajes. Unas cámaras te registran la matrícula y si tienes dada de alta la tarjeta de crédito en su web, te descuentan automáticamente el importe. En caso contrario, pasado un tiempo te llegará a casa una factura con el total de lo gastado. Tenéis toda la información en la página de turismo de Noruega.
En la E6 hay cada cierto tiempo áreas de descanso con wc, incluso con espacios para la descarga de aguas de la autocaravana.
Desde Larvik a Hamar el precio del gasoil estaba sobre 12,50 nok de media, pero pasando esa zona, el precio superaba los 13 nok. Habíamos oído que los lunes y los jueves el precio del combustible es más alto, pero no lo tenemos comprobado todavía.
Con mucho tramo de 80km/h, nos costó un triunfo llegar a nuestro destino, un AP de alta montaña en el Parque Nacional de Rondane (N61º48´28”, E09º41´05”), de donde salen varias rutas de monte y además es posible ver renos, al menos eso dicen.
Os advierto que los últimos 10 kilómetros son bastante durillos, solo aptas para conductores curtidos en las carreteras de los Alpes.
Una vez arriba, dejamos la AC en el parking, el cual cuesta 40nok, unos 4,5€. El pago se hace metiendo el dinero en un sobre y depositándolo en el buzón que hay en la entrada. La zona es tranquila, bien nivelada y con el suelo de gravilla.
La ruta prevista para el dia siguiente es la que va al lago Rondvatnet. Son 10 kilómetros con algo de pendiente, de los cuales es posible hacer 4 en coche, previo pago de 20 Nok en un peaje con barrera y aparcar en Spranget.
Dimos un pequeño paseo para analizar la primera parte y si merecía hacerla con la AC, pero vimos la carretera con bastante pendiente, estrecha y algo bacheada, así que para no meternos en camisa de 11 varas, decidimos hacerla entera a pie.
Sobre las 20:00 nos retiramos a planificar el día siguiente y descansar un poco.
Mysuseter – Trondheim (13 de julio, 258km)
Después de una plácida noche, nos levantamos con un día bastante bonito. No lo digo porque hiciera un día azul, ni mucho menos. Un contraste de nubes negras, blancas y claros hicieron de esa mañana algo especial.
Tal como habíamos previsto, salimos andando desde el parking de Mysuseter hacia el Parque Natural de Rondame. Muchos coches, incluso un autobús, subieron hasta el primer parking, así que si os animáis a venir por aquí y os queréis ahorrar 4km de caminata (más otros 4 de vuelta, claro), podréis subir sin problemas hasta el parking de arriba. Pone que está prohibido hacer camping, pero no dice nada de no pernoctar ;).
Seguimos por una pista ancha de gravilla hasta un complejo de cabañas tipo refugio, Rondvassbu Lodge, muy bien montado y mejor situado junto a un hermoso lago.
Nada más llegar nos pegó una buena tromba de agua, pero cuando paró, el paraje era todavía más espectacular. Sinceramente, si viniese hasta Noruega y me encontrara cielos despejados y temperaturas cálidas, me llevaría una gran decepción.
Después de sacar fotos al lago desde todas las posiciones posibles y bajo una seria amenaza de lluvia, comenzamos a desandar el camino andado.
Cuando nos quedaban 4km para terminar, empezó a llover en cantidades bíblicas. Por suerte un lugareño se apiadó de nosotros y nos bajó en coche.
De vuelta en la autocaravana, comimos tranquilamente y nos acercamos a los wc del parking. Cuando entré en la caseta, me pegué un susto bien gordo, ya que un grupo de ovejas se había refugiado allí de la lluvia.
Auyentado el rebaño, examine los baños y he de decir que están muy pero que muy bien. Además del lavabo habitual, hay otro metálico bastante alto, por lo que las labores de vaciado y llenado del químico se facilitaron bastante.
Teníamos el depósito de agua bastante lleno, aun asi, con el método de la garrafa y el embudo llenamos a tope. El de las grises lo vaciamos con una garrafa que tenemos adaptada para estos menesteres.
Con los deberes bien hechos, echamos las 40nok en el buzón de la entrada y pusimos rumbo hacia las Lofoten.
En principio íbamos a ir por una carretera turística, pero cómo llovía bastante anulamos ese plan y seguimos por la ya bien conocida E6.
Por la carretera vimos muchos sitios chulos para pernoctar. Estaban llenas de autocaravanas y apostadas frente a un bonito lago.
Cómo siempre suele pasar, los sitios bonitos siempre pillan demasiado pronto, por lo que nos aventuramos con unas coordenadas que teníamos de un parking apartado, sobre la ciudad de Trondheim.
Al llegar a esa ciudad vi algo que nunca había visto, una rotonda dentro de un larguísimo túnel!. Todavía estoy alucinando con ello.
Después de una revirada ruta por la ciudad, llegamos al parking en cuestión (N63º25´28”, E10º20´25”) y la verdad es que nos pegamos una gran decepción, ya que habíamos leído que había vistas de la ciudad y desde allí no se veía nada. Se trata de un parking de gravilla cercano al campo de golf. Al menos parecía tranquilo, así que allí nos quedamos.
Advertiros que el parking se encuentra encima de lo que parece una zona residencial y la carretera es empinada, estrechita y con badenes prominentes no marcados.
Trondheim – Laksforsen (14 de julio, 351km)
La noche fue tranquila, así que descansamos bastante bien. El único “pero” es que junto al parking hay una valla con paso metálico y los coches hacen algo de ruido, pero nada que nos quitase el sueño.
Más descansados fuimos a investigar la zona y después de abrir la puerta de madera que hay a la izquierda y seguir el caminito de bosque rodeando el campo de golf por la izquierda, llegamos a una zona con porterías de futbol, desde donde se ve una vista aérea de la ciudad. Un poco más adelante se puede ir a la presa que vimos el día anterior al pasar hacia el parking.
Más conformes con la situación del estacionamiento de pernocta, decidimos añadirla a la crónica.
Después fuimos a un centro comercial de Trondheim con la intención de adquirir una tarjeta pre-pago y poder utilizar internet en Noruega, pero el chaval que nos atendió en el “Expert”, nos dijo que debíamos ser residentes para podernos hacer un contrato (creo que hubo un error de comunicación), así que nos recomendó ir a un sitio especializado en el tema de internet y comunicaciones, pero como no quisimos perder más tiempo con el tema, usurpamos un rato el wifi del Burguer King que había cerca y dejamos a la gente conocida tranquila, dando señales de vida.
Después de actualizar nuestras redes sociales seguimos rumbo a la impresionante cascada de Laksforsen.
Durante toda la E6 hay múltiples zonas de parking donde se puede dormir, utilizar el wc y en algunas hasta vaciar el químico. En muchas pone que no se puede vaciar el wc en los servicios y es porque son baños ecológicos, donde no hay ni agua ni bomba.
Paramos a comer en una muy chula junto a un laguito, donde el baño era una pasada. Todo automatizado y muy limpio. Tampoco estaba permitido vaciar el químico allí.
Antes de llegar a la cascada Laksforsen, se pasa junto a un lago con unas áreas muy chulas, por lo que podrían ser buenos sitios de pernocta. En concreto, al pasar por el arco que indica el cambio de región (Northern Norway), la cosa cambia mucho, siendo un paraje natural muy bonito y las áreas de descanso lugares privilegiados. Al fondo iréis viendo las montañas nevadas del Parque Nacional Lomsdal-Visten. Fijaros si cambia para bien, que incluso vimos un alce hembra con dos crías. No pudimos parar a fotografiarlas porque el tráfico no lo permitió, una pena.
Cuando llegamos al parking de la cascada Laksforsen (N65º37´30”, E13º17´30”), había una señal de prohibido estacionar, así que la gente venía veía la cascada y se iba de nuevo.
El sitio es muy chulo y la cascada impresionante. Se accede desde una puertita que hay junto a los contenedores y se puede disfrutar de toda la magnitud de la misma. Si no queréis andar trepando, en el bar tienen una terraza con unas vistas privilegiadas.
Unas cuantas fotos después salimos de allí y nos retiramos a pasar la noche al área de descanso (N65º37´00”, E13º18´23”) que hay unos 500m hacia la derecha del cruce.
La pena que los WC eran de esos ecológicos, pero la zona parecía tranquila con mucho espacio y de fácil acceso, así que allí nos quedamos.
Laksforsen – Círculo Polar Ártico (15 de julio, 284km)
Bien dormidos y descansados aprovechamos para ducharnos, ya que teníamos en el gps marcada una gasolinera donde se podía reponer y descargar todo lo necesario de la autocaravana.
A pocos kilómetros de donde habíamos dormido, llegamos a Mosjoen, una zona con dos gasolineras y un par de supermercados. La zona de carga y descarga se encuentra concretamente en la gasolinera Shell (N65º51´49”, E13º11´40”), la de la izquierda. El gasoil estaba relativamente barato (12,35nok) así que también llenamos el tanque.
No sé si es por la zona o porque era miércoles, pero en las próximas gasolineras por las que pasamos el precio del gasoil rondaba los 12,12nok.
Teníamos intención de ir a ver el llamado Castle Marble o Marmorslottet, un río donde las rocas son de mármol y crean unas formas espectaculares, pero el GPS no reconocía bien las coordenadas que teníamos, así que paramos en la oficina de información de Mo I Rana, donde por cierto, también se puede pernoctar (N66º18´26”, E14º08´05”). Una chavala muy maja nos dio un mapa y nos indicó cómo se llegaba a la zona en concreto.
La verdad es que se trata de un sitio que no es fácil de encontrar. Deberéis ir dirección al pueblo de Langvatnet y después seguir por la carretera que rodea al lago. Unos 20 minutos después, llegaréis a un puente que gira a 90º a la izquierda, deberéis seguir de frente por la pista sin asfaltar hasta llegar al final de la carretera, Fisktjorna (N66º29´01”, E13º52´18”). Os doy tantas explicaciones ya que nuestro TomTom era incapaz de encontrar una ruta que llegase hasta allí.
A partir de ahí sale un trekking de 1,5km (25´), no excesivamente complicado, pero que tiene su miga al final. De hecho, cuando lleguéis al río, habrá una roca que impide el paso. Deberéis salvarla y seguir por el camino de la derecha que llega a unas escaleras de madera. Para acceder al río, deberéis hacerlo por una roca de mármol algo resbaladiza ayudados con una cuerda. El acceso es algo dificultoso, pero merece la pena. Deberéis andar con cuidado ya que algunas de las rocas resbalan.
Después de mil y pico fotos, desandamos el camino y seguimos con nuestra ruta.
Durante el camino llegamos al Parque Nacional del Círculo Polar Ártico. Una explanada de estética lunar y unas montañas muy nevadas, junto a un edificio de extraña construcción os marcará el lugar.
Hay dos parkings muy grandes llenos de autocaravanas donde parece que es posible dormir. Evidentemente, paramos para hacer unas fotos e inmortalizar el momento tan especial de haber cruzado a la zona ártica. Se supone que a partir de esta zona no se hace de noche, aunque hace ya un par de noches en las que la claridad es permanente.
A lo largo de toda la carretera del parque había aparcamientos llenos de autocaravanas, pero la niebla que se estaba echando hizo bajar mucho la temperatura, así que seguimos unos 40 kilómetros más. Fue una pena no parar a hacer alguna ruta por allí, no lo teníamos previsto, y no poder ver el paisaje con claridad debido a la niebla tan baja porque parecía un lugar espectacular.
En la carretera que hay después de las barreras que delimitan el Parque Natural no hay casi parkings para pernoctar, son más bien apartaderos, pero finalmente encontramos un área bastante maja (N67º00´57”, E15º21´01”) con wc y algunas AC, así que a las 21:00, con una luz que parecían las 17:00, decidimos echar el ancla y descansar.
Círculo Polar Ártico – Polar Park (16 de julio, 347km)
El 8º día lo empleamos en llegar al punto más lejano de nuestro viaje, el Polar Park Artic Wildlife Centre (N68º41´31”, E18º06´41”) cerca de Tromsø, donde hay un parque tipo Cabárceno pero con animales autóctonos de Noruega. Previa reserva es posible interactuar con Lobos, intención con la que nosotros habíamos venido, pero sin reserva. Confiaríamos en que al día siguiente nos diesen esa posibilidad.
La curiosidad del día fue que al llegar a Bognes la E6 se acabó, por lo que para seguir hacia Skarberget tuvimos que coger un ferry. El precio es de 139nok (15€) y se paga (efectivo o tarjeta) en la misma fila de espera. El viaje dura una media hora y presenta una bonita vista de las Lofoten.
Si el día anterior el paisaje ya ganó muchos puntos, después de cruzar en el ferry, todo se volvió impresionante. Una carretera panorámica alrededor del fiordo nos permitió recordar el por qué de haber viajado hasta tan arriba en el mapa.
De camino al Polar Park paramos en un área de descanso cerca de Skarberget donde había una calita de arena blanca rodeada de unas montañas con formas espectaculares.
En caso de no querer subir hasta el Polar Park, alrededor del fiordo hay varios parkings con unas vistas privilegiadas, aunque al igual que las gasolineras, dichas áreas de descanso están bastante espaciadas.
Después de comer, seguimos ruta hasta el parking del parque polar donde hay una zona para autocaravanas donde es posible pasar la noche por 50nok y en caso de querer electricidad, 90nok. El parque cierra a las 18:00 y nosotros llegamos diez minutos pasada la hora de cierre y ya no había nadie atendiendo, por lo que no pudimos pedir a nadie que nos abriese la tapa del enchufe. Ya había una autocaravana de un matrimonio noruego y más tarde apareció una familia con dos niños y un perro que venían en una caravana enorme, así que no íbamos a dormir solos. Sin mucho más que hacer, nos apostamos allí a la espera de la hora de apertura del próximo día.
Polar Park – Islas Lofoten (17 de julio, 210km)
A las 10:00 abrieron el parque y ocurrió lo más lógico, que al no haber reservado previamente, no pudimos hacer la actividad con los lobos (1500nok). Aún así, sacamos las entradas al parque (215nok/pers), pagamos la pernocta sin electricidad (50nok) y vimos todos los animales típicos de la zona norte: ciervos, alces, renos, osos, lobos, linces y una especie de búfalo extraño.
Durante la visita es recomendable acercarse a algún grupo guiado ya que las guías llevan comida y llaman a los animales, facilitando el verlos.
La visita da para un par de horas y al finalizar nos dimos un homenaje comiendo en el parque. Preparan en una choza una barbacoa donde cocinan una pequeña variedad de platos. Los precios de los principales son 125nok y de los secundarios 55nok, al igual que los postres.
Sobre el AS del parque voy a hacer unas puntualizaciones. Los postes de luz están cerrados con llave, pero hay dos que tienen la tapa rota, por lo que si andas listo, te puedes enchufar por la cara. Nosotros no lo hicimos porque somos muy buenas personas…vaaale, nos dimos cuenta después de que se enchufaran los noruegos de la caravana. Cada poste de servicios tiene 4 enchufes, pero de eso también nos dimos cuenta tarde, de todas maneras, no necesitamos electricidad, así que se trata de un mal menor.
La carga de agua es libre y se hace desde la toma que hay junto a recepción, conectar la manguera y listo. El tema de las descargas es lo más peliagudo. Junto a la salida del parking hay un cartel que indica que se puede descargar y en el suelo hay unas arquetas cerradas.
Vimos a una autocaravana noruega que descargaba allí, pero cuando fuimos nosotros no había manera de abrir aquella arqueta. Se debe necesitar un gancho para abrir la tapa y luego una manguera para llegar hasta la tubería de descarga, ya que la tapa dificulta acercar la AC lo suficiente. Fuimos a información y nos dijeron que no se podía descargar aguas grises en el parque, le explicamos lo de la otra autocaravana y nos miraron con cara de señoríta Rotenmayer…cómo diciendo, te he dicho que no y es que no, así que con las mismas nos largamos.
Un poco más adelante encontramos una gasolinera de la casa Statoil (N68º29´43”, E16º42´02”) donde se puede descargar todo en una arqueta bastante grande y en caso de necesitarlo, llenar el depósito de agua. Como agradecimiento, llenamos el depósito de gasoil.
Con todos los deberes hechos, seguimos nuestro camino. Unos tres puentes bien largos y bastantes túneles kilométricos llegamos a nuestras ansiadas Islas Lofoten.
Con un tiempo típico noruego, 7ºc, vendaval y aguaceros, decidimos finalizar el día en un área de descanso de la E10 (N68º25´00”, E14º50´34”) que vimos llena de autocaravanas. Por suerte pudimos aparcar en paralelo para disfrutar de las increíbles vistas de la bahía Laupstadosen, ese día no vimos el sol de media noche.
SEGUNDA PARTE: ISLAS LOFOTEN
Islas Lofoten: Laukvik – Svolvaer – Kabelvag – Henningsvaer (18 de julio, 91km)
Después de la intensa lluvia del día anterior, la mañana salió soleada y con una temperatura agradable.
La intención que teníamos en las islas Lofoten era la de recorrer los pueblitos hasta llegar a “A”, el último pueblo de las islas (sin coger ferry, claro).
Cogimos la estrecha carreterita que estaba cerca de nuestro lugar de pernocta (Fv888) para ir costeando hasta Laukvik, un bonito pueblo costero donde hay unos enormes secaderos de bacalao.
Hicimos pequeñas paradas durante el recorrido para hacer fotos de los lugares que nos llamaban la atención, que en este lugar, es casi todo. La pena que con la autocaravana es difícil meterse en algunas zonas y no siempre hay apeaderos o parkings para parar.
La primera parada fue en la playa de Fiskebol, un paraje espectacular con arena blanca y rodeada de las montañas títpicas de Lofoten.
Después de alguna otra parada, llegamos a Laukvik. El sitio parece sacado de un cuento y la tranquilidad que se respira es abrumadora. Hay un parking de gravilla donde se puede pasar la noche (N68º23´09”, E14º25´05”). Después de visitar el pueblo, los secaderos y usurpar un wifi libre que encontramos en el puerto, comimos y seguimos con nuestro tour.
La segunda parada fue en el área mirador de Sildpollnes (N68º18´57”, E14º42´56”), con unas vistas increíbles de la bahía Laupstadosen y la iglesia de Sildpollnes. Lo bien preparado de la zona y algunos autobuses cargados de turistas, nos dieron a entender que se trataba de un sitio muy visitado. Había bastantes autocaravanas, así que supongo que no habría problemas para dormir allí, aunque el parking es pequeño y la marea de autobuses turísticos hace que haya que maniobrar un poco.
Unas cuantas fotos después, paramos en la capital de las Lofoten, Svolvaer. Aparcamos en una zona con varios supermercados y muchas autocaravanas. Visitamos la oficina de turismo para pedir información sobre algunos trekkings en las islas pero nos dijeron que debíamos comprar un libro que vendían allí mismo (360nok), ya que ellos no tenían casi información (gratuita).
Después de la poco fructífera visita, dimos una vuelta por la zona centro donde había bastante ambiente en los bares y restaurantes. Al puerto llegaban masas de turistas que venían de hacer excursiones para ver las águilas marinas. Viendo que la cuidad no daba para mucho más, regresamos al parking para hacer unas pequeñas compras en el REMA 1000.
De camino a Kabelvag paramos para hacer unas fotos a la catedral de las Lofoten y unos pocos minutos después visitamos el pueblito pesquero. Es un sitio muy cuco, pero no dio para mucho, así que seguimos hacia Henningsvaer, el último destino de ese día.
Denominada la Venecia de las Lofoten, Henningsvaer es un lugar bastante turístico y una de las actividades estrella es la escalada, las numerosas furgonetas, ACs y tiendas de campaña de las afueras lo corroboran.
El camino hasta allí es precioso, estrechas y retorcidas carreteras con unas vistas increíbles al mar y a la montaña, junto a un par de puentes típicos que unen pequeñas islas y el premio de ver un par de alces salvajes.
Aparcamos en el área parking que hay a la entrada de Henningsvaer (N68º09´22”, E14º12´29”), un parking mixto que se comparte con coches, autobuses y ACs. Hay unos wc bastante majos, así que en caso de necesitar llenar o descargar el químico, supongo que sería posible.
Lo que había sido un día soleado y de temperaturas agradables, se había tornado frío y lluvioso, aun así fuimos a visitar el pueblo en el que todavía había ambiente y después nos retiramos a descansar para verlo mejor al día siguiente.
Sobre las doce de la noche, con esa claridad a la que estábamos acostumbrando todavía, vimos pasar un zorro junto a nuestra autocaravana. Lo seguimos a través de las ventanas y se quedó sentado delante, así que salimos a ver si con un poco de comida podíamos hacerle algunas fotos.
Ya había un para de autocaravaneros fuera alimentándolo así que nos unimos al grupo y estuvimos un buen rato disfrutando de las correrías del zorro para coger la comida que le echábamos. Parecía tener un almacén destrás de unas rocas porque todo lo que le dábamos se lo llevaba ahí detrás.
Después de un rato, el zorro se cansó de nosotros y se marchó, así que nos retiramos a dormir.
Islas Lofoten: Henningsvaer – Vinje – Hovsund – Eggum (19 de julio, 74km)
El 10º día también se levantó algo gris y con una ligera lluvia intermitente. Dedicamos un par de horas a recorrer nuevamente Hennigsvaer hasta llegar al final donde están los secaderos y las casas rojas de pescadores que en realidad eran una especie complejo turístico. Pasamos un poco de envidia viendo las preciosas casas de madera con sus decorados jardines, ¡menudas vistas tenían!.
Ese día lo dedicamos a costear por la Fv862 hacia Gimsoya, parando en los sitios que más nos llamaban la atención. Primeramente lo hicimos en una playa de arena blanquísma cerca de Vinje donde vimos unos cuantos pájaros ostreros muy graciosos. Antes de llegar vimos un AP, justo antes de cruzar uno de los famosos puentes de estas islas, con bonitas vistas y bastantes autocaravanas (N68º15´38”, E14º16´07”), por lo que puede ser un buen sitio para dormir en caso de necesitarlo.
Después llegamos al puerto de Hovsund, donde había otro AP (N68º20´30”, E14º04´58”) donde dejamos la auto aparcada mientras visitamos el lugar, pero para dormir hay que hacer el prepago en la web www.hovsund.tabetalt.no. Dimos una vuelta por el cuco puertito, comimos y seguimos con nuestro viaje.
Hay que decir que, al igual que nos pasó en Escocia, al ser zonas poco pobladas y con unas carreteras muy estrechas, es difícil parar en cualquier lado si quieres hacer fotos o acercarte a las casas o la costa, sobre todo con un vehículo grandote. Nunca están las áreas de descanso donde te gustaría.
Durante el trayecto vimos otro área con unas vistas impresionantes de la zona (N68º15´46”, E13º49´37”). En el cartel ponía que tenía wc, pero parecía que lo habían retirado.
Sobre las 17:00 llegamos al AS de Eggum (N68º18´28”, E13º39´14”) donde se puede dormir y cargar agua. La pernocta cuesta 100nok y se paga en la cafetería que hay junto a los wc, justo debajo de la fortificación de piedra que es lo que queda del antiguo radar de la 2ª guerra mundial. Se trata de una zona preciosa, famosa por poderse ver muy bien el sol de media noche
Antes de pasar hasta allí, hay un parking donde se puede dejar el vehículo gratuitamente, pero si se quiere cruzar hay que dejar 20nok en un buzón.
El día que estuvimos nosotros un grupo bastante grande de autocaravanistas franceses tenían reservada casi todo el área que hay frente al acantilado, pero tuvimos bastante suerte y pudimos aparcar en el parking que hay justo antes de la cafetería.
Una vez aparcados y pagada la pernocta, dejó de llover, así que nos animamos a realizar un bonito trekking que sale del parking a través del cual puedes llegar hasta Unstad. Los primeros 900m son un paseo por pista, desde donde se puede ver el circo de Heimerdalen a la izquierda y el mar a la derecha. El sendero se va complicando cada vez más, sobre todo por las piedras húmedas de la costa, por lo que nos dimos la vuelta antes de llegar al faro que se ve al fondo. En este tramo se puede ver otro circo más pequeño pero igual de impresionante.
Después de la bonita ruta, cenamos en la auto y esperamos a la media noche a ver si teníamos suerte de ver el sol pero, con los nubarrones que teníamos encima, solamente pudimos degustar una perpetua claridad y algún rayo de sol anaranjado en el horizonte, aún así, salimos a sacar alguna foto.
Islas Lofoten: Museo Vikingo – Playa de Unstad – Playa de Uttakleiv (20 de julio, 74km)
Al igual que el anterior, el día se levantó con fuertes aguaceros, así que sin mucha prisa nos duchamos y cargamos agua antes de salir de Eggum. Un truco que hemos cogido para no andar con secadores de pelo es ducharnos antes de ponernos en marcha e ir secándonos el pelo con el aire caliente de la AC…somos multifunción, además de muy apañados…ja ja ja.
Nos dirigimos hacia Borg para visitar el Museo Vikingo (N 68º 14’ 42” – E 13º 45’ 26”). El precio es de 160nok por persona, audio guía incluida. La visita comienza por una zona con vitrinas, a las cuales debes apuntar y “disparar” con el aparatito que te dan para escuchar las explicaciones en castellano. También hay una película muy didáctica sobre el asentamiento que se visita en Borg. El audio guía se sincroniza automáticamente.
Saliendo de la zona de recepción se accede a una explanada donde, por un camino entre huertas y unas pequeñas porqueras con jabalíes, se llega a la reconstrucción de la enorme casa-granja del jefe vikingo. Visitamos el gran edificio por su interior donde había actores vestidos de la época realizando las distintas tareas cotidianas. Después de la visita, siguiendo el mapa, nos acercamos al puerto con la idea de probar la experiencia de ser un vikingo auténtico: disparar con arco, lanzar hachas e incluso remar en un barco vikingo. Para poder realizar la actividad de remo hay que mirar los horarios que te dan en el panfleto. Una vez en el embarcadero, hay que estar atentos a cuando venga el guía porque allí no se guardan turnos de llegada, en cuanto el guía dice «coged los salvavidas»… sálvese quien pueda…toca correr hacia ellos y ser rápido, si se acaban, tendrás que esperar a la siguiente. Creo que por una vez en la vida, fuimos rápidos y conseguimos nuestros chalecos salvavidas, así que probamos la experiencia de remar en un barco vikingo. Qué trabajo más duro oiga!
El museo es sencillo pero bastante divertido. Al finalizar la visita, comimos en la cafetería y aprovechamos que tenían wifi gratis (la clave la tenéis frente a la caja).
En el AS de Eggum no habíamos podido descargar ni agua ni el wc, así que nos acercamos a una gasolinera en Leknes (N 68°08’43», E 13°37’10») que dispone de zona para poner a punto nuestra AC. Hay que ir a la caja y comprar por 20nok una especie de moneda aplastada que abre la zona de vaciado de aguas negras. Dentro de esa cajita hay una manguerita para limpiar y llenarlo de nuevo. El vaciado de las grises se hace unos 3 metros más adelante, en una rejilla bastante grande. El llenado del depósito se hace en un lateral de la gasolinera, pero no os puedo decir exactamente donde, ya que nosotros íbamos completos.
Con los deberes hechos retrocedimos unos kilómetros para visitar la playa de Unstad, la meca del surf ártico (N68º16´01”, E13º34´34”). La verdad es que la playa no vale mucho, salvo la historia que hay sobre los pioneros surferos que montaron un surf camp allí en 2003 después del éxito de la película de surf E2K, donde salen unos pirados haciendo surf en aguas gélidas. Como tampoco había olas, seguimos con nuestro viaje. Hay que pagar el parking y la pernocta como ya estaba siendo habitual en estas zonas.
El día iba de playas, así que nuestro siguiente destino fue la playa de Haukland (N 68º11´57”, E 13º 31´55”), donde hay un parking en el que se puede pernoctar. Pese a la advertencia de “prohibido acampar” de la entrada varias decenas de furgonetas, autocaravanas y tiendas de campaña decían lo contrario.
Oliéndonos cierto jaleo por la noche, fuimos a nuestra segunda opción, la playa de Uttakleiv (N68º12´33”, E13º30´14”) que está al otro lado del túnel. Es una playa más humilde, pero se puede pernoctar en un parking que hay a la izquierda pagando 100nok en un buzón que hay a la entrada.
La zona era bastante más tranquila, las vistas muy bonitas, aunque había bastante niebla baja, y además había un paseo sencillo por la costa hasta la otra playa, así que allí echamos el ancla.
Para mayor información, hay dos tomas de agua por lo que se puede recargar la AC y unos servicios, pero no está permitido vaciar el químico allí.
Islas Lofoten: Playa de Uttakleiv – Ballstad – Nusfjord – Skagsanden beach (21 de julio, 68km)
La noche en la playa de Uttakleiv fue muy tranquila, tanto que se nos pegaron un poco las sábanas. Después de desayunar dimos el pequeño paseo que hay por la pista hasta la playa de Haukland, unos 6 km ida y vuelta. Las vistas de la bahía son preciosas y merece la pena, además empezó a despejar, así que pudimos ver un poco mejor el paisaje.
Cargamos agua antes de partir rumbo a Ballstad, un pueblo pesquero con un impresionante astillero, el cual tiene el mural más grande de Europa (según la guía, claro). Aparcamos junto a un pequeño supermercado Joker (N68º04´16”, E13º32´18”) y merodeamos por el puerto para ver el astillero y las casas de pescadores.
Vimos que en lo alto de una colina había una especie de monumento desde el que seguramente habría buenas vistas de la bahía, así que subimos hasta allí y, sí, había una panorámica del pueblo y el mar muy fotográfica. El monumento es un memorial a los pescadores de las Lofoten desaparecidos en el mar. El camino está justo en la carretera que sube hacia la izquierda del supermercado y, a unos 300m, se llega a una casa blanca al final, pues justo a la derecha sube un caminito entre hierba que llega allí.
Visitado el pueblo, seguimos hacia Nusfjord, el famoso “pueblo museo” de la zona, pero antes paramos a comer en el parking que hay debajo de una bonita iglesia noruega (N68º06´57”, E13º33´34”) que merece la pena visitar si os pilla de paso.
Llegamos a Nusfjord y nos dirigimos al parking que indica para caravanas y coches pero cuando vimos la cuesta tan empinada y estrecha que había que pasar nos lo pensamos mejor y aparcamos en el parking para autobuses (N68º 02’ 08”, E13º 20’ 47”). En el parking para coches está prohibido pernoctar pero en el de autobuses no pone nada y he leído en algunos relatos que se quedaron ahí.
Sabíamos que este era un pueblo museo en el que había que pagar por entrar ya que es un proyecto de conservación de estilos arquitectónicos de una aldea pesquera típica de la zona. La entrada cuesta 50 Nok y tienes wifi gratis pidiendo la clave en información o en la caseta de venta de entradas. A partir de las 6 dejan de cobrar y se puede entrar sin pagar. Nosotros llegamos pronto así que pagamos religiosamente.
El pueblito tiene su encanto, enmarcado entre montañas junto a un fiordo y salpicado de casitas de madera típicas y secaderos de pescado. Hay un par de restaurantes, tienda de alimentos y tienda de regalos. En una de las casas amarillas que está frente al puertito se proyecta una película muy interesante sobre el pueblo y sus métodos de pesca tanto en el pasado como en la actualidad.
Sobre las 19:30 comenzamos la búsqueda de un lugar donde pernoctar. Teníamos apuntado que en la playa de Flakstad se podía y nos pillaba cerca, así que allí fuimos.
Cuando llegamos, el área de descanso de la playa de Skagsanden (N68º 06’ 14”, E13º 16’ 58”) estaba hasta las cartolas de autocaravanas, furgonetas, coches y tiendas de campaña. Encontramos un hueco frente a la playa y dimos un agradable paseo por la orilla. Por fin pudimos disfrutar de un sol de medianoche como Dios manda: cielo despejado, arena blanca y asientos de primera fila.
La playa estaba repleta de gente que se estaba preparando para el espectáculo: tiendas de campaña, mesas de picnic, sillas frente al mar, fotógrafos por todas partes…parecía el típico cine al aire libre.
En cuanto el sol empezó a caer, salimos de la auto con la cámara de fotos y nos posicionamos para hacer unas cuantas instantáneas del momento, mágico momento.
Islas Lofoten: Skagsanden beach – Ramberg – Reine – A – Skagsanden beach (22 de julio, 96km)
El día 13, aprovechando la ola de buen tiempo que nos acompañaba desde ayer, lo invertimos en recorrer los pueblecitos costeros que hay hasta A, el último de la isla.
El primero que visitamos fue Ramberg, pero no pudimos bajar a la playa, ya que el único aparcamiento es uno circular (N68º05´54”, E13º14´44”), con poco espacio y se monta un buen jaleo, por lo que pese a estar allí aparcados, decidimos seguir camino. Un poco más adelante, cerca de la gasolinera y detrás de unos comercios hay un aparcamiento de gravilla bastante tranquilo que puede ser un buen sitio para pernoctar si nos pilla el toro (N68º05´22”, E13º13´38”). Paramos un momento para dar un pequeño paseo por la zona y ver la playa desde otra perspectiva.
Después dejamos la E10 para cruzar dos puentes que nos llevarían por una carretera estrechita (Fv808) pero de bonito paisaje hasta Fredvang. A medio camino había un montón de coches y furgonetas aparcadas junto al inicio de una ruta de trekking que va hasta Kvalvika. La duración es de unos 2,5h y la distancia aproximada de ida y vuelta es de 6km. Nos fue imposible aparcar aunque como no la teníamos prevista, tampoco insistimos demasiado.
De Fredvang fuimos hasta Krystad, donde se acaba la carretera y no queda otra que dar la vuelta, y como iba siendo habitual, con dificultades para parar y sacar fotos en los pequeños pueblos.
De camino a Reine paramos en el AS que hay en Hammoya (N67º56´53”, E13º08´12”), donde se puede cargar y descargar todo gratuitamente. Lo del químico estaba cementado, por lo que la gente lo echaba por donde las grises. Nos estaba resultando difícil encontrar lugares para vaciar el wc de manera “legal”.
Por si os interesa, un par de kilómetros antes, justo donde empieza el túnel, hay un mirador – área de descanso (N67º57´43”, E18º09´09”) que tiene buenas vistas y wc. La pernocta parece posible.
Desde Hammoya hasta Reine no encontramos ningún sitio donde parar, por lo que llegamos bastante rápido y sin poder hacer fotos, además había bastante tráfico. Aparcamos en el parking que hay justo a la entrada del pueblo (N67º55´41”, E13º05´08), junto al puente, donde nos encontramos con un pintor sentado en el suelo que había montado su propia galería de cuadros a lo largo del mismo. Si seguís hasta el final del pueblo, hay otro parking también bastante majo, con una gasolinera, varios restaurantes y una zona de picnic. También hay una oficina de turismo, por si os interesa. Lo bueno de dejar la Ac arriba es que pudimos hacer unas bonitas fotos panorámicas del pueblo con sus preciosas cabañas de pescadores y las escarpadas montañas de fondo (por fín!).
El pueblo es sencillo pero precioso, por ello dicen que es el pueblo más bonito de Noruega. Además el buen tiempo ayudó bastante, tanto que decidimos comer un par de hamburguesas Big en el chiringuito que hay junto a la gasolinera. Se estaba tan a gusto que nos quedamos una hora sentados en las mesas de madera del parque.
Después de recorrer la localidad a fondo seguimos hacia el último pueblo de las Islas Lofoten, “A”, el cual es otro pueblo museo, al igual que el de Nusfjord, solo que no vimos que cobrasen tickets por entrar. La AC la dejamos en el gran parking (N67º52´45”, E12,58´37”) que hay al final del pueblo, donde parece que es posible pasar la noche y además tiene baños y una oficina de turismo. Justo al final del parking, sale un camino que llega hasta el final de de la isla, donde desde los acantilados tienes una vista espectacular del mar y las siguientes islas.
Después de estar un rato maravillados con aquel paisaje, volvimos hacia el parking y nos adentramos en el pueblo. Es otro pueblo de postal, con sus cuidadas casitas de pescadores, sus muelles y alguna que otra tiendecita de recuerdos, pastelería, etc.
Un par de horas por allí y nos retiramos hacia el lugar elegido para la pernocta, un área de descanso que hay justo al pasar los puentes camino de Fredvang. La zona está bien nivelada, tiene unos wc limpios y con una toma de agua exterior para poder cargar la AC, zona de columpios y mesitas, pero las vistas son un poco tristonas, así que cuando estábamos a punto de echar el ancla, arrancamos y volvimos a pernoctar en el área de descanso de la noche anterior, la playa de Skagsanden (N68º 06’ 14”, E13º 16’ 58”), donde volvimos a disfrutar del espectáculo del sol de media noche.
Skagsanden beach – Krigsminne (23 de julio, 339km)
En las previsiones del tiempo habíamos visto que ese día catorceavo iba a ser bastante lluvioso, así que nos vino bien con la idea de hacer kilómetros para salir de las islas y volver al continente.
Desde la parte sur salen un par de ferrys pero tienen fama de ser largos, caros y muy movidos, ya que en su travesía confluyen una serie de corrientes que hacen el viaje no apto para cualquiera que tenga facilidad para marearse en el mar, por lo que decidimos subimos hasta Lodingen (N68º25´11”, E15º59´31”) y coger el ferry a Bognes. El precio fue de 568nok, unos 63€, los cuales te los cobra un chico directamente en la fila. La duración de la travesía fue de 1h15´y lo mejor de todo es que había wifi abierto.
Tomamos tierra en Bognes y condujimos hasta que estuvimos cansados, ya que el mal tiempo animaba a invertirlo en quitar kilómetros del siguiente destino, la carretera turística Fv17.
La noche la pasamos en Krigsminne, junto a otra autocaravana, exactamente en un parking de tierra al lado de la carretera de donde salía una ruta hacia un monumento de la Segunda Guerra mundial (N68º22´08”, E15º38´01”).
TERCERA PARTE: RUTA KYSTRIKSVEIEN, CARRETERA TURÍSTICA FV17
Krigsminne – Holand (24 de julio, 196km)
Con una mañana gris pero sin lluvia pusimos rumbo hacia lo que sería nuestra tercera parte del viaje por Noruega, la carretera turística Fv17, llamada Ruta Kystriksveien, de gran interés geológico y con paradas bastante interesantes.
La primera de las paradas la hicimos en Fauske, donde tienen un AS muy bien acondicionada pero que cuesta 150nok la pernocta, unos 17€ y se paga metiendo el dinero en un sobre junto a la caseta de la descarga de grises. La carga y descarga de aguas es gratuita, así que nos acercamos para hacer los deberes y seguir con nuestra ruta. El agua limpia se encuentra a la izquierda del área, junto a una caseta donde había una llave, la cual creemos que es la que abre las tomas de las conexiones eléctricas de cada aparcamiento. Al extremo contrario se encuentra el vaciado de las grises y el químico, junto a un poste servicios. Fauske es un pueblo bastante grande, con varios supermercados, tiendas, cafeterías, etc., por lo que es un buen punto para parar y avituallarse.
Nuestra siguiente parada fue Salstraumen, cerca de Bodo, un lugar de peregrinaje obligado para los amantes de la pesca. Nosotros no es que tengamos esa afición pero habíamos oído que se produce la corriente de marea más fuerte del mundo creando unas formas espectaculares en el agua, así que allí fuimos.
En el parking (N67º13´57”, E14º37´12”) se puede pernoctar pero cuesta 200nok (22€). Hasta las 20:00 es gratuito, así que allí nos plantamos para ver a la gente sacar truchas a patadas.
Seguimos camino y por la carretera vimos una cabaña para pescadores muy vieja en el pueblo de Inndyr que nos pareció interesante para sacar unas fotos, así que paramos cerca, a la salida de unas casas y la fotografiamos. Ya que estábamos aparcados, decidimos comer antes de seguir con la ruta.
Un poco más adelante, después de pasar un túnel larguito, vimos un AS junto a una playa (N66º57´35”, E13º48´10”) conun supermercado Coop y un surtidor de gasoil. La zona era bonita, así que paramos a dar una vuelta.
Con el estómago lleno seguimos hasta el AS de Holand (N66º43´28”, E13º41´54”), donde pasaríamos la noche para tratar de hacer la famosa ruta al glaciar Svartisen. Desde el aparcamiento del área hay una bonita vista del glaciar, concretamente de uno de sus brazos, cuyo nombre es Engenbreen.
En la oficina de información cogimos un plano de la zona, donde vienen los horarios del barquito que te acerca al otro lado del lago desde donde sale un trekking de 3km para llegar a los pies del glaciar. El barquito se coge en un muelle que hay 1km más abajo, al cual se accede por la carretera y el precio es de 170nok, unos 19€. Junto al embarcadero hay un pequeño parking, pero preferimos dejar la AC en el área.
Merodeamos un poco por la zona y vimos que un poco más abajo hay un aparcamiento bastante amplio (N66º43´22”, E13º41´41”) con espacio para unas cuantas autocaravanas, por lo que en caso de no encontrar sitio arriba, podría ser una buena opción.
Lo que había sido un día de nubes y claros, acabó en una tarde lluviosa, por lo que nos retiramos prematuramente a la AC.
Al de un rato llegó una autocaravana con matrícula española y salimos a saludar. Se trataba de Carmen y Pepe, Pitucar en el foro ACpasión, un matrimonio catalán que venía de Cabo Norte tras haber cruzado por Finlandia. Qué envidia disponer de tanto tiempo para poder viajar varios meses, sin el estrés de la vuelta al trabajo. Después de un buen rato contándonos batallas de este y otros viajes, nos retiramos a la auto para cenar y rezar porque el día siguiente mejorara y poder hacer la excursión.
Holand – Tjotta (25 de julio, 203km)
Después de una noche muy lloviosa, la mañana no fue mucho mejor. Nos conectamos con el portátil a la red wifi de información y vimos que salvo la tarde de ese mismo día, que iba a ser algo más benevolente, el resto de los días llovería bastante. De hecho había una borrasca enganchada en la zona central de Noruega para los próximos días.
Hace ya algunos viajes que tomamos la determinación de no quedarnos más tiempo del necesario en ningún sitio, ya que hay tantos sitios para ver, que esos días esperando a que despeje, pueden ser oro en otro lugar.
Con esa misma filosofía sacrificamos la visita al glaciar, la cual era imposible por las lluvias torrenciales, y decidimos acelerar la excursión por la carretera turística Fv17, dirigiendo nuestras ruedas hacia la zona sur del país.
Para no desaprovechar las buenas previsiones para esa tarde, decidimos rutear e ir parando en las zonas que nos resultaran más llamativas. Al hacer tan mal tiempo, las nubes estaban muy bajas, por lo que no pudimos ver gran cosa de lo que debe ser un recorrido espectacular.
Ese día cogimos 3 ferrys:
- Foroy – Agskadet (N66º44´20´, E13º30´53”): 99nok, 11€
- Jektvik – Kilboghamn (no apunté las coordenadas, pero no tiene pérdida): 231nok, 26€. En este ferry volvimos a cruzar el Círculo Polar ártico, marcado con la inconfundible estatuilla de la bola del mundo situada en los acantilados.
- Nesna – Levang (N66º12´01´, E13º00´46”): 139nok, 15€. En este ferry se paga una vez has embarcado. Cuando estás sentado una chica pasa a cobrarte. Nos preguntó sobre el vehículo que traíamos y le dijimos que una autocaravana de 5,999 m., así que nos cobró como un coche, ya que la siguiente tarifa la aplican a partir de 6,01m, que hubiesen sido 288nok, unos 32€.
Una vez en la isla de Nesna, el tiempo era bastante bueno, así que decidimos acercarnos a ver las famosas cumbres llamadas las 7 hermanas ubicadas en la isla Sandnessjoen.
Paramos en el área de descanso (N65º53´48”, E12º27´02”) que teníamos apuntada, pero las nubes estaban allí agarradas, por lo que sólo pudimos ver la base de esa prolífica familia pétrea.
Eran las 7 de la tarde, así que pensamos en ir a visitar el último pueblo que había al final de la carretera turística Fv17, Tjotta, de donde sale otro ferry hacia Forvik. Se trata de un pueblo con un puertito pesquero, casetillas rojas pero nada del otro mundo, así que sin dedicarle demasiado tiempo, echamos gasoil cerca del ferry y volvimos a un área cercana que nos había gustado al pasar, Krigsminnesmerke (N65º50´43”, E12º23´43”).
Está vallada para evitar que se metan las ovejas, tiene mesitas de picnic, WC y un monumento a los sovieticos caídos en la 2ª Guerra Mundial. Las vistas de las montañas son muy chulas y siguiendo un sendero que hay por detrás de la zona de los baños, se llega a una tranquila bahía con unas vistas increíbles, así que, después de pasear por allí, volvimos a la auto y nos quedamos a pasar la noche.
Tjotta – Maela (26 de julio, 450km)
La noche fue tranquila y la mañana agradable así que fuimos a visitar una iglesia que habíamos visto un poco antes de donde pernoctamos el día anterior. Resultó ser el Petter Dass-Museet, un pueblo museo en memoria de los más de 8000 soviéticos caídos en la 2ª Guerra Mundial.
El parking (N65º53´36”, E12º23´59”) está muy bien y había bastantes autocaravanas que habían pernoctado allí. Además hay baños cerca, lo que lo hacen una buena opción para pasar la noche.
Seguimos con nuestro camino y encontramos el parking (N65º56´09”, E12º29´22”) desde donde se inicia una de las rutas por las 7 hermanas (De Syv Sostre). La ruta, catalogada como difícil, no es apta para todo el mundo. Tiene un total de 8km, en los cuales se sube de 10m a 1010m y se estima en un tiempo de 6h. El ascenso es complicadillo y el acceso a las cumbres puede requerir una pequeña cordada de seguridad. Si se va a la oficina de información y se notifica que se va a realizar la ruta, al completarla te dan un certificado de haber hecho las 7 cimas.
Viendo el panorama, nos dedicamos a sacar unas fotillos y a seguir con lo nuestro, sin meternos en ningún “fregado”, además el tiempo estaba cambiando bastante rápido.
Antes de salir de Sandnessjoen, paramos en una gasolinera Shell (N66º01´01”, E12º38´27”) que tenía servicio gratuito de vaciado y llenado completo. El vaciado de las grises se hace en la alcantarilla con rejilla que hay junto a la caseta que marca el AS. Ahí hay dos puertas, en una se vacía el químico y en la otra hay una manguera de agua potable. En caso de encontrar alguna de las puertas cerradas, acercaros a los dependientes y os dejarán un mando a distancia que abre las puertas, las cuales tienen una especie de cierre magnético.
Abandonamos la bonita Fv17 a través de un túnel de 11km de largo para coger la conocida E6, por la que poco a poco fuimos metiendo kilómetros hasta que dio la hora de comer. Por suerte nos coincidió con un pequeño AP (N64º55´50”, E13º08´14”) junto a un río que habíamos visto a la ida.
De allí sale un sencillo paseo junto al río que llega hasta unos rápidos y unas cascadas llamadas Sandamofossan, a 1km del parking. El paseo merece la pena. Cuando estábamos regresando a la AC comenzaron las primeras gotas de lo que sería una tarde altamente lluviosa.
Finalmente echamos el ancla un poco antes de Trondheim, en un área de descanso (N63º29´26”, E10º52´58”) que está en una salida desde la E6 y dio la casualidad que tenía servicio de vaciado y carga de aguas.
Maela – Carretera de los Trolls – Valldal (27 de julio, 376km)
Después de mucho llover, por fin salió el sol, por lo que en nuestro viaje de regreso a la zona sur de Noruega, pudimos disfrutar de los paisajes del Parque Nacional Dovrefjell – Sunndalsfjella, que no pudimos ver cuando subimos hacia Lofoten. Mencionar que hay cantidad de rutas de senderismo y áreas de descanso por la zona, lo que podría dar para toda una semana.
Llegamos hasta Dombas (N62º04´30”, E09º07´39”) donde paramos a hacer unas compras en el supermercado Kiwi, donde tenían wifi abierto, así que matamos dos pájaros de un tiro.
Nos despedimos de la carretera E6 para dirigirnos en dirección hacia Andalsnes, pero unos 6km antes de llegar, en Gudbrandsjuvet, giramos a la izquierda para subir la vertiginosa Carretera Turística Nacional Geiranger – Trollstigen o “Carretera de los Trolls”.
Se trata de una subida de 6km al más puro estilo dolomítico. La pendiente del 10%, las cerradas herraduras y el intenso tráfico, hacen de esa enrevesada carreterita todo un reto. Menos mal que a estas alturas somos conductores curtidos en las más duras pruebas de asfalto y subimos sin ningún percance.
A medio camino hay un puentecito con un apartadero donde se puede parar para ver cómo la cascada golpea sobre la roca. Una vez arriba hay un parking grande (N62º27´10”, E7º39´48”) donde parece que es posible pasar la noche.
La zona es muy bonita, tanto por los miradores que hay sobre la cascada y la carretera como por las cumbres nevadas que enmarcan ese idílico escenario.
Hechas las fotos de rigor, seguimos nuestro camino en dirección a Valldal. Hicimos una parada en el parking de las cascadas Gudbrandsjuvet (N62º19´50”, E7º28´18”) desde donde sale un pequeño paseo para verlas, con cafetería al final.
Los detalles de las cafeterías, caminos preparados y paneles informativos nos revelan que nos vamos acercando a las zonas más turísticas de Noruega.
Íbamos a coger el ferry que va de Linge a Eidsdal, pero como ya era un poco tarde decidimos pasar la noche en Valldal y cruzar al día siguiente.
Cerca del puerto de Linge vimos un parking asfaltado (N62º17´48”, E07º15´24”) lleno de autocaravanas con bonitas vistas del fiordo Tafjorden, así que sin pensarlo más, allí echamos el ancla.
Valldal – Fiordo Geirangerfjorden – Mirador Dalsnibba – Glaciar Kjenndalsbreen (28 de julio, 169km)
Con otro día de cielo azul y temperaturas agradables nos pusimos en marcha hacia el puerto de Linge (N62º16´06”, E07´º10´38”), para coger el ferry que va a Eidsdal (99nok-11€).
En unos 10 minutos ya estábamos de nuevo en carretera, por la 63 dirección Grotli. De camino paramos en el mirador Korsmyra (N62º08´02”, E07º10´58”), desde donde hay una vista muy bonita del fiordo Geirangerfjorden y de los cruceros allí atracados.
La carretera de bajada se llama «La carretera de las águilas», con decenas de herraduras y una pendiente bastante peliaguda, todo ello aderezado con decenas de autobuses, motoristas, ciclistas, coches y otras autocaravanas. Hay un mirador en la mitad del trayecto desde donde se ve el fiordo pero es difícil parar ya que no hay parking y los coches inundan el arcén, de una carretera hecha al más estilo dolomítico. Por lo menos las carreteras no son malas ni demasiado estrechas, por lo que se circula relativamente bien.
Una vez abajo, llegamos al pueblo de Geiranger, un auténtico caos de gente, autobuses, cruceristas, etc. Nos dio tanta pereza parar allí que seguimos camino hacia el mirador de Dalsnibba. A medio camino de subida hay un mirador con wc (N62º05´27”, E07º13´21”) que nos da una última panorámica del fiordo y la carretera de las águilas. La foto en el diván que hay en la roca es obligada.
Poco a poco y sorteando el tráfico, llegamos al lago Djudpvasshytta (1030m) (N62º01´51”, E07º16´37”), donde se puede parar y disfrutar del lago helado y su refugio. La imagen que nos vino a la cabeza es la del Paso de San Bernardo en los Alpes Suizos.
Después de dar una vuelta y sacar fotos, seguimos por la carretera hasta llegar a la cima (1450m), donde está el mirador Dalsnibba (N62º02´65”, E07º16´12”). Para subir hay que pagar un peaje de 110nok-12€ y volver a pelearse con una carretera de lo más revirada y un tráfico intenso, pero nada que a estas alturas no podamos superar. Las vistas del valle y el fiordo Geirangerfjorden desde arriba son impresionantes y pese al peaje, merece la pena subir. Eso sí, hay que hacerse hueco entre la multitud de gente y autobuses turísticos.
Varias decenas de fotos, video y haber hecho nuestro monolito de piedra, seguimos hasta Grotli, donde cogimos la Carretera Turística 258: Gamle-Strynefjellsvegen.
Se trata de la antigua carretera de las montañas de Strym. Está sin asfaltar, con algunos agujeros, pero la belleza del recorrido hace que merezca la pena. Es bastante estrecha, pero hay apartaderos, así que sin problemas. También hay bastantes zonas para parar y hacer fotos.
Los 27km que tiene nos llevaron 1,30h aproximadamente, pero paramos bastante a fotografiar el lago helado, las montañas nevadas, etc. Finaliza al llegar a una estación de esquí (cerrada en esta época), donde la carretera vuelve a estar asfaltada.
Unas cuantas herraduras más y nos pusimos en ruta hacia el Glaciar Kjenndalsbreen, cerca de Loen.
A través de una carretera bastante estrecha con apartaderos para poder parar al cruzarnos con otro vehículo, llegamos hasta el peaje que lleva al parking del glaciar Kjenndalsbreen (N61º44´49”, E7º02´07”). No hay barrera ni nadie cobrando, sino que hay que meter los 50nok en un sobre y echarlos al buzón. En caso de no hacerlo, si nos pillan, la multa es de 200nok.
Un cartel que hay cerca advierte de que las áreas que existen son para un descanso corto y en caso de querer pernoctar, nos invitan a visitar alguno de los múltiples campings de la zona. Por el camino no hay mucho donde elegir, salvo un par de apartaderos poco espaciosos, así que decidimos arriesgarnos y subir hasta el parking del glaciar.
5km de carretera bacheada y sin asfaltar nos llevaron hasta un parking de similares características, donde había una AC y una furgoneta, así que buscamos un sitio apartado, lo más nivelado posible, para no andar poniendo calzos y allí nos quedamos.
El glaciar no es muy turístico, pero habíamos oído que era bonito y merecía la pena visitarlo, por lo que allí nos plantamos. Eran las 20:30 y la luminosidad que había nos permitió visitar el glaciar y hacer unas cuantas fotos. Se trata de un valle muy cerrado, rodeado de numerosas cascadas y saltos de agua, por lo que la mejor hora para visitarlo hubiese sido al medio día, cuando el sol estuviese más alto.
Glaciar Kjenndalsbreen – Glaciar Briksdalsbreen – Glaciar Boyabreen (29 de julio, 151km)
La noche fue tranquila, al arrullo del sonido del agua proveniente de las cascadas y el río glaciar que teníamos al lado. Las condiciones de luz eran similares a las de la tarde anterior, por lo que decidimos dar por finalizada la visita y seguir con nuestra ruta.
Nuestro primer destino del día fue el conocido Glaciar Briksdalsbreen. La carretera de acceso es estrecha, pero una autopista si la comparamos con la del día anterior.
Entre autobuses, coches y autocaravanas conseguimos llegar al parking del glaciar (N61º39´48”, E06º49´12”), el cual cuesta 50nok (6€) durante el día y 100nok (11€) en caso de pasar la noche.
Hay varios niveles de parking, el primero para autocaravanas y el segundo mixto. Como no nos íbamos a quedar, fuimos hasta el último, donde también había bastantes autocaravanas.
Las máquinas para pagar y sacar el ticket sólo admiten monedas, de lo que andábamos algo escasos, por lo que fuimos a la oficina de souvenirs e información en busca de cambio, pero nos vendieron el ticket directamente.
El paseo hasta el glaciar es de una media hora y si no queréis caminar, se puede subir en una especie de quads con asientos, denominados “Trolls-Car”, solo que no podemos deciros el precio ya que no nos fijamos.
La subida es bastante bonita y se puede disfrutar de una enorme cascada a medio camino. Durante el recorrido hay carteles indicando dónde llegaba en glaciar en años anteriores e impresiona ver el retroceso que ha sufrido el glaciar en los últimos 200 años. Un poco antes de llegar al lago y el glaciar hay unos pequeños prados con caballos y cabritas. Lo peor del trayecto fue la cantidad de Trolls-Cars que subían y bajaban continuamente cargados de japoneses y que hacen que tengas que ir atento para que no te atropellen.
Después de hacer unas cuantas fotos, volvimos al parking para comer, nos duchamos y pusimos rumbo a nuestro siguiente destino y lugar de pernocta, el área de descanso del Glaciar Boyabreen (N61º28´52”, E06º44´40”), punto que habíamos sacado del foro Furgovw.
Volvimos a la carretera 60 rodeando el fiordo Nordfjord y subiendo un puerto donde hay una estación de eskí. A la hora de comer, lo que había sido un día nublado, se tornó lluvioso y con niebla baja, estropeando lo que parecía ser un precioso paisaje. Llegamos a Byrkjelo y cogimos la carretera E39 hasta Skey donde paramos en un AS junto a una gasolinera que alquilaban cabañas, pero el servicio de carga y descarga de aguas costaba 60nok, por lo que seguimos camino por la carretera 5 hasta llegar al área de descanso que buscábamos. Eran las 19:00, así que nos apostamos en una esquinita y echamos el ancla. Después dimos el paseo de unos 700 metros que hay hasta el glaciar, el cual es tan bonito como el anterior y además, gratis.
Hicimos unas fotos por la zona y nos retiramos a descansar en lo que denominamos “el día de los glaciares”.
A nuestra vuelta en el parking no quedaba nadie, así que vaciamos el químico en los wc que había allí. Tratamos de no ensuciar nada y al finalizar lo dejamos más limpio de lo que nos lo encontramos.
Glaciar Boyabreen – Iglesia de Urnes – Parque Nacional de Breheimen – Iglesia de Lom (30 de julio, 174km)
El día 21 discurrió a lo largo de la carretera turística 55, haciendo varias paradas, siendo Lom nuestro destino final. La primera de ellas fue en una gasolinera XY (N61º18´07”, E07º12´31”) ya que disponía de servicio de carga y descarga de aguas y químico previo pago de 20nok. El AS está dentro de la zona de lavado. Poco después giramos a la derecha para llegar a Solvorn, donde se coge el ferry (N61º18´06”, E07º14´53”) para ir a visitar la iglesia de Urnes, la más antigua iglesia de madera conservada de Noruega y Patrimonio de la Unesco.
El ferry es muy pequeñito y no muy recomendable cruzar con la autocaravana, ya que hay que entrar de culo, maniobrando bastante y además el precio es muy elevado, 470nok ida y vuelta. Además, una vez has cruzado, hay que aparcar en un parking que hay a 100 metros y hacer el kilómetro de cuesta hasta la iglesia andando. Nosotros dejamos la AC en el pequeño parking del ferry, que son 72nok ida y vuelta por persona, y cruzamos andando.
La entrada a la iglesia cuesta 80nok/persona, unos 8,5€ e incluyen unos panfletillos en castellano y una visita en inglés. La iglesia es muy pequeña, pero merece la pena pararse a ver los detalles decorativos, tanto del interior cómo del exterior.
La repujada iglesia está rodeada de campos de fresas y frambuesas, por lo que no pudimos resistirnos por 25nok, a coger una cajita de enormes frambuesas que había a la entrada de la cafetería.
Los ferries de ida salen a las en punto y los de vuelta a las y media, por lo que nos tocó esperar un poquito a que nos viniesen a buscar.
Una vez de vuelta en la AC seguimos por la carretera 55 hasta que las tripas nos recordaron que era la hora de comer, por lo que paramos en un mirador desde donde se veía uno de los brazos del fiordo Sognefjorden.
A medida que nos íbamos acercando al Parque Nacional Breheimen y cogiendo altura, la carretera se iba llenando de esas herraduras que tanto gustan a los motoristas. Si al coctel añadimos que había obras y la niebla se iba intensificando según ganábamos metros de altitud, podríamos decir que, el viaje se hizo cuanto menos, interesante. Lo que os puedo asegurar que el paraje nevado que os aguarda una vez arriba, hace que todo merezca la pena.
Para no obstaculizar demasiado el tráfico, íbamos dejando pasar a los coches de vez en cuando, apartándonos en las zonas de descanso de la derecha de la carretera, así podíamos circular más tranquilos y disfrutar del paisaje sin estrés, ya que la sinuosa carretera 55 nos regala unas preciosas vistas de altísimas y caudalosas cascadas que nutren los ríos que van a parar al fiordo.
Sobre los 1400m de altitud está el área de descanso Oscarshhaug (N61º30´33”, E07º49´10”). Es bastante amplia y dispone de baños, lo que la hace un buen sitio para pernoctar.
Seguimos por la carretera de alta montaña, alucinando con los lagos helados y las enormes paredes de nieve y hielo que todavía había, pese a ser casi agosto.
En el área de “Mefjellstien” (N66º33´32, E07º57´22”), donde hay una escultura de un cubo de piedra con un agujero que aparece en los folletos de turismo, hicimos otra parada. De allí sale un paseo hasta otro lago helado, pero como se nos estaba haciendo tarde y la niebla era cerrada, no lo realizamos, pero sí lo dejamos anotado para cuando volviésemos a Noruega.
Sobre las 19:30 llegamos a Lom, concretamente al parking que hay junto a la bonita iglesia de madera (N61º50´20”, E8º33´57”), donde ya había un par de campers y algunas autocaravanas aparcadas.
El pueblo es bastante turístico y tiene un par de supermercados, así que nos acercamos al Coop para avituallarnos y hacer uso de su wifi libre.
Después de dar un pequeño paseo por el pueblo, nos retiramos a la autocaravana para preparar la ruta del día siguiente y escribir el diario de ese mismo día.
Lom – AP Harstad (31 de julio, 425km)
Después de una noche bastante ventosa, la temperatura bajó considerablemente, por lo que la mañana en Lom fue un tanto fresca. Visitamos la bonita iglesia de madera junto a la que habíamos dormido, dimos una vuelta por el pueblo bajando por el río que hay a la izquierda del parking y nos pusimos en marcha al siguiente punto del mapa.
Nuestro viaje iba llegando a su fin, pero queríamos terminarlo visitando el famoso Púlpito (Preikestolen), por lo que tocaba meter algunos kilómetros, pero no queríamos perdernos la oportunidad de pasar por algunos Parques Nacionales más, así que la jornada comenzó por la carretera turística Valdresflye (carretera 51), la cual pasa por los Parques Nacionales de Jotunheimen y Hallingskarvet. Destacar la cantidad de gente que había por allí practicando senderismo, bicicleta o patines. Se ve que la zona mueve bastante turismo nacional.
Proseguimos por las carreteras turísticas Hardangervidda (carretera 7) y Hardanger (carretera 13) las cuales atraviesan el Parque Nacional Hardangervidda, aunque no nos impresionó tanto como los demás parques por los que habíamos cruzado. Sí destacar que la temperatura exterior era de 6º!. También bordeamos el fiordo Eidjorden, con su río caudaloso y múltiples cascadas.
Las áreas de descanso por las que pasamos durante este recorrido fueron escasas y pequeñas, por lo que si veis alguna que os cuadra, no arriesguéis, ya que puede que no encontréis más.
La idea era seguir ruta y dormir donde nos coincidiese. Sobre las 19:30 atravesamos Odda, por lo que nos acercamos a el área de autocaravanas sobre la que habíamos leído en otros relatos (N60º04´15”, E06º32´49”). Al ser una población con una enorme fábrica, ocurrió lo que nos temíamos. La zona no era nada bonita, el área estaba a tope y el precio era de 150nok (16,5€), por lo que decidimos seguir camino, pero no sin antes hacer una visita a la zona de carga y descarga gratuita que se encuentra al lado, junto al puerto (N60º04´15”, E06º32´49”).
Pusimos en el gps un área que nos aparecía a 25km de allí, en Harstad, pero cuando llegamos era una especie de aparcamiento de autobuses donde había una zona de carga y descarga de aguas.
Habíamos empezado a subir un puerto de montaña, así que seguimos con la esperanza de que el destino nos diese un lugar mejor para descansar ese largo día de conducción y enseguida apareció una explanada muy grande, con suelo de gravilla, donde había varias autocaravanas, así que allí nos quedamos (59°53’12» N – 6°39’20» E).
En la entrada ponía que el precio por aparcar un coche era de 50nok y de 100nok en caso de las autocaravanas, pero la caseta que había estaba cerrada a cal y canto, al igual que el buzón donde se supone que había que hacer el pago. Además, en lugar de sobres había unos papelitos numerados a modo de resguardo. Esta imposibilidad de pagar el área y su cercanía a una estación de eski, nos dio a entender que solamente estaría operativa en el periodo en el que lo hiciera la estación.
Lo bueno del sitio es que te separa bastante de la carretera y tienes unas bonitas vistas de las montañas nevadas. Tuvimos suerte y el día que había amanecido nublado, fue abriendo, regalándonos una preciosa tarde de cielo azul.
Área parking de Harstad – Joperland (1 de agosto, 198km)
Salimos del área y a 9km exactos vimos otro parking bastante amplio junto a unos remontes donde había otras autocaravanas, así que puede ser otro lugar a tener en cuenta. No os podemos dar coordenadas ya que no nos dio tiempo a anotarlas, pero está nada más salir de un túnel.
Ruteando por la carretera turística Hardanger (nº13) llegamos al puerto de Nesvik (N59º15´42”, E06º09´30”) para coger el ferry que nos llevó hasta Hjelmeland. El chico que cobra nos preguntó por el tamaño de nuestra AC y cuando le dije que 6m, nos cobró cómo si fuera un coche, 99nok (11€). La duración del trayecto es de 10 minutos, así que no nos quitamos ni el cinturón de seguridad.
Al otro lado, seguimos por la misma carretera hasta llegar a Jorpeland, el pueblo que está justo antes del parking del Pulpito (Preikestolen). Aparcamos en el ámplio parking del supermercado Rema1000 (N59º00´59”, E06º02´20”), donde comimos y después aprovechamos para hacer unas compras.
Desde que habíamos cruzado el ferry había estado lloviendo, pero en Jorpeland nos cayeron auténticos aguaceros que nos hicieron dudar sobre la posibilidad de hacer la ruta al día siguiente.
Con esa incertidumbre, nos acercamos al supermercado Kiwi para usurparles un poco de wifi y ver las previsiones del tiempo para el día siguiente. Cómo se cogía la red sin codificar desde la autocaravana, además de ver las previsiones meteorológicas, aprovechamos para entrar en la web de la compañía de ferrys fjordline (www.fjordline.com) y reservamos el billete de vuelta, siendo el precio menos de la mitad de lo que nos costó venir a Noruega.
Eran todavía las 18:00 así que nos acercamos a tantear un área de autocaravanas que había junto al puerto (N59º01´01”, E06º02´38”), donde había ya unas 6 AC apostadas allí. El precio era de 150nok por pernoctar y 50nok más en caso de enchufarse.
Vista la zona, nos acercamos hasta el parking del Preikestolen (N58º59´25”, E06º08´17”) y ver si la ruta hasta allí nos ofertaba algún área de descanso gratuita que mereciese la pena. Desde Jorpeland hay 8,6km, unos 12 minutos, hasta el último parking y como no vimos nada que nos convenciese, y en los parkings de El Púlpito no se puede pernoctar, decidimos volver al área de autoraravanas de Joperland.
Cogimos un sobre para meter el dinero, el cual hay que echarlo en un buzón en caso de no haber ningún responsable, pero apareció una chica llamando a las puertas de las autocaravanas para cobrar a quién no hubiera pagado. Le di el sobre y me dio un recibo que había que colocar en el parabrisas.
Desde el área se veía el parking del Rema1000 donde habíamos comido antes, justo al otro lado del puerto, donde un par de autocaravanas se habían quedado allí para pasar la noche.
Después de dar un paseo por el puerto bajo una lluvia intermitente, nos retiramos a la AC para cenar. En poco tiempo se puso a jarrear de tal manera que pensamos que no podríamos hacer la ruta hasta El Púlpito después de habernos desviado tantos kilómetros sólo para ello. Con esa incertidumbre nos fuimos a dormir.
Jorpeland – Preikestolen – Oanes (2 de agosto, 25km)
Nos levantamos sobre las 07:45 y en previsión de la gran afluencia de gente que iba a haber, nos dirigimos al último parking del Preikestolen sin desayunar.
Una vez allí, nos aposentamos en la zona de las autocaravanas y desayunamos tranquilamente. Preparamos las mochilas, cogimos los palos y sobre las 10:00 comenzamos la ruta al mítico “Pulpit Rock”.
El ascenso comienza por un caminito de gravilla, pero en poco tramo la cosa se vuelve más seria. Escalones de piedra, pasos por riachuelos, pasarelas de madera e incluso un estrecho balcón con unas cadenas es lo que nos encontramos en los 3km que hay hasta El Púlpito.
El camino es complicado y bastante vertical, por lo que el calzado de trekking y los palos son altamente recomendables, además hay que tener en cuenta que compartiréis camino con una auténtica marea humana, por lo que la prudencia deberéis llevarla al nivel máximo.
La ruta está marcada en 2h y es exactamente lo que tardamos nosotros a un paso normal.
Una vez arriba es como en botica…hay de todo: gente con guitarras, gente haciendo poses graciosas, gente sentada hacia el abismo, gente haciendo flexiones al borde del acantilado, etc…, vamos, un ambientazo. Además las vistas son espectaculares, eso sí es Noruega: fiordos, montañas y, además, con la suerte de que tuvimos cielos con claros y nubes de tormenta…todo un espectáculo.
Nosotros nos hicimos unas cuantas fotos típicas en la roca en cuestión y después subimos un poco más, siguiendo el camino marcado en rojo, para hacer alguna foto desde otra perspectiva.
Sobre las 14:00 iniciamos camino de vuelta, que nos llevó un cuarto de hora menos que la subida, aunque fue más peligrosa, sobre todo por la cantidad de gente que subía. En los tramos más estrechos o complejos, era difícil pasar, ya que no cabíamos todos los que estábamos.
La noche anterior y la mañana de ese día había estado lloviendo bastante, por lo que las piedras estaban bastante resbaladizas y eso complicaba aun más el trayecto.
Durante ese trekking nos llevamos la sensación de que la gente no tiene modales y va a su bola, importándole bien poco el resto de la gente. Te adelantaban por cualquier lado, con los que te cruzabas en los pasos estrechos no esperaban a que terminaras de pasar y la gente con perro no respetaba tampoco en los pasos, llevándolos sueltos en las zonas más peligrosas, lo que suponía un peligro porque se te metían por medio.
Nosotros no tuvimos ningún percance, pero alguno que otro ya se pegó una buena culetada. Sin más, cuanta más gente hay, más “de todo” te encuentras, incluso una monja subiendo en chanclas y un chaval bajando descalzo.
Llegamos al parking de nuevo con la suerte de que no nos cayó ni una sola gota de agua, comimos, nos duchamos, pagamos los 100 Nok que cuesta el parking y pusimos rumbo a Kristiansand, donde debíamos coger el ferry de vuelta.
A 14km de Preikestolen, en Oanes, hay que coger un ferry para poder continuar, pero al ser domingo y las 7 de la tarde, había una cola tremenda. Por suerte vimos un área de descanso justo antes de la caseta donde se cogen los tickets para embarcar, así que nos desviamos y echamos el ancla allí mismo, ya que el destino lo teníamos a tan solo 3h30´, por lo que decidimos tomárnoslo con calma.
Se trataba de un área junto al fiordo Lysefjord (N58º54´36”, E06º04´39”), con aparcamientos delimitados muy amplios. Estaba tan bien, que nos hizo dudar sobre si era gratis o se trataba de un camping.
El día había ido abriendo, quedándose una tarde soleada y de temperaturas muy agradables, tanto, que nos acercamos dando un paseo hasta el puerto, donde cogimos unos helados y nos los comimos en el malecón, viendo al ferry ir y venir, cargando oleadas de vehículos.
La frecuencia del ferry es de media hora, siendo las 5:30 el primero y las 0:30 el último, por lo que esa noche no pusimos el despertador, dándonos el capricho de dejar que sea el cuerpo el que decidiese a qué hora iniciaríamos el camino al día siguiente.
Oanes – Kristiansand (3 de agosto, 234km)
Durante nuestro último día en Noruega el sol salió y, con un cielo prácticamente azul, cogimos el ferry que nos sacaría de Oanes. En la cabina de cobro les dijimos que la medida de la AC era inferior a 6m, por lo que nos volvieron a cobrar cómo un coche, 70nok más 29nok por un pasajero, ya que el conductor siempre está incluido en el precio del vehículo.
8 minutos después ya estábamos de nuevo en la carretera. Hicimos el viaje sin ninguna prisa, tratando de grabar en nuestras retinas esos últimos momentos y llevarnos a casa una visión de Noruega con sol, algo que nos había costado ver durante estas lluviosas vacaciones (ya nos habían avisado en el foro de Acpasión que este año estaba siendo el más frío y lluvioso de los últimos 20 años).
Un montón de túneles y algunos puentes después, llegamos a Kristiansand a la hora de comer y nos dirigimos a unas coordenadas que teníamos apuntadas de unos amigos que habían estado por aquí hace 5 años, pero lo que en su día era una campa frente al mar, se había convertido en unos edificios de lujo. Al menos pudimos aparcar junto al paseo (N58º08´40”, E08º00´43”), detrás de unas autocaravanas alemanas. Es una zona tipo OTA, y se paga de 08:00 a 18:00.
Después de comer fuimos a investigar otras coordenadas que nos aparecían en el gps de un área parking (N58º08´20”, E08º00´06”). Hay que dirigirse al otro lado de la ciudad, hacia donde están las terminales del ferry, y allí dirigirse al puerto y atravesar un arco con flores sobre un puente. Ahí aparece una señal indicando que la carretera se acaba, pero hay que seguir por una carreterita cuesta arriba y al llegar a una casa se gira a la izquierda hasta llegar a una especie de fábrica que tiene el parking delante. Se trata de un parking frente a una preciosa playita, apartado del bullicio, pero cerca del centro, donde había un par de autocaravanas más. El precio es de 65 Nok todo el día o de 12 Nok por una hora. Nos pareció bastante agradable, así que lo dejamos en la recámara y nos fuimos a investigar otras alternativas y de paso formalizar el pasaje del ferry que habíamos hecho online.
Nos acercamos a la oficina de Fjordline, que está en el mismo sitio que las de la compañía Color Line, y un chico muy amable nos confirmó que estaba todo correcto y, aunque con la imagen del móvil servía, nos imprimió la hoja de reserva.
Fuimos a investigar otro parking que habíamos visto cerca de la zona de embarque, frente al cementerio (N58º08´52”, E07º59´05”) y antes de entrar a la ciudad donde había unas cuantas autocaravanas aparcadas. El suelo estaba pavimentado pero no estaba demasiado nivelado. Pese a estar muy cerca del ferry, la zona era fea y pegada a la carretera, así que decidimos volver al de la playa, que al fin y al cabo se encontraba a 3 kilómetros del embarque.
Al salir de ese parking, nos vimos obligados a volver a pasar por el peaje de 16 Nok que te cobran a la entrada de la ciudad. Pese a mirar y remirar en el gps no hubo manera de evitarlo, así que por allí fuimos.
Eran las 17:30 cuando aparcamos en la calita y vimos que sólo se pagaba de 08:00 a 18:00, así que nos hicimos un poco los “longuis” y pensamos…»por el peaje extra» y nos fuimos a visitar la preciosa ciudad.
Paseamos por el puerto hasta el parking donde habíamos comido, visitando por el camino una fortaleza del S. XVII que está junto a un gran parque.
A la vuelta pasamos por un Supermercado KIWI, cuyo wifi libre se cogía desde fuera, así que aprovechamos para poner en orden nuestras redes sociales e informar a la familia de que volvíamos al día siguiente.
Cuando estábamos cerca del parking, pasado el puente de flores, vimos un canal con una serie de puentes que resultó ser una zona de restaurantes muy animada.
Finalmente nos retiramos a la AC temprano, ya que a la mañana siguiente tocaría madrugar para embarcar a las 7 de la mañana.
Kristiansand – Köln (4 de agosto, 923km)
La noche fue tranquila, así que pudimos descansar bien frente a la idílica calita. Nos levantamos a las 5 de la mañana y sin mucha demora, fuimos a la terminal del ferry Fjordline (N58º08´35″, E7º58´35″) con la intención de desayunar en la cola de espera, pero no nos dio tiempo y embarcamos casi seguido.
El interior del ferry nos gustó mucho más que el de la compañía que habíamos cogido a la ida, ya que todos los asientos eran iguales, tipo avión. Muy cómodos y espaciosos.
A nivel de servicios sí que era más precario, pero suficiente para poder desayunar un café y un bollito y descansar durante el viaje.
Cuando llegamos a Dinamarca, un fuerte vendaval nos acompañó durante todo el viaje. La subida de temperaturas fue notable, llegando a los 31ºC en Alemania. Una tormenta dificultó seriamente la circulación, pero a esas alturas, poco nos asustaba ya.
Hicimos kilómetros por las autovías y sobre las 20:00 llegamos a Colonia (Köln), concretamente al AP que teníamos señalizada en el GPS (N50º 54′ 57″, E6º 50′ 49″). Se encontraba junto a una estación de tren y un enorme parking de cemento que daba servicio Park&Ride.
La sensación era de ligera desolación y daba la impresión de haber vivido momentos mejores. La máquina de servicios estaba inhabilitada y el acceso a una enorme AP también se encontraba cerrada.
Después de pensarlo un poco, decidimos aparcar allí mismo, ya que había otras 3 autocaravanas y además, estábamos bastante cansados.
Köln – Vivonne (5 de agosto, 822km)
Durante ese día cruzamos a Francia donde nuestro gran amigo «TomTom» decidió darnos unas vueltas extra por la capital.
Los 32º que marcaba el termómetro en París no invitaban a parar demasiado, ya que el aire acondicionado de la autocaravana aliviaba nuestra adaptación a las temperaturas de Centro Europa.
A media tarde llegamos al área de autocaravanas de Vivonne (N46º25´33″, E0º15´47″), un precioso pueblo francés, próximo a la autovía, por lo que no obliga a desviarse mucho de la ruta para poder disfrutar de un bonito sitio para pernoctar.
El área cuenta con un poste servicio y dos plazas oficiales, pero unos parkings grandes, delimitados por árboles, dan pie a que solo aparquen autocaravanas a ese lado. Está situada junto a la oficina de turismo, donde, si tenéis suerte de aparcar lo bastante cerca se puede coger wifi gratis sin salir de la AC.
Ese día se celebraba una feria de productos de alimentación de la zona en un parque que está a las afueras de Vivonne, con comida popular y todo, así que pudimos disfrutar de una tarde muy agradable dando un paseo hasta allí.
Cómo ya he explicado, la zona de aparcamiento de autocaravanas estaba delimitada por árboles, cabiendo dos AC por cada espacio. Nosotros habíamos aparcado en la penúltima plaza, compartiendo espacio con un coche, quedando sitio para otras dos autocaravanas en la siguiente plaza. Bueno, pues cuando volvimos de visitar el mercado, una autocaravana francesa se había encajado entre nosotros y el coche, no dejando espacio ni para abrir las ventanas, pero eso sí, ellos tenían suficiente espacio al otro lado para estar agusto.
Tal vez seamos un poco quisquillosos…pero, digo yo, si hay un pedazo sitio al lado, ¿por qué cojon…narices se tienen que meter con calzador?. Con más ganas de dormir que de discutir, cenamos y nos fuimos a la cama.
Vivonne – Vitoria (6 de agosto, 533km)
Con muchas ganas de llegar a casa y agotados por el tremendo calor, salimos de Vivonne, pero no sin antes parar en el SuperU que hay a la entrada (N46º25´53″, E0º15´46″), donde echamos gasoil y nos avituallamos de Sidra Bretona para todo el año.
En unas 6 horas llegamos a nuestra querida guarida, donde comenzamos a planificar las siguientes vacaciones.
Kilómetros totales realizados en este viaje: 9.875 km…¡¡¡una pasadaaa!!
Conclusiones y consejos:
- Por la E6 y la E10 hay cantidad de áreas de descanso en las que se puede pernoctar sin ningún problema, además muchas de ellas tienen muy buenas vistas.
- En muy pocas áreas hemos visto una zona específica para la descarga del químico. Su situación es junto a los wc. En otras hemos visto un cartel específico prohibiendo la descarga del baño, por lo que deducimos que en los que no dice nada, la descarga está permitida.
- En bastantes gasolineras hay zona de carga y descarga de agua. En alguna que otra tienen también zona para vaciar el químico.
- Echad gasolina cuando la veáis barata, aunque no tengáis el depósito temblando, ya que hay mucha diferencia entre gasolineras que están a pocos metros y entre las distintas zonas.
- Ojo con los mosquitos en las zonas naturales. Están preparados para atravesar la piel de los duros noruegos, así que imaginaros que pueden hacer con nosotros. A mí me llegaron a picar a través de la gorra. La ventaja es que tienen un tamaño considerable y los ves venir, no como los de Escocia.
- Los camiones conducen como si estuviesen rodando la película «El diablo sobre ruedas», así que es recomendable dejarles pasar o echarse a un lado si vienen de frente.
- Llevad ropa de abrigo y chubasquero ya que el tiempo noruego no se ha ganado la fama en balde. En cuestión de minutos lo mismo os pega una chaparrada, que sale el sol, que cae la temperatura 10ºC. Venid preparados y mentalizados para que el aguacero no os fastidie la aventura.
- Las bombonas de gas traedlas bien cargadas ya que por la noche puede ser necesario poner la calefacción, sobre todo tras cruzar el Círculo Polar Ártico.
- En las oficinas de información no tienen wifi libre (hay que solicitar la clave), pero si buscáis un poco, siempre hay alguno abierto, sobre todo en los McDonalds. De casualidad, mientras esperábamos un ferry encontramos una fuente inesperada de internet libre, los autobuses turísticos.
- En todos los sitios de servicios: ferrys, gasolineras, tiendas turísticas, etc, los que te atienden son unos pipiolines, por lo que suponemos que están cubriendo puestos como trabajos de verano.
- El sol se mete horizontalmente, por lo que pese a que no pillar el sol de media noche en su plenitud, los atardeceres son interminables.
- Es admirable la afición que tienen los noruegos a la pesca, acampar, hacer picnics… haga el tiempo que haga. De hecho, en todos los paneles informativos te animan a ello.
- No habíamos leído nada al respecto, por lo que no organizamos el viaje teniendo en cuenta los parques naturales, donde hay muchas rutas de senderismo y zonas para pernoctar muy chulas. Para la próxima, los tendremos en cuenta.
- Los horarios aquí no son como en Francia, donde todo el mundo ya está apostado a las 18:00. No os extrañe que la gente siga ruteando a horas en las que deberían estar durmiendo o incluso poniéndose en marcha cuando han terminado de cenar.
- Si tienes la sensación de estar en una carretera en obras, es debido a que la raya central de las carreteras noruegas es amarilla. Supongo que lo harán por una mejor visibilidad.
- Si tenéis el traductor de Google en vuestros móviles o tablets, podéis descargar el paquete de los idiomas que queráis para poder utilizarla sin conexión a internet. Esto nos vino muy bien para traducir el inglés y el noruega de foma rápida.
Documentación
- Foro de Acpasión, tema Escandinavia verano 2015, donde unos expertos en Noruega nos han ayudado un montón al resto de viajeros. Gracias Carhec, Scruti, Elimaco y demás autocaravaneros que han aportado información.
- Foro de Acpasión, tema sobre servicios de carga y descarga y áreas de pernocta.
- Página web de turismo de Noruega, la mejor que he visto, con infinidad de información y en español. En su web podéis pedir gratuitamente las guías turísticas y un mapa de carreteras muy útil que te envían a casa en unas semanas.
- Foro Furgow.org con su mapa de furgoperfectos en Noruega y algún relato de los foreros.
- Página de áreas de pernocta insertadas por los usuarios también disponible para móviles y tablets: park4night.com
- Descarga en el gps de pois de areas: Campercontact.También tiene aplicación móvil.
- Página del fotógrafo Cody Duncan, un enamorado de las Islas Lofoten que nos enseña las rutas hasta los lugares donde ha tomado sus espectaculares fotos.
- Blog personal con un relato sobre las Islas Lofoten.
- Web sobre las Islas Lofoten.
- Sueño de belleza, blog de Ángeles sobre su viaje a Noruega.
- Página web sobre senderismo en Noruega.
- Relato de una pareja de Vitoria con su perro y su furgoneta a Noruega.
- Guías de viaje a Noruega. Os dejo un enlace a Amazon.
Gastos
- Peajes: 201,95€
- Ferries: 677€
- Gasolina: 1191€
- Parkings y áreas de pernocta: 63,924€
- Cargas y descargas de aguas: 9,32€
- Visitas, museos, excursiones: 117,192€
- Comida, restaurantes, regalos: 472,136€
- Multa en Francia: 45€
- Total: 2777,522€
Anónimo
Muchas gracias por los datos tan precisos. Elviria.
Ana Sanchis
ME ha encantado toda la información que habéis dado de vuestro viaje. Me guardo el link en favoritos porque va a ser mi guía de referencia!!
Muchísimas gracias!!
Unknown
que hermoso viaje!! gracias por compartirlo!!
Anónimo
¡¡¡¡¡genial!!!, mucha información y detallada. Muy útil. GRACIAS
Anónimo
Muy bueno!!! por cierto nosotros estamos pensando en llevar a nuestra perrita… tuvisteis algún problema? que piden de vacunas etc…?
Anónimo
¡Qué pasada de viaje!!! muchos datos prácticos y fotos increíbles, me has aclarado muchas dudas. Muchísimas gracias
ac-viajero
Ninguno, no nos pidieron papeles en ningún lado, ni siquiera en la frontera pero por si acaso, debes llevar el pasaporte del perro con la vacuna de la rabia, la desparasitación interna, el chip. Tienes la info aquí: https://www.visitnorway.es/organiza-tu-viaje/consejos-de-viaje/
ac-viajero
Nos alegramos de que sea útil!
Anónimo
muchas gracias por compartir tu viajes y darnos tantas coordenadas…. nosotros nos vamos dentro de quince dias, y leyendo tu relato comentas el mirador korsmyra, en geiranger, lo busco y lo busco y no lo encuentro, se que pones unas coordenadas, supongo que es el parking pero luego no se ver por donde se va al mirador, a ver si me puedes ayudar un poco. Gracias y espero tu respuesta
ac-viajero
Gracias por tus comentarios. El mirador Korsmyra es el parking, el fiordo se ve desde ahí, pero nosotros cruzamos andando la carretera a la derecha y por ahí va un caminito que nosotros seguimos con la esperanza de ver mejor el fiordo, pero no se ve gran cosa. Las mejores vistas están en el mirador del diván (N62º05´27”, E07º13´21”).
Anónimo
muchas gracias…. ya te comentaremos a la vuelta….. que ganas¡¡¡¡
tabata
muchas gracias por tanta y tan buena información me ha ayudado mucho.
Anónimo
Me encantó tu relato, estoy preparando mi viaje y tu información me ha servido de muchísima ayuda
Unknown
Gracias por compartir todos esos datos.
Me vendrán bien. un saludo.
Unknown
VIAJAMOS ESTE VERANO JUNIO DESDE SEVILLA A CABO NORTE BAJANDO POR FINLANDIA HASTA EL 15 DE SEPTIEMBRE,VAMOS A LA AVENTURA,LLEVAMOS DOS CHIGUAGUAS SABEMOS TODO LO NECESARIO PERO TENGO UNA DUDA :LOS PERROS PAGAN LOS FERRIS?SE QUEDAN DENTRO DE LA AUTO? O SE PUEDEN BAJAR AL BARCO CON NOSOTROS?GRACIAS POR COMPARTIR TU VIAJE CON NOSOTROS
ac-viajero
Hola!
Gracias por tu comentario.
En el ferry de Dinamarca a Noruega creo recordar que debajan subir el perro pero como estaba a tope de gente preferimos dejarla en la autocaravana con su agua y su manta, para que estuviera tranquila. En ferris de corto recorrido ni siquiera sales del vehículo así que ningún problema. En ningún ferry nos cobraron por el perro.
Un saludo!
Alessandro
Wow
Alessandro
Hast me dieron ganas de mandar a hacer un mug con esa vista en Kojak Graphic , ustedes son afortunados chicos aprovechen que pueden viajar y tienen los recursos para hacerlo, porque otros como yo no lo tenemos y solo nos podemos limitar a ver las fotos y a cometar lo lindas que estan.
Nuria Melara
Interesante información.
Para las personas que viajamos mucho esta información nos puede ser muy muy útil ya que gracias a ella conocemos los requerimientos y papeleos de cada país al que visitemos. Ahora mismo me encuentro buscando información sobre como obtener la visa home para argentina ya que dentro de un par de semanas tengo que viajar. Muchas gracias por tu información en esta entrada.
agridatos
Hola,
¡Gracias por el gran artículo!